
Tienen pocos
clientes. Ya no pueden estar en las calles o en clubes nocturnos, casi no hay
adonde llevar a la escasa clientela, y no saben utilizar las redes para adaptar
su trabajo a la realidad virtual. En su mayoría mujeres independientes y jefas
de hogar, las trabajadoras sexuales son hoy víctimas invisibles de la crisis
del coronavirus.
El estado
de catástrofe en Chile, seguido del toque de queda decretado por el
Gobierno, obligó al confinamiento obligatorio de la población a partir de las
10 horas de la noche. A esto se suma la cuarentena total y el temor
generalizado frente a un posible contagio de COVID-19; así se han
quedado sin clientes cientos de trabajadoras sexuales en Chile.
"Trabajamos
con contacto humano, así que los clientes bajaron un montón. Se recomendó mucho
que nosotras no hiciéramos citas y tratáramos de no trabajar, y se ha visto
cómo ha bajado la pega (trabajo) para todas", explica a Sputnik la
trabajadora sexual Celeste, de 30 años.
Con
10 años de experiencia como estríper y escort en Santiago y al sur de
Chile, Celeste observa que las más vulnerables entre ellas son "las
trabajadoras mayores que trabajan en la calle". No tienen apoyo, no tienen
alternativas de trabajo en clubes o en formato virtual; tampoco cuentan con departamentos
para "hacer sus propias citas".
"Van
a seguir trabajando las chiquillas. No creo que paren, siempre hay gente más
arriesgada para estas cosas, que tienen que seguir trabajando no más, ¿sino qué
van a hacer?", reflexiona.
Pero
la escasez de clientes no es lo único que afecta a las trabajadoras sexuales en
este tiempo de pandemia, sino el regateo que hacen quienes requieren de sus
servicios. "Ellos esperan que como estamos en cuarentena y hay crisis, yo
debería cobrar menos. En su lógica de mercado, eso es lo que piensan que tiene
que ser", denuncia otra trabajadora sexual en diálogo con Sputnik.
Vesania,
que trabajaba como escort, actualmente mantiene clientes a través de
plataformas digitales. La joven prostituta, que también se dedica a la
producción pornográfica de videos y fotos, tiene una respuesta clara a quienes
le plantean una rebaja de precio: "Les digo 'no'. '¡Al contrario! ¡Yo
debería estar cobrando más porque hay cuarentena!'".
"Si
me voy a estar exponiendo, por lo menos que la hueá (cosa) valga la
pena; esta es mi lógica", explica.
Prostitutas
en la pandemia: entre el peligro y la necesidad
Lo
cierto es que la situación debido a la crisis del COVID-19 se ha
vuelto particularmente complicada para un gran número de personas que trabajan
en la prostitución, como bien lo grafica en entrevista con Sputnik Herminda
González, vocera de Fundación Margen de Trabajadoras Sexuales y secretaria
organizacional de la Red Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras Sexuales.
"Estamos
complicadas, las compañeras están en cuarentena, como en todos los países.
Acá en Chile estamos viviendo la carencia de alimentos, la carencia de poder
pagar nuestros gastos comunes, de pagar alquiler; estamos complicadas, las
compañeras no están pudiendo trabajar, no salen, están en sus casas y el Estado
no está apañando (apoyando)", señala.
González
explica con preocupación que sus compañeras de labores "ya llevan un mes
sin trabajar y es terrible", porque muchas de estas mujeres tienen niños
pequeños que requieren de comida, "todos los días niños piden pan, quieren
la leche, y hay muchos niños pequeños que usan pañales", recalca.
Necesidades básicas, como cualquier mujer, solo que en su caso se puede volver
más peligroso, como lo denuncia Vesania.
"Cuando
hay menos clientes hay compañeras que como se ven urgidas, porque no tienen
ahorros o tienen muchos hijos, y tienen cosas que pagar, ¿qué pasa?, que llega
el gallo (hombre) te ofrece más plata por culiar (tener sexo) sin
condón, y tú como estás en crisis, llevas varios días en que no has tenido
clientes, dices: "chuta (mira), no he trabajado en toda esta semana,
quizás lo hago."
Incluso
la actriz porno revela que, debido a la crisis, varias de sus colegas han
decido atender a clientes que saben se ponen agresivos, "hay muchas
compañeras quizás lo están haciendo por el tema de la crisis, voy a hacer
la wea (cosa), o ya filo (no importa), voy a atender a este cliente
que me trata mal".
A
todas estas dificultades se suma que varias trabajadoras sexuales que alquilan
apartamentos para trabajar, como el caso de Celeste, ven entorpecida su
atención debido a las medidas sanitarias que han tomado las administraciones de
distintos edificios.
"Está
difícil porque yo me arriendo departamento para trabajar, pero en los edificios
no están dejando entrar visitas. Por ejemplo, estaba en Santiago en un
departamento con una amiga y subieron dos clientes y teníamos dos clientes más
y no los dejaron pasar. Nos llamaron así: 'qué onda, ya van dos visitas'.
Entonces, por donde trates de rebuscarlo lo que implica un contacto físico ya
no se va a poder hacer", explica.
Solidaridad
entre trabajadoras del sexo
Frente
a la crisis sanitaria y la grave situación que están viviendo las
trabajadoras sexuales, estas mismas mujeres se ha organizado de distintas
formas para ir en ayuda de sus compañeras.
"Las
mujeres que ejercen el trabajo sexual hoy están mucho más desvalidas y no
tienen apoyo de ningún lado, justamente por eso y como fundación Margen
nosotras acopiamos alimentos y les entregamos a las compañeras una canasta
familiar muy completa", detalla Herminda González.
Una
iniciativa que ha resultado muy exitosa, al ir en apoyo con mercadería y
materiales de higiene y aseo, y que ha sido a nivel regional en Latinoamérica.
"Las compañeras está muy contentas, las primeras que lo hicieron fueron
las compañeras argentinas de AMMAR, seguimos nosotras y después las de
Colombia", cuenta González.
Ella
también reconoce que "son la mayoría de las trabajadoras sexuales
autónomas, virtuales, que no tienen contacto sexual de cuerpo a cuerpo con los
clientes, las que están apoyando a sus compañeras más grandes, mayores de 40, y
a las mujeres, por qué no decirlo a las mujeres adultas mayores".
Trabajadoras
sexuales jóvenes, que han hecho una campaña por redes con sus clientes, y han
recolectado fondos y mercaderías para repartir con las más desvalidas.
"Hicimos
una colecta donde mucha gente nos envió dinero o especies, pero sobre todo
dinero para comprar nosotras canastas familiares para las trabajadoras sexuales
más vulnerables y obviamente estaban muy agradecidas, pero también pasó que no
nos alcanzó tampoco para todas. Entonces, qué pasó', que le dimos prioridad a
las de la tercera edad", cuenta Vesania.
Reinventarse
en la emergencia
Este
tiempo de coronavirus, que ha confinado en las casas a las trabajadoras
sexuales y los clientes, ha forzado a muchas de estas mujeres a incursionar en
servicios de sexo virtual para mitigar las pérdidas.
"Hay
que explorar nuevas maneras de encontrar el sustento. Muchas compañeras escort están
ahora recién probando el trabajo sexual virtual y que quizás nunca se vieron en
la necesidad, pero ahora en el contexto de que no pueden ver a sus clientes o
no tienen tantos clientes como antes, están explorando estas formas y eso es
como una oportunidad", cuenta Vesania.
"Reconozco
que siempre le he tenido un poco de recelo al trabajo virtual", señala
Celeste, quien menciona que tiene un grupo de WhatsApp con un grupo de
compañeras donde decidieron indagar en el trabajo virtual, y aprender de quienes
tienen más experiencia en este soporte, "varias compañeras ya están un
poquito más avanzadas por decirlo, así que les está yendo bien".
Porque
según Celeste como no se puede estar en las calles y sus clientes tiene
necesidades, "tú cachai (entiendes) hombres, la calentura, todo,
no pueden salir, qué hago, qué hago, compro contenido virtual".
Trabajo
sexual en Chile: ¿dónde están los derechos?
Herminda
González como vocera de la Fundación Margen y frente a la precariedad en las
que están muchas mujeres que ejercen el trabajo sexual, hace un llamado al
Gobierno para que se haga cargo de las trabajadoras que están en condiciones
precarias, sobre todo aquellas que lo hacen en forma autónoma y en la vía
pública.
"Son
ellas las que están pasando la necesidad, porque no tienen el sustento de cada
día para llevar a sus hogares, se necesita la ayuda para darle una mejor
calidad de vida", señala González.
Y
les recuerda que "ellas también votan y ejercen el mismo derecho que puede
ejercer cualquier persona, cualquier ciudadano de este país".
Para
la vocera, lamentablemente el Estado no ha hecho cargo de la problemática de
las trabajadoras sexuales, porque hoy día si las mujeres hubiesen estado
reconocidas como trabajadoras hubiesen tenido beneficios del Estado.
"Entonces
sigue en la nebulosa de que las compañeras son escoria, son extraterrestres, no
existen, invisibilizadas totalmente en esta pandemia", concluye.

Fuente:
Sputnik