Vladimir Putin ha declarado
este viernes "abiertos" los juegos olímpicos de invierno de Sochi
2014. Los juegos con más lujo y polémicas según el público.
Con un
homenaje a su propia historia y cultura, un espectáculo lumínico y mucho
frío, Rusia sacó
hoy su orgullo nacional en la ceremonia de inauguración con la que arrancaron
los superlativos Juegos Olímpicos de invierno de Sochi,
los más caros y polémicos de la historia.
Fue lo que se
esperaba, un viaje en el tiempo por todos los momentos gloriosos de la historia
de Rusia,
pero ello no impidió que los fuegos artificiales y la nieve dentro del
prominente estadio Fisht, así como las originales coreografías y puestas en
escena dejaran indiferentes a los casi 40.000 espectadores que asistieron al
escenario a orillas del Mar Negro.
"Declaro
inaugurados los XXII Juegos Olímpicos de Invierno", señaló a las
22:27 horas de Sochi (19:27 GMT) y enfundado
en un traje típico soviético el presidente de Rusia, Vladimir Putin,
la personificación de los Juegos, escoltado en el palco por los numerosos
líderes mundiales que al contrario que los dirigentes de Estados Unidos,
Francia o Alemania sí aceptaron la invitación. El relevo
de la antorcha llegó a su fin después de 65.000 kilómetros de viaje. El fuego
fue pasando por las manos de varias leyendas rusas del deporte: la tenista
rusa Maria
Sharapova se la cedió a la atleta Yelena Isinbayeva,
ésta al ex luchador Alexander Karelin y el gigantón la dejó en manos de la ex
gimnasta Alina
Kabaeva.
La llama
encendió el pebetero finalmente con la ayuda de la ex patinadora artística
Irina Rodnina y del ex jugador de hockey sobre hielo Vladislav Tretiak,
ambos tres veces campeones olímpicos por la extinta Unión Soviética.
Con algunos asientos vacíos en el estadio y con muchos otros ocupados por
propios voluntarios, una música electrónica rusa algo estridente dio paso a la
ceremonia, que comenzó a las 20:14 (17:14 GMT) con el termómetro rozando la
temperatura de congelación del agua y después de casi diez minutos de silencio
sepulcral en las gradas, igual de frías casi que el mercurio.
Nadie se
desprendió de sus abrigos polares durante las dos horas y media de espectáculo
que arrancó con una explicación del alfabeto cirílico entre humo y con luces
apagadas y que siguió con unos prados flotantes entrando por uno de los fondos
del estadio tras los primeros de muchos fuegos artificiales, un total de casi
cinco toneladas de artefactos pirotécnicos. Rusia mostró las cartas que se
guardaba en la manga para sorprender al mundo después de unos últimos meses en
el que las relaciones internacionales quedaron marcadas por la polémica ley
"anti-gay"
que rige en el país más grande del mundo. Una bandera humana con los colores
rojo, blanco y azul ondeó literalmente dentro del estadio antes del desfile de
atletas.
Desde Grecia hasta Rusia, deportistas
de 87 Comités Olímpicos Nacionales más los atletas de India, que competirán
bajo bandera olímpica por una sanción del COI, recibieron un caluroso aplauso
de la grada en algunos casos. Otros se tuvieron que conformar con la algo
repetitiva música "disco" y los saludos de los voluntarios. La
apoteosis llegó con la entrada de la delegación rusa. Por un momento se
olvidaron los 50.000 millones de dólares invertidos, la polémica ley
"anti-gay", los asientos vacíos en el Fisht o la amenaza terrorista
que escaló hoy un peldaño más con el supuesto intento de secuestro de un avión
con destino a Sochi. La música se paró un segundo, la gente se puso en pie y el
estadio estalló en aplausos y júbilo para recibir a la delegación que aspira a
devolverle a Putin algo de oro en forma de medallas.
Los atletas rusos tomaron asiento con
la canción "Harder, better, faster, stronger" (Más duro, mejor, más
rápido y más fuerte) de Daft Punk, como si de un mensaje del Kremlin se
tratará. Apoyado en la "más alta sofisticación que permite la técnica
moderna", como prometió el jefe del comité organizador, Dmitri Chernyshenko,
el equipo de Konstantin Ernst, director creativo de la gala llamada
"Sueños de Rusia", asombró con la función que comenzó a continuación,
un viaje del pasado al presente llegando a una galaxia de atletas en el cielo y
visitando todos los rincones del país más grande del mundo. Barcos, ejércitos,
las conquistas del zar ruso Pedro "el grande", mucha música clásica,
ballet, muñecos y elementos típicos del folclore ruso, una representación de
"Guerra y Paz", de León Tólstoi: en el suelo del Fisht habría lugar
para todos, incluso para inmortalizar la revolución industrial con una
coreografía de ambiente comunista, quizá el momento más emotivo. Las luces
rojas se adueñaron del escenario mientras trabajadores construían con
martillos, sopletes y carretillas los cimientos del imperio comunista. Una hoz
entró por una esquina del estadio. Un martillo hacía lo mismo desde el otro
lado. El símbolo de un imperio con el que no pudo ni el poderoso ejército
alemán de Adolf Hitler por unos instantes en la gala.
La ceremonia, en la que la diva de la
ópera Anna Netrebko cantó el himno olímpico, fue vista, según los cálculos
previos del COI, por 3.000 millones de personas, casi la mitad de la población
mundial. Unas diez mil personas participaron en un show que costó más de 30
millones de euros y que se llevó a cabo en un estadio construido sólo para las
ceremonias de apertura y clausura. Los pocos asientos vacíos no empañaron una
ceremonia llena de vida y color.
"Esta noche escribimos un nuevo
capítulo en la historia olímpica. Son los primeros Juegos Olímpicos de la nueva
Rusia", proclamó el presidente del COI, el alemán Thomas Bach. Los Juegos
de Sochi, los de Putin y los de la "nueva" Rusia ya arrancaron.
Fuente: Agencia DPA