
Primero, el
estallido social obligó la postergación de la Teletón en Chile, que tenía fecha
para noviembre de 2019. Hoy, la pandemia de COVID-19 es el obstáculo. Pero no
solo esto. El tradicional show televisivo benéfico que se replica en América
Latina y otras partes del mundo arrastra polémicas que cuestionan su
continuidad.
La
versión número 41 de la Teletón chilena se lleva a cabo mientras el
país y el mundo se concentra en frenar el coronavirus. La revuelta social
que estalló en Chile el 18 de octubre de 2019 obligó a los organizadores
a aplazar de forma inédita la famosa maratón televisiva de donaciones
en el país que implementó el formato en la región.
La
Teletón tuvo su primera edición latinoamericana en 1978, en plena dictadura
chilena, y desde entonces recauda fondos para personas con discapacidad. Menos
en 2019, cuando los días 29 y 30 de noviembre, marcados para el show, fueron
corridos para abril de este año. Ahora, sus organizadores la han catalogado
como una Teletón de emergencia, ya que abdicó de su formato habitual de 27
horas de transmisión ininterrumpida.
"La
Teletón no se posterga, la Teletón se hace todos los días, lo único que cambia
es el show televisivo", señaló el fundador de la iniciativa en
Chile, Mario Kreutzberger, conocido como Don Francisco, en conferencia de
prensa para aliviar los cambios en su emblemático programa.
Un
grupo reducido de profesionales, sin público, transmitido solamente desde el
Teatro Teletón, sin cierre en el Estadio Nacional, fueron algunas de las
adaptaciones de la organización al contexto pandémico. Asimismo se estableció
una trasmisión acotada en horarios breves, con una recaudación 100 % online y
sin la meta como prioridad.
¿Cómo
funciona la Teletón?
En
el formato original la campaña de la Teletón, que culmina con el extenso show
televisivo donde participan celebridades nacionales e internacionales, son las
personas las que aportan en forma directa el 70 % del dinero de la meta.
Son
cientos de personas, que en forma particular, depositan en la cuenta de la
Teletón, con el objetivo de alcanzar la meta planteada. Monto que año a año
proponen los organizadores y que calculan es el necesario para mantener los
centros de rehabilitación a lo largo del país sudamericano. La cifra recaudada
en la edición pasada alcanzó los 38 millones de dólares actualizados.
Por
su parte, las empresas aportan el 30 % restante, que corresponde a los
productos que venden durante el mes previo al megaevento, y que compran la
mismas personas particulares.
Esta
versión de emergencia sin embargo no aplaca los cuestionamientos que apareja el
show televisivo, que para muchos especialistas dista mucho de fomentar la
inclusión real de las personas con discapacidad al mostrarlos como sujetos de
compasión, que merecen una cruzada solidaria para ayudarlos en su
desenvolvimiento en la vida "normal".
Para
Carolina Pérez, comunicadora radial, docente en Facultad de Medicina de la
Universidad de Chile, y mujer en situación de discapacidad tras un accidente
automovilístico que la dejó tetrapléjica, las principales críticas al
espectáculo televisivo apuntan a que existe una vulneración de derechos hacia
las personas en situación de discapacidad, estipuladas en la Convención
Internacional que firmó Chile en el año 2008, porque "somos expuestos
como objetos de caridad y no como sujetos de derecho", señala a Sputnik.
Asimismo,
explica que el Estado de Chile "ha sido tremendamente violento en no
respetar los acuerdos internacionales y también la ley 20.422 que establece
normas de igualdad e inclusión social para personas en situación de
discapacidad", específicamente sobre las referidas a la rehabilitación
como un deber del Estado y un derecho de estas personas.
A
esto se suma, según Pérez, "la manipulación emocional brutal que existe al
exponer a las personas con discapacidad", desligando la responsabilidad
que tiene el Estado y colocándola en manos de los ciudadanos, sin considerar
cómo los grupos económicos son beneficiados con este show.
"Las
empresas obtienen una ganancia económica tremenda, pero estoy absolutamente
segura que, si no existiera en cadena nacional las 27 horas de violación de
derechos a las personas con discapacidad, las empresas jamás se meterían la
mano en el bolsillo", denuncia.
Donar
para no tributar
Es
un hecho conocido el beneficio que obtienen las empresas participantes del
evento mediante la reducción de impuestos. Grandes empresas al donar a
organizaciones sociales sin fines de lucro como la Teletón se ahorran la mitad
del monto entregado en su pago de impuestos, lo que se traduce en menos
ingresos para las arcas fiscales.
Arcas
que además traspasan fondos públicos de forma directa, "con aportes
anuales millonarios a la Fundación Teletón", como explica Pérez. Fondos
que para ella demuestran que el Estado se puede hacer cargo "no solamente
en la Teletón, sino que de millones de otras cosas más. Se puede hacer cargo
perfectamente bien de la salud, se puede hacer cargo perfectamente bien de
la educación".
Fuente:
Sputnik