
El grupo de científicos
de la Universidad de Chile a cargo del SUCHAI, primer satélite construido
íntegramente en el país austral, vivió hoy la recepción de las primeras señales
emitidas por el vehículo espacial desde la órbita terrestre.
El grupo de científicos de la Universidad de Chile a cargo del SUCHAI,
primer satélite construido íntegramente en el país austral, vivió hoy con
euforia la recepción de las primeras señales emitidas por el vehículo espacial
desde la órbita terrestre, después de su lanzamiento este jueves
en India.
“¡Lo estamos
escuchando! Es una emoción muy grande confirmar que marcha bien, que lo que
implementamos aquí durante tanto tiempo funciona. Es muy bonito ver que lo que
hicimos da sus frutos”, contó a Efe el jefe del proyecto
SUCHAI, Alex Becerra, desde el laboratorio donde trabaja el equipo, justo en el
momento en el que la sonda emitía las primeras señales.
India lanzó con éxito al
espacio el SUCHAI en un cohete en el que eran transportados otros 30 aparatos
de 14 países, lo que ha supuesto un hito histórico para Chile.
“Fue una
alegría ver que el SUCHAI se desplegó en el lanzamiento. Ahora, después de las
primeras pasadas sobre Chile, logramos escuchar algo, así que estamos muy
emocionados”, insistió Becerra.
Pese al éxito de los
primeros pasos, Becerra fue cauteloso y señaló que el nanosatélite aún se puede
enfrentar a varios peligros. “Mucho calor cuando esté frente al sol, mucho frío a la sombra o una
colisión con basura espacial. Su vida útil está entre seis meses y dos años,
esperamos que pueda aguantar el mínimo”, sostuvo.
Tras la alegría inicial, el
equipo centrará sus esfuerzos en evaluar el estado del vehículo espacial.
“Debemos
determinar parámetros técnicos y el estado de las baterías para ver si hay algo
que no nos hayamos percatado de que está funcionando mal. Estas primeras
pasadas son para verificar la buena salud”, comentó.
“Lo más
valioso es el capital humano. Al principio no sabíamos cómo hacer un satélite,
fuimos aprendiendo juntos gracias a la capacidad de todos los participantes”, dijo Becerra.
Su compañero en el
programa, el investigador Carlos González, recordó alguno de los malos momentos
a los que se enfrentaron en estos 7 años desde que nació el programa.
“Ha habido
muchos. Reventaron piezas de las placas, fallaron las baterías, los componentes
no llegaban a Chile por errores en los envíos, cometimos errores, pero crecimos
como equipo”,
resaltó.
El proyecto del
minisatélite costó unos 300.000 dólares y tiene dos finalidades: formar a los
estudiantes y realizar experimentos.
“Queremos
desarrollar la ciencia en el espacio. Llevaremos a cabo una serie de
experimentos, como el medidor de plasma ionosférico, que nos permitirá
registrar las variaciones que se den en esa capa y estudiar fenómenos como las
tormentas solares o las auroras boreales”, afirmó Carlos González, investigador
del SUCHAI.
Ahora, el nanosatélite
orbita sobre la Tierra a una velocidad de 2.500 kilómetros por hora, lo que
provoca que haga entre dos y tres pasadas al día sobre Chile.
El grupo de
investigadores ya se encuentra trabajando en los dos sucesores, los SUCHAI II y
III, que se beneficiarán del éxito de su precursor.
“Vamos a continuar
trabajando, pero ahora tenemos más experiencia y hemos visto que el software y
el hardware que construimos aquí funcionan. Esperamos contar con el apoyo de
otras universidades”, emplazó Becerra, jefe del proyecto SUCHAI.
El investigador realzó el
valor del proyecto, ya que los satélites que Chile había lanzado previamente eran
comprados y no de producción propia.
“Yo creo que
es importante que demos este paso y que seamos capaces de desarrollar este tipo
de tecnología, como hizo Argentina. Te da cierta independencia y un nivel de
desarrollo tecnológico grande”, concluyó.
Fuente: EFE