Karolla
no puede retirar su sueldo del banco ni Fanes llevar a su hija al consultorio.
Ambos son residentes legales en Chile, pero sus documentos están vencidos desde
hace meses, lo que les deja en un limbo jurídico en medio de la pandemia y de
la grave crisis económica.
A
pesar de contar con hijos chilenos y con varios años de residencia en el país,
Karolla (Colombia) y Fanes (Haití) tienen delante un muro difícil de flanquear:
la complicada estructura burocrática chilena y los largos plazos de la
regularización migratoria.
Sus
casos son solo unos de los tantos que se agolpan, como compitiendo entre sí
para aparecer más arriba, en los grupos de Facebook, donde miles de extranjeros
buscan ayuda para resolver sus dudas ante la ausencia de respuestas oficiales.
Una
situación que se ha complicado aún más con la pandemia y el cierre durante más
de seis meses de las oficinas de la Policía de Investigaciones, el Registro
Civil y Extranjería, encargadas de otorgar las visas de residencia y el Rol
Único Tributario (RUT), el número de la cédula de identidad.
El
RUT funciona como llave para acceder a la mayoría de servicios públicos y
privados en Chile y coloquialmente se dice que eres "invisible" sin
él.
Crecimiento
exponencial
Los
trámites de residencia en Chile, explicó a Efe el presidente de la Coordinadora
Nacional de Migrantes, Héctor Pujols, se han ido alargando en el tiempo durante
los últimos diez años, en los que el país ha vivido un crecimiento exponencial
de su población extranjera, que alcanza ya casi el millón y medio de personas.
"Hasta
2016 la cédula de identidad se entregaba en tres meses, después de 2018 están
tardando entre uno o dos años, y lo que tememos ahora es que con la emergencia
sanitaria este proceso pueda demorarse hasta tres años", indicó Pujols.
Durante
ese tiempo, continuó, las personas pueden vivir legalmente en el país pero sin
cédula de identidad vigente, lo que les impide "acceder a un alquiler,
conseguir un trabajo, tener una línea de teléfono o acceder a prestaciones
sociales".
En
total, se calcula que unos 500.000 extranjeros se encuentran en esta situación
de "semi-irregularidad". Uno de ellos es "Marcus", un joven
haitiano que prefiere mantener el anonimato, quien formalizó una primera visa
al llegar a Chile, pero desde entonces se encuentra en el limbo.
"Me
dijeron que todo estaba correcto y 18 meses después recibo una notificación de
que mi visa fue rechazada sin más explicación, lo que supone que debo pagar una
multa que crece cada mes por estar ilegal en el país mientras tramito una
nueva. Es un abuso", dijo.
También
está el caso de Raquel, quien viajó a España durante la pandemia, pero quedó
varada en su pueblo natal Castelserás (Aragón), al ser notificada de que su
visa había sido rechazada, siete meses después de presentar la renovación.
La
directora social del Jesuita Migrante, Michelle Viquez, explicó a Efe que el
país tiene un "sistema fuertemente burocrático, que dura muchísimo y con
unos plazos de respuestas para las personas migrantes súper grandes", una
realidad que no mejoró pese al intento del Gobierno de "implementar el uso
de plataformas digitales".
El
Gobierno publicó durante la pandemia un decreto presidencial para extender la
vigencia de las cédulas vencidas, pero es "difícil su aplicación porque
desde los funcionarios hasta los mismos sistemas de las empresas no aceptan la
base de un carnet vencido",
"Ejemplos
concretos son el retiro del 10 % de los fondos de pensiones, el cobro del
seguro de cesantía o simplemente el poder retirar dinero en el banco",
detalló Viquez.
Mientras
que desde el Registro Civil indicaron a Efe que el decreto obliga a todas las
instituciones, públicas y privadas, a permitir a los extranjeros acceder a sus
servicios con su cédula vencida, pero admiten que no existen fiscalizadores que
velen por su cumplimiento.
Una
reflexión con la que concuerda Viquez, quien denuncia además que esta
problemática está "invisibilizada" porque solo afecta a los
migrantes, uno de los colectivos más afectados por la crisis económica derivada
de la pandemia.
Fuente:
EFE