Mantener la
actividad física e incorporar alimentos ricos en fibras y bajos en sodio
ayudarán a no comprometer la salud vascular.
Agosto
es conocido como el mes del corazón y es frecuente encontrarse con una serie de
artículos que hablan de su cuidado o cómo reconocer problemas o enfermedades
relacionadas. No obstante, poco se habla del sistema circulatorio, vital para
que el corazón bombee la sangre al organismo y donde pueden gestarse graves
problemas, como infartos o accidentes cerebrovasculares, si no está en óptimas
condiciones.
Este
sistema está conformado por una compleja red de venas y arterias, que podría
extenderse hasta los 160 mil kilómetros si las extrajéramos y extendiéramos
fuera del cuerpo. Además, es clave para el adecuado funcionamiento del
organismo, ya que la sangre transporta oxígeno y nutrientes esenciales a todas
las células del cuerpo, proporcionando la energía necesaria para el metabolismo
celular y el funcionamiento de los órganos.
Paula
Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada, indica que “considerando lo
fundamental que es, mantener un buen flujo sanguíneo será vital para una vida
larga y saludable, y podemos ayudar a este fin a través de una buena
alimentación y la ingesta de ciertos nutrientes claves, evitando el consumo de
alimentos procesados o ricos en grasas saturadas”. También señala que, a
diferencia de lo que se piensa, los problemas circulatorios no están
relacionados sólo con personas mayores, por lo que es fundamental que estos
nutrientes sean ingeridos en todas las etapas de la vida y se mantenga una
alimentación balanceada.
No
obstante, la profesional enfatiza que se debe poner atención en las causas de
los problemas circulatorios para evitar consecuencias graves. “No sirve de
mucho ingerir ciertos alimentos si no somos conscientes de los factores que
ponen en riesgo nuestro sistema. Entre los principales se encuentra el
sedentarismo, la obesidad, el tabaquismo y enfermedades como la diabetes”.
Al
llevar un estilo de vida sedentario, se pierde fuerza y masa muscular lo que
-entre otros- disminuye la circulación sanguínea, ya que el flujo sanguíneo
saludable depende del movimiento. Por su parte, la obesidad supone una carga
adicional para el corazón, las articulaciones y el sistema vascular. Mantener
un peso saludable reduce el riesgo de diabetes, enfermedades cardíacas y
colesterol alto, que puede depositarse en las paredes de las arterias,
reduciendo el flujo sanguíneo.
¿Qué comer?
La
farmacéutica comenta que, aunque no hay estudios suficientes que concluyan una
relación directa entre vitaminas o minerales y ciertos alimentos y el
desarrollo de patologías vasculares, sí existen antecedentes para señalar que
algunas de ellas ayudarían a reducir los riesgos de padecerlas.
Especias: Entre ellas
encontramos la cúrcuma, la pimienta cayena, el jengibre y la canela. “La
cúrcuma favorece la resistencia de los vasos sanguíneos, mejorando la
circulación, ya que contiene curcumina, un potente antiinflamatorio que ayuda a
prevenir los daños causados por los radicales libres a las células sanas y en
endurecimiento de venas y arterias”, comenta Molina. Además, agrega que la
pimienta de cayena estimularía la circulación, mientras que el jengibre tiene
compuestos fenólicos con propiedades antiinflamatorias y vasodilatadoras, que
ayudan a mejorar el flujo sanguíneo en venas y arterias, junto con inhibir la
formación de placas de grasa en los vasos sanguíneos, previniendo enfermedades
como infartos, arterioesclerosis y derrames cerebrales.
Alimentos ricos
en fibras:
Esto no sólo ayudará a mantener o controlar el peso de una persona, sino que
también ayudará a reducir el colesterol. Entre los alimentos con alto contenido
están las legumbres (especialmente las lentejas), verduras de hojas verdes,
harina y arroz integral, avena y la chía, entre otros.
Vitaminas: En este grupo,
podemos encontrar la vitamina C que evitan la formación de coágulos de sangre y
vuelven más fuertes los capilares y arterias, y podemos encontrarla en frutas
como la naranja, mango o kiwis, junto con verduras como el pimiento rojo.
Además, está la vitamina B3 o niacina, que aumentaría el flujo de sangre y
fortalecería los vasos sanguíneos. Esta podemos encontrarla en el pollo, el
atún, huevos o el maní. “Por último, las vitaminas E y K aportarían a que no se
formen coágulos en la sangre y a que se ensanchen los vasos sanguíneos para una
correcta circulación, y la oxigenación en las venas, respectivamente”, recalca
Molina. Entre los alimentos ricos en estos nutrientes encontramos frutos secos
como las almendras y avellanas, palta, pescado, aceite de oliva, espárragos y
espinacas, entre otros.
Asimismo,
la profesional destaca que uno de los principales factores para ayudar a que
nuestro corazón y sistema circulatorio estén en buenas condiciones es una
correcta hidratación y la actividad física. “Esto siempre apuntará a la
prevención, reduciendo los riesgos de que se presente alguna patología. Ahora, si
alguna enfermedad relacionada ya está declarada, ayudará a mantener los niveles
y lograr una buena calidad de vida”, comenta.
En
este sentido, Molina hace hincapié en llevar controles médicos regulares (ya
sea para detectar patologías o hacer seguimiento sobre ellas), mantener los
tratamientos farmacológicos -en caso de tenerlos- y no hacer ningún cambio
drástico en la dieta sin consultar antes al profesional, sobre todo cuando
existen otras enfermedades de base.
De
acuerdo con el Departamento de Estadística e Información de la Salud (DEIS) del
Ministerio de Salud, en 2022 el 23% de los fallecimientos en Chile se
atribuyeron a enfermedades cardiovasculares, siendo la primera causa de muerte
en el país. “La prevención es clave. Mantener un correcto funcionamiento del
sistema circulatorio y del corazón evitarán riesgos de episodios que podrían
ser fatales, como un infarto o un ACV”, finaliza la profesional.