Según científicos,
el sismo de Iquique sólo alivió parte de las tensiones de la placa de Nazca,
precisamente en la mitad, y el riesgo de otros temblores importantes son
elevados en la región.
El
devastador sismo de abril en el norte del país no bastó para liberar
las tensiones enormes acumuladas en el subsuelo en los 150 últimos años y aún
puede haber megasismos en la zona, advierten dos estudios publicados este
miércoles.
El
1º de abril de 2014, un terremoto de una magnitud 8,2 Richter sacudió a
las regiones de Tarapacá y de Arica y Parinacota, provocando importantes daños
y la evacuación de cerca de un millón de personas.
Según
los geólogos, este violento sismo -con una réplica al día siguiente de magnitud
7,6- fue resultado de tensiones acumuladas a nivel de la falla que corre a lo
largo de la costa en el lugar de placa de Nazca, que se hunde bajo la
placa sudamericana al ritmo de unos 7 centímetros por año.
Antes
de los temblores sentidos en Iquique, ningún sismo de envergadura se había
registrado en esta zona desde el de 1877, de una magnitud evaluada entre 8,6 y
8,8, consecuencia de la ruptura de la falla sobre una distancia de 500 km de
longitud.
Los
especialistas anticipaban por lo tanto desde hacía tiempo un poderoso sismo y
pudieron pensar que el episodio de Iquique permitió liberar las fuerzas
colosales acumuladas a nivel de la placa de Nazca, "bloqueada" desde
fines del siglo XIX.
En
ese caso, el norte de Chile habría quedado al amparo de la amenaza de un
megasismo por un tiempo, antes de que las tensiones vuelvan a acumularse.
Pero
los estudios de los dos equipos independientes de sismólogos, publicados en la
revista británica Nature, prueban que eso no es así.
Según
los científicos, el sismo de Iquique sólo alivió parte de las tensiones de la
placa de Nazca, precisamente en la mitad, y el riesgo de otros temblores
importantes son elevados en la región.
"Actualmente
hay una probabilidad mayor de megasismos al norte o al sur" del punto
afectado en el otoño austral de 2014, escribe Gavin Hayes y su equipo del
centro de información norteamericano sobre sismos.
A
las mismas conclusiones inquietantes llegó el equipo dirigido por Bernd Schurr,
del centro de investigaciones alemán sobre geociencias de Potsdam. Ese estudio
estima que el estrés que se acumula en el subsuelo frente a las costas de Chile
podría provocar un sismo de magnitud 8,9 si se liberase de un solo golpe.
Aunque
el sismo de Iquique haya modificado un poco el reparto de esas fuerzas y pueda actuar
como "una barrera", "el potencial sísmico de esta zona sigue
siendo elevado", advierte.
A
falta de poder prever el lugar y el momento preciso donde puede ocurrir la
catástrofe, "los sismólogos chilenos y del mundo entero deben ahora
dedicarse a la difícil tarea de comunicar sobre ese riesgo, incierto pero
elevado, sin parecer alarmistas", destaca el equipo de Gavin Hayes.
Fuente:
AFP