Michelle Bachelet se
convirtió en la primera mujer que es reelegida presidenta de Chile, tras vencer
este domingo en la segunda vuelta de los comicios a la candidata de la derecha,
Evelyn Matthei, quien reconoció el triunfo de su contendiente.
Bachelet obtuvo un resultado de un
62,16 %, frente al 37,83 % de Evelyn Matthei, con el 99,96 % de las 41.349
mesas escrutadas.
Tras agradecer el triunfo a sus
partidarios en un acto realizado a casi dos manzanas del Palacio de La Moneda,
sede del Ejecutivo, la exdirectora de la ONU dijo que "hoy abrimos una
nueva etapa (...) Debemos marcar un nuevo destino y estoy al servicio de
ustedes compatriotas", señaló.
"En este tiempo Chile se ha
mirado a sí mismo y ha decidido que es momento de iniciar transformaciones de
fondo. La victoria de esta jornada es un sueño colectivo que triunfa",
agregó
La directora de ONU Mujeres ahora
sonríe menos, guarda más silencios y permanece rodeada de un estrecho
"circulo de hierro", que visa cualquier acceso que alguien desee
tener a ella.
"Siempre he sido madura y seria,
pero sigo siendo súper alegre", reconoce la candidata.
Aunque su aura haya mutado, no es
timidez o inseguridad precisamente lo que irradia. Por el contrario, la nueva
Michelle se muestra más decidida a impulsar grandes cambios en un país menos
tolerante con la desigualdad.
Con un programa que despertó severas
críticas de la derecha gobernante, Bachelet quiere reemplazar la Constitución
heredada de la dictadura de Augusto Pinochet, garantizar la educación gratuita
y de calidad y subir los impuestos a las empresas de un 20 a 25 %.
La propia candidata ha reconocido que
su proyecto es ambicioso, pero tiene a su favor una gran popularidad y los
buenos resultados que la Nueva Mayoría obtuvo en las parlamentarias celebradas
el pasado 17 de noviembre.
Bachelet, en todo caso, tiene
experiencia en enfrentar escenarios cuesta arriba.
El camino recorrido no ha sido fácil
para esta médico cirujana, pediatra y epidemióloga de la Universidad de Chile,
de 54 años, que domina seis idiomas, se casó dos veces, está separada y es
madre de tres hijos.
Verónica Michelle Bachelet Jeria nació
el 29 de septiembre de 1951 en Santiago y fue la segunda hija de la antropóloga
Angela Jeria y del general de brigada aérea Alberto Bachelet, colaborador del
gobierno de Salvador Allende, quien falleció por torturas en prisión después
del golpe militar del 11 de septiembre de 1973.
La muerte de su padre marcó la vida de
Bachelet que cuando se produjo el golpe militar tenía 22 años y militaba en las
Juventudes Socialistas.
Un año después de la muerte de su
padre fue detenida junto a su madre por la policía secreta y trasladada a
"Villa Grimaldi", el peor centro de reclusión de la dictadura.
"Me separaron de mi madre. Me
empezaron a interrogar. Me torturaron (...), me cuesta recordar, como que se me
bloquearon los malos recuerdos. Pero lo mío no fue nada al lado de lo que
sufrieron otros", relató en una entrevista.
Tras ser liberadas, madre e hija se
exiliaron en Australia y luego en la República Democrática Alemana, donde
Bachelet prosiguió su carrera de Medicina en la Humboldt Universitat, de
Berlín.
Regresó a Chile en 1979, retomó sus
estudios y se tituló como médico cirujana, al tiempo que retomaba la actividad
política y colaboraba con ONGs de apoyo a hijos de torturados y desaparecidos.
Familiarizada desde niña con los temas
castrenses, Bachelet también realizó un curso sobre estrategia militar en Chile
y otro en el Colegio Interamericano de Defensa, en Washington.
En 1995 fue elegida miembro del comité
central del Partido Socialista y en 1998 se integró en la comisión política,
para posteriormente sumarse al gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006) primero
como ministra de Salud y después como titular de Defensa.
En poco tiempo, Bachelet tomó el mando,
demostró una estoica fortaleza y, sin rencores ni debilidades, se ganó el
respeto de los militares.
Una de las situaciones que recuerda
con mayor tensión es haber coincidido en el ascensor de su casa con uno de sus
torturadores.
Durante su gestión en Defensa,
comenzó, además, a ganar popularidad en las encuestas.
Su imagen pública quedó marcada
cuando, durante unas inundaciones en el sector norte de Santiago, apareció
encaramada en un tanque dirigiendo la operación de rescate de los damnificados.
Ese día, según los analistas, nació el
"fenómeno Bachelet", aunque pocos imaginaban que se convertiría en la
primera presidenta de Chile y en una líder política suficientemente convincente
como para aglutinar tras de sí a formaciones políticas que van desde el centro
hasta la izquierda.
Superando iniciales reticencias,
Bachelet incluso ha logrado incorporar a su proyecto a un grupo de jóvenes
diputados elegidos recientemente que hasta hace poco lideraron el movimiento
estudiantil.
Por eso, hay quienes auguran que su
presidencia será "potente" e "intensa".
"Su gobierno será el más difícil
desde Allende y su programa, el más transformador desde entonces", comenta
un cercano colaborador.
Ella, con una tranquilidad que muchas
veces irrita a sus adversarios, no muestra temor frente a los nuevos desafíos
que se ha impuesto.
"Tengo experiencia para conducir
este proceso con responsabilidad y gobernabilidad, porque nadie quiere una
crisis en el país", aseguró.
Fuente: Agencia EFE