Chile no solo se caracteriza por sus bellos paisajes y por gozar de una economía estable dentro de la región, lamentablemente, también lo hace por el elevado consumo de alcohol entre sus habitantes. De acuerdo con los datos proporcionados por el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA) en 2017, 1 de cada 2 personas reconoce haber consumido alcohol en algún momento, siendo especialmente preocupante que los jóvenes de entre 15 y 24 años consumen en promedio ocho bebidas alcohólicas en solo una reunión social. En este contexto, y con la celebración de las Fiestas Patrias acercándose, momento en que el consumo aumenta considerablemente, es fundamental comprender cómo afecta a nuestro organismo y cómo podría modificar nuestro ADN.
En el proceso biológico de consumo de alcohol, una de las fases de metabolización conlleva la producción de acetaldehído, un compuesto altamente tóxico. Según lo explicado por Ricardo Di Lazzaro Filho, Médico y cofundador de Genera, “este compuesto puede unirse al ADN, creando aductos que pueden interferir con la replicación y reparación del ADN, lo que puede resultar en mutaciones y, en última instancia, en enfermedades como el cáncer”, según explica.
Continuando con las implicaciones en el ADN debido a este consumo, es relevante resaltar que puede desencadenar un proceso denominado “estrés oxidativo”, el cual tiene el potencial de provocar lesiones en el material genético a nivel celular. Di Lazzaro, explica que “además, algunos metabolitos del alcohol, como el acetaldehído, son conocidos por ser agentes genotóxicos que pueden formar aductos en el ADN y las proteínas, lo que puede llevar a mutaciones y a daño genético”. En términos sencillos, esto significa que los daños en el ADN pueden resultar en disfunciones celulares y enfermedades crónicas, como un mayor riesgo de padecer cáncer en órganos como el hígado, la boca y el esófago. Además, estos daños pueden afectar la función reproductiva y el desarrollo fetal.
Ante estas implicaciones, es importante destacar que no existe un nivel de consumo de alcohol que pueda considerarse seguro para el ADN. Incluso la ingesta mínima puede tener consecuencias negativas en el organismo, pero es evidente que los riesgos y efectos perjudiciales tienden a aumentar en proporción a la cantidad y la duración del consumo. El cofundador de Genera, cuenta que “el consumo moderado de alcohol ha sido asociado con un riesgo elevado de ciertos tipos de cáncer, lo cual sugiere que incluso niveles bajos de exposición podrían tener un impacto negativo”.
En este contexto, es importante destacar qué genes pueden resultar afectados. Por ejemplo, uno de los genes que ha sido objeto de estudio en relación con la predisposición al alcoholismo es el FAAH. Di Lazzaro, agrega que “algunos artículos científicos señalaron una asociación entre la variante Pro129Thr del gen y la gravedad de la dependencia al alcohol”.
¿Es posible reparar el daño al ADN?
La respuesta no es definitiva, ya que, aunque las células del ADN poseen un mecanismo de reparación, no siempre son completamente efectivas. Además, la dificultad y gravedad del daño aumentan respectivamente con el consumo frecuente y prolongado de alcohol. En algunos casos, este daño puede incluso dar lugar a mutaciones permanentes, según señala el especialista.
No obstante, un acceso importante de información es la detección del grado de afectación en el ADN mediante pruebas genéticas. Di Lazzaro, explica que “estas pruebas pueden revelar cambios específicos en secuencias de ADN o en la expresión de ciertos genes que podrían estar asociados con daño inducido por alcohol. Además, ciertos test pueden identificar individuos que tienen una predisposición genética a metabolizar el alcohol de una manera que podría hacerles más susceptibles al daño en el ADN”.
Uno de los test genéticos capaces de proporcionar esta información es "Test de Salud", "Genera You", el cual ofrece un resumen de las características que revelan la predisposición al alcoholismo y la nicotina entre otras.