El complejo de
radiotelescopios que integran ALMA (Atacama Large Millimeter Array), el mayor
observatorio astronómico terrestre, fue inaugurado hoy en el norte de Chile,
desdedonde se podrán escrutar los recovecos más lejanos y desconocidos del
Universo.
"Estamos en el
mayor sitio de observación del planeta", declaró el director de ALMA,
Thijs de Graauw, durante la ceremonia de inauguración, celebrada en el centro
de apoyo, situado a 2.900 metros de altura y a unos 40 kilómetros de la
turística localidad de San Pedro de Atacama.
El presidente chileno,
Sebastián Piñera, presente también en el acto, resaltó que ALMA, considerado el
radiotelescopio más poderoso del mundo, permitirá "adentrarnos en los
secretos del origen del universo, de la vida y de nuestra galaxia".
Este complejo
astronómico, que cuenta actualmente con 57 de sus 66 antenas ya instaladas,
es fruto de una asociación entre Norteamérica, Asia del Este y Europa, que han
invertido un total de 1.400 millones de dólares en su construcción.
Su puesta en marcha
oficial se escenificó con un contacto en directo con el Llano de Chajnantor, a
5 mil metros de altitud, donde se encuentran las antenas, que se movieron al
unísono para apuntar directamente hacia el centro de nuestra galaxia, la Vía
Láctea.
Este observatorio fue
concebido en los años 80 a partir de tres proyectos separados de europeos,
norteamericanos y asiáticos, que confluyeron en los años 90 y se concretaron a
principios de esta década.
En 2003 se inició su
construcción, en 2009 se instaló la primera antena de ALMA y en octubre de 2011
se iniciaron sus primeras operaciones científicas formales con un tercio de su
capacidad operativa.
Sus antenas no
funcionan como los telescopios ópticos tradicionales, sino como
radiotelescopios, es decir, están diseñadas para detectar las longitudes de
onda milimétricas y submilimétricas, aproximadamente mil veces más largas que
la luz visible.
La observación de estas
longitudes de onda largas permite a los astrónomos estudiar objetos muy fríos
en el espacio, como las densas nubes de polvo cósmico y gas donde se forman
estrellas y planetas, así como objetos muy fríos en el Universo primitivo.
Para su ubicación se
eligió el Llano de Chajnantor, que reúne las características propicias para un
proyecto de esta envergadura.
Al ser ésta una zona de
extrema sequedad, ALMA esquivará uno de sus principales obstáculos, el vapor de
agua presente en la atmósfera, que absorbe la luz de las ondas milimétricas y
submilimétricas y distorsiona las señales que llegan del espacio.
Además, la extensión de
la planicie posibilitará que las antenas se puedan desplegar a distancias entre
sí, desde 100 metros hasta 16 kilómetros y, al estar ubicada cerca del ecuador,
ALMA podrá también observar gran parte del universo.