Las
bombas irritantes que se usan para dispersar manifestaciones pueden provocar
lesiones oculares graves e incluso ceguera, alertó un estudio de la Facultad de
Química y Biología de la Universidad de Santiago.
Los
doctores Moisés Domínguez y Raúl Mera señalaron que las personas en exposición
continua a los gases lacrimógenos pueden sufrir irritación y quemaduras, lo que
considera "particularmente preocupante" si el efecto se produce en la
superficie del ojo.
Miles
de chilenos han sido expuestos a estas sustancias a raíz del estallido social
del 18 de octubre.
Las
manifestaciones populares han sido fuertemente reprimidas por Carabineros
mediante la utilización de abundante gas, agua y balines que han dejado a más
de 230 personas con lesiones oculares, entre ellas dos que perdieron la visión
total.
Las
bombas tienen solventes que se absorben por la piel y entran por el sistema
sanguíneo con grados de toxicidad, lo que puede repercutir en daños al ADN,
advirtió Domínguez.
"Con
daños en el ADN pueden provocarse mutaciones varias y terminar con cáncer,
tumores y muchos otros desórdenes bioquímicos", apuntó.
La
investigación reconoce que no se conoce la fórmula exacta de las bombas usadas
por Carabineros, pero que los compuestos orgánicos comúnmente utilizados son
los agentes CR, CN y CS.
"El
agente CN puede descomponerse con cierta facilidad en presencia de agua, dando
como resultado ácido benzoico (que no es tóxico ni peligroso) y ácido
clorhídrico, un ácido fuerte y corrosivo, que en exposición continua puede
producir irritación y quemaduras, algo particularmente preocupante si esta
hidrólisis del CN se da en la superficie del ojo", aseveró el informe.
Domínguez
detalló que "el ácido clorhídrico es un ácido corrosivo y si entra en
contacto con la piel o cualquier tejido, va a quemar y, con el tiempo, destruir
dicho tejido.
Este
ácido es el mismo que se tiene en el estómago para digerir los alimentos, por
lo que es relativamente fuerte.
Si
entra en contacto con los ojos, una persona fácilmente podría quedar
ciega".
A
su juicio, esto dependerá del tiempo y la cercanía de la persona al momento en
que cae la bomba.
El
académico describió también que estas bombas tienen solventes que se absorben
por la piel y entran por el sistema sanguíneo, con grados de toxicidad.
"Además
del compuesto irritante mismo, las lacrimógenas utilizan otras sustancias para
lograr que el irritante salga a presión y se disperse en el aire.
Algunas
de estas sustancias pueden ser peligrosas por sí mismas".
Cualquier
compuesto que pueda atravesar membranas implica que puede entrar a las células
del cuerpo y dañar el ADN.
"Con
daños en el ADN pueden provocarse mutaciones varias y terminar con cáncer,
tumores y muchos otros desórdenes bioquímicos.
Hay
una razón por la que las células tienen una membrana que impide que muchas
sustancias ingresen a ella, pero estas sustancias que se utilizan en los gases
lacrimógenos tienen la capacidad de penetrar estas membranas", observó.
Aunque
tradicionalmente se las ha considerado seguras, las pruebas son relativamente
pequeñas y aplicadas a "varones jóvenes y sanos (típicamente voluntarios
de las fuerzas armadas de EEUU).
No
se contemplaban niñas, niños, mujeres, adultos mayores, ni personas con
problemas de salud previos (tales como asma)".
Los
autores creen que la exposición a compuestos reactivos que atraviesan membranas
celulares podría tener varios efectos no específicos, "de consecuencias
indeseables".
"Uno
no puede decir que las lacrimógenas nunca pueden usarse, pero estas deben ser,
ciertamente, el último recurso de Carabineros, y no el primero como está
siendo", afirmó.
"Como
no se conocen los efectos, no se sabe lo que puede ocasionar en la población, y
como no se sabe lo que puede ocasionar en la población. en mi opinión, es una
irresponsabilidad el uso indiscriminado de esta arma química", concluyó
Domínguez.
Fuente:
ANSA