La huelga de
hambre que llevan a cabo los presos políticos mapuche en el sur de Chile
reabrió el debate acerca de la aplicación del Convenio 169 de la OIT sobre
pueblos indígenas y la lucha por su autonomía. Sputnik conversó con Héctor
Llaitul, vocero de la Coordinadora Arauco Malleco, sobre esta histórica
reivindicación.
La
huelga de hambre de los presos políticos mapuches, que supera los 120 días en el
caso de los prisioneros de Angol, y que depuso el machi Celestino Córdova tras
lograr un acuerdo con el Gobierno chileno, ha relevado uno de los temas
centrales de las reivindicaciones exigidas por el pueblo mapuche: la demanda
por autonomía y territorio.
Según
especialistas, la demanda por autonomía y territorio se podría lograr y
desarrollar bajo las disposiciones contenidas en el Convenio 169 de la
Organización Internacional del Trabajo de 1989, y en la Declaración Universal
de Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas del 2006, ambas
ratificadas por Chile, pero que en la práctica no se han aplicado.
"El Convenio
169 de la OIT consagra importantes derechos en relación a los pueblos
indígenas, no obstante, el Estado chileno demoró 20 años en ratificarlo. Esto
es un claro indicio de la nula importancia que para este tienen los pueblos
originarios. Por lo mismo, la invisibilización del mapuche por un
lado y la criminalización de sus demandas por el otro son parte de una misma
estrategia", señala Luis Ernesto Tricot, sociólogo y magíster en Gobierno
y Política Latinoamericana, en diálogo con Sputnik.
Tricot,
quien es autor del libro Autonomía, el movimiento mapuche de resistencia,
indica que tras el fin de la dictadura cívico militar en el país
sudamericano no ha existido ninguna voluntad política real de entregar
autonomía, ni libre determinación a los pueblos originarios.
"Por
lo demás, ni libre determinación ni autonomía, como una expresión de la
anterior, se entregan, simplemente se ejercen. Para eso lucha el pueblo
mapuche", aclara el sociólogo.
Un
ejercicio que bien conoce Héctor Llaitul, vocero de la organización mapuche
Coordinadora Arauco Malleco (CAM), expreso político mapuche, que pasó cerca de
10 años en prisión y quien fuera objeto del montaje de la policía chilena
conocido como Operación Huracán. En conversación con Sputnik, Llaitul explica
la importancia y el concepto que tiene para la CAM la autonomía.
"Es
absolutamente necesario en la causa mapuche la lucha por la autonomía. Para la
reconstrucción de la Nación mapuche. Por eso nos vamos reapropiando del
concepto para entrar, no solamente en el debate, sino estar en concreto con
nuestra práctica política, con nuestra acción política", puntualiza
Llaitul.
"Toda
vez que planteamos la recuperación de las tierras o del territorio, y hacemos
ocupación efectiva de los espacios territoriales que cada vez son más amplios y
quedan bajo control mapuche. Ahí se produce el conflicto real, que es
histórico, ahí se produce el conflicto en los hechos", añade.
¿Qué
es la autonomía indígena?
Para
la CAM, en palabras de Llaitul, lo fundamental para reconstruirse como pueblo,
y de donde surge todo el planteamiento de la resistencia mapuche, pasa por
el control territorial.
"Es
una forma que tenemos de defender lo propio, y lo que vamos recuperando sobre
la base de ejercitar esta plataforma de control territorial. Entonces así
nosotros entendemos la autonomía y obviamente así la vamos desarrollando como práctica
política", precisa.
Para
la CAM es un verdadero proceso por la vía de los hechos. Es el desarrollo de un
tipo de autonomía que han denominado Autonomía Revolucionaria.
"Se
trata de alguna manera del inicio de un proceso que implica el desalojo del
poder burgués, la transformación de esa relación de poder que tiene el mercado,
el Estado centralista en el Wallmapu ancestral (territorio mapuche), en el
territorio ocupado".
De
alguna manera, puntualiza Llaitul, es la recuperación del territorio despojado,
para que se desarrolle o se reproduzca el mundo mapuche, "desde una
perspectiva más integral y a decir no solamente de tipo material, sino de tipo
simbólico, cultural, ideológica y espiritual que permita la reconstrucción del
Pueblo Nación mapuche".
Tres
dimensiones de la autonomía
Héctor
Llaitul advierte que ellos asumen la autonomía como una concepción y lógica
central en su práctica política, y la entienden en una triple dimensión.
"El primer aspecto es que debe ser entendida como independencia política,
organizativa. Eso implica dejar de ser subordinados o dependientes de los
partidos políticos, de la institucionalidad, de todo el Estado".
Un
segundo aspecto tiene que ver con la autoafirmación de la propia identidad
como mapuche, "y esta autoafirmación implica la resignificación de lo
propiamente mapuche, lo cultural, lo identitario, lo cosmovisionario, y todo lo
que de ahí deviene en materia espiritual".
Finalmente,
se trata de desarrollar lo que entienden como autonomía de pensamiento, lo que
está relacionado con "la descolonización ideológica que es, de alguna
manera, reafirmar el pensamiento de nuestros antepasados, el rakiduam (pensamiento
en mapudungun) que nos legaron nuestros antiguos".
Estas
tres disensiones, en términos ideológicos o políticos, y el control
territorial, como práctica política, son para la CAM la forma en la que han
realizado la reivindicación de la autonomía en los hechos.
Este
concepto de autonomía difiere totalmente con la que ostenta el Estado chileno,
la que también contrasta con la que poseen otras organizaciones mapuche, según
el sociólogo Luis Ernesto Tricot.
"La
diferencia es esencial: para el Estado no existe ni existirá nunca autonomía y
para el movimiento mapuche sí. Es decir, no hay una distinción solo conceptual,
sino factual. El Estado Nación chileno es unitario y lo ha sido así desde su
génesis en el siglo XIX", precisa.
El
vocero de la CAM, por su parte, señala que los protagonistas que están hoy día
en demanda por la autonomía entregan diferentes planteamientos: "Hay
distintos horizontes en el escenario, hay expresiones que plantea la autonomía
regional u autonomía pactada dentro del Estado".
Hay
otros que están planteando la autonomía como "una suerte de consideración
federalista". Sin embargo, la CAM reitera un tipo de autonomía que es
"de facto, en los hechos, revolucionaria".
"En
donde nosotros, en base a la lucha y la resistencia, ejercemos control de esos
predios, que disputamos a las forestales. Los que desarrollan la industria
forestal con políticas extractivistas depredadoras", denuncia.
"Ahí
está el problema que es por cierto de estructura. Ahí está el punto de
inflexión de este conflicto, cuando nosotros chocamos contra esos intereses del
gran capital en nuestra realidad inmediata. ¿Para qué? Para recuperar esos
territorios, desalojando ese poder y reinstalando el poder mapuche o la
realidad mapuche", añade.
Declarar
la región de la Araucanía como plurinacional y multicultural, como lo sugirió
en 2014 la Comisión Asesora Presidencial para la Descentralización, en el
segundo mandato de Michelle Bachelet, para los involucrados no alcanza a
resolver el tema de autonomía en el caso del pueblo mapuche.
Esto
porque para Tricot, el movimiento mapuche es muy heterogéneo y
coexisten distintas propuestas en torno a las ideas de plurinacionalidad y
pluriculturalidad. Una contempla participar en la institucionalidad chilena,
"transformando el carácter uninacional y unicultural del Estado
decimonónico chileno, declarándose como Estado plurinacional como un
paso importante hacia la libre determinación".
Otros
piensan, según expresa el sociólogo, que se pueden establecer ciertas áreas
autónomas donde pueda ejercerse la autodeterminación. Y también hay
segmentos del movimiento mapuche que no creen en un Estado plurinacional,
"puesto que esta sería otra forma de sojuzgamiento a la institucionalidad
chilena".
Para
Héctor Llaitul, justamente, esta no es una solución política viable, porque
"la plurinacionalidad nunca ha sido ni es nuestro objetivo político,
porque en el fondo representaría más de lo mismo en esta relación de opresión
que sufrimos por parte de dos Estados (Chile y Argentina)".
Con
esta propuesta "no se cuestiona la relación de ocupación y dominación que
tenemos como pueblo nación mapuche", precisa el vocero. "Representa
una cuestión meramente jurídica de orden interno. Consiste en rediseñar al
Estado desde la Constitución y ciertas leyes solo para que lo pueblos indígenas
puedan participar como sujetos colectivos y no como pueblo, y menos como Nación
originaria con derechos a territorio y autonomía", detalla.
Son
solo derechos culturales y de tipo político mínimos que estarían igualmente
"subordinados al ordenamiento estatal, el que por cierto es capitalista y
de formato colonial, expresado en concreto hoy en la imposición de un
modelo neoliberal al servicio de los grupos económicos que, a través de
sus inversiones, depredan los territorios con políticas extractivistas".
Por
ello, la CAM cuestiona esta salida institucional porque consideran que en el
fondo los mapuche se estarían "subsumiendo al poder y en el fondo nos
vamos a diluir o vamos a terminar siendo funcionales a ese poder, y de ahí no
hay ningún avance sustantivo en materia de lo que es la reivindicación o la
demanda histórica de territorio y autonomía".
"A
nosotros se nos puede entender como más rupturistas, porque nosotros hemos
hecho el uso de la violencia política, con fines de lograr el control
territorial y avances concretos para derechos políticos y territoriales, pero
todo en base a la resistencia y la autodefensa", explica Llaitul.
"Por
eso es que como CAM reafirmamos con más fuerza que nuestro camino es luchar por
la verdadera autonomía, la revolucionaria, la de facto, la de hecho. Con un
proceso de acumulación de fuerzas mapuche, en base a los dos pilares
estratégicos que son la resistencia y reconstrucción de nuestro pueblo, y
sentar así las bases de un verdadero proceso de liberación nacional
mapuche", declara.
De
igual a igual
Para
el sociólogo Luis Ernesto Tricot todas las políticas indígenas de los últimos
30 años, ya sean de los gobiernos de la Concertación, la derecha y la Nueva
Mayoría "han sido un absoluto fracaso, de lo contrario no se mantendría el
conflicto".
Esto
porque en primer lugar, según Tricot, se han excluido siempre a los
actores centrales de la problemática chileno mapuche, "a las
organizaciones y comunidades en resistencia". Y en segundo lugar, porque
justamente "se ha dejado fuera de toda discusión el tema de la
autonomía".
Además,
para el sociólogo el Estado chileno se ha equivocado rotundamente en su
búsqueda de resolver el conflicto mapuche, esto "porque lo ha tratado como
un conflicto mapuche, y no como un conflicto chileno-mapuche, para ser más
precisos aún, entre el Estado chileno y el pueblo mapuche".
A
lo que se suma, según Tricot, que lo ha intentado solucionar policialmente,
"es decir militarizando las comunidades, reprimiendo, aplicando la ley de
seguridad interior del Estado y la Ley antiterrorista".
Junto
con la entrega de recursos económicos, "convirtiendo a los mapuche en
pequeños emprendedores, en beneficiarios de magros proyectos, créditos o
retazos de tierras. Nunca ha entendido que la solución es política y que ello
pasa por aceptar que el movimiento mapuche solo está dispuesto a conversar de
autonomía. Eso significa conversar de igual a igual".
Hacia
una Nación mapuche
La
reconstrucción de la Nación mapuche es una aspiración de gran parte de este
pueblo originario, una reconstrucción que en caso de la CAM "implica
desobedecer, rebelarse, e insubordinarse a todas las formas de expresión no
mapuche, de tipo occidental winka (chilenos no mapuche)".
Un
restablecimiento que también pasa por la recuperación del ordenamiento
mapuche, las entidades y autoridades tradicionales.
"Lo
que nosotros planteamos frente a la Constitución, por ejemplo, es anteponer lo
propio, el collaqtún. ¿Qué es collaqtún?, es una forma expresiva
política que tenían nuestros antepasados. Que es por sobre los trawun (reunión)
en donde nuestra gente se da un propio ordenamiento interno mapuche, más
amplio, es político, normativo, institucional, pero mapuche, en los butalmapu (regiones),
en los territorios", recalca Llaitul.
Una
reconstrucción que impide a la CAM hacerse parte de las invitaciones de las
autoridades locales como alcaldes o concejales, y también a toda la
institucionalidad del Estado chileno.
"Nosotros
como CAM, no participamos en la institucionalidad, porque es opresora y
antimapuche y por eso nuestros esfuerzos van en la dirección también de
reforzar a las autoridades tradicionales, reforzar a nuestros lonko (cabeza
jefe), nuestras machi (médicas), nuestros werkén (voceros),
nuestros ñempin pu ñidol (líder referente)", señala el vocero de
la CAM.
"Con
ellos nosotros nos vamos a ordenar y a direccionar esta lucha autonomista, y
con ellos nosotros vamos a trabajar para reconstruir los 'lof' (comunidad),
reconstruir los 'rehue' (espacios sagrados ), los 'butalmapu' y
finalmente la liberación del Wallmapu (todo el territorio ancestral
mapuche)", sentencia Llaitul.
Fuente:
Sputnik