Bajo un intenso sol otoñal, unas 100 mil personas, disfrutaron este sábado y domingo de la segunda versión en Santiago del festival de rock Lollapalloza, que congregó a unas 60 bandas de todas las corrientes musicales.
Por segundo año consecutivo, el tradicional festival -con más de 20 años de trayectoria- se instaló en el Parque O'Higgins de Santiago, un inmenso pulmón verde en el centro de Santiago, en el que se montaron cinco escenarios diferentes que funcionaron en paralelo.
Uno de ellos volvió a albergar al llamado 'Kidzapalooza', dedicado a los niños y por donde pasaron diversas bandas infantiles, permitiendo a padres y madres disfrutar de la música junto a sus hijos.
Este año el plato fuerte fue la presentación de '31 minutos', un reconocido programa infantil de marionetas chilenas que se ha exhibido en varios países de América Latina, y que por primera vez hacía una presentación en vivo de las canciones del programa.
"Vine a ver a los 31 minutos porque me gustan las marionetas, y también porque quiero jugar con otros niños", dijo a la AFP Carlos, un pequeño de ocho años que disfrutada del espectáculos junto a sus padres.
En otro lugar otras dos atracciones captaban la atención de los asistentes: un stand que permitía tomarse fotografías con una enorme cámara y la otro en el que un imitador de Elvis Presley casaba a parejas al estilo de la ciudad de Las Vegas.
"El festival no es sólo música, ¡incluso uno se puede hasta casar y que mejor que con el rey!, comenta Manuel, mientras espera su turno para casarse simbólicamente junto a su novia.
En otros sectores, se instalaron varios locales de ventas de comida y bebidas, que no daban abasto para atender a las cerca de 100.000 personas que congregó el festival en sus dos días, un 20% más que el 2011, según la organización.
La gran convocatoria, que incluyó a cientos de visitantes de países vecinos como Brasil, Argentina y Ecuador, asegura su continuidad el próximo año.
"El festival vino para quedarse en Chile, esa es la proyección que tenemos, que se quede por muchos años", señaló Sebastián de la Barra, productor chileno del evento.
A diferencia del año pasado, en su última versión mejoraron varios aspectos, sobre todo las boleterías.
"Aprendidos de algunos errores del año pasado", dijo por su parte Perry Farrell, creador del festival en la ciudad estadounidense de Chicago en 1991.
"Mejoramos la boletería, tenemos más gente que hable portugués e inglés para que atiendan a la gente. Los artistas son mejores que el año pasado, sin decir que los del año pasado fueran malos", agregó.
Después de dos décadas, el festival emigró el año pasado por primera vez fuera de Estados Unidos para instalarse en Santiago. Tras su éxito, se proyectó una nueva versión en la capital chilena y otra en Brasil, hasta donde se trasladará la próxima semana.
En Santiago la extensa cartelera la encabeza Foo Fighters, una banda estadounidense liderado por Dave Grohl, baterista de la mítica agrupación Nirvana, y que cerraba el festival la noche de este domingo.
También destacan la participación de los rockeros británicos Arctic Monkeys y la solista irlandesa Björk, que la noche del sábado realizó una tecnológica presentación que incluyó a 29 coristas en el escenario.
Del circuito más alternativo participan también bandas como Cage The Elephant, el DJ Calvin Harris, MGMT Joan Jett & The Blackhearts, TV on the radio, Thievery Corporation y el argentino Gustavo Cordera, quien se desnudó al finalizar su show.
Chile, por su parte, fue representado por 15 bandas, entre ellas el legendario grupo folclórico Los Jaivas, con 50 años de carrera.
"Uno siempre agradece este tipo de oportunidades que se nos van presentando en el trayecto. Creemos que hicimos un lindo trabajo con la gente", comentó a la AFP, Mario Mutis, el histórico bajista de la banda.
Además de la música, Lollapalooza envió un fuerte mensaje ecologista: bajo las iniciativas 'Rock & Recicle' y 'Carbono Neutral', se reunió a 1.600 voluntarios para reciclar toda la basura que se emitió en el festival y bajar la huella de carbono emitida durante el festival.
"La idea es que el público, además de disfrutar la música, se comprometa con el cuidado del planeta", dijo Álvaro Morales encargado de la campaña.