Coincidiendo con la
festividad de San José,
el Vaticano vive hoy, 19 de marzo, una cita
histórica, ya que el nuevo Papa, Francisco,
preside la Misa de inicio de
Pontificado y de entronización, en el que le será entregado el Anillo del Pescador, símbolo del
máximo poder eclesiástico.
La celebración ha comenzado cuando el sucesor de Benedicto XVI entró en la plaza de San Pedro del Vaticano montado en un papamóvil descubierto, que le
permitió saludar a los miles de fieles que abarrotaban el lugar, e incluso
acercarse a algunos de ellos. Seguidamente, el Papa Francisco ha
acudido con varios arzobispos a la cripta de la basílica, donde se encuentra la tumba de San Pedro, para el
tradicional rezo que los nuevos Pontífices realizan al comienzo de su Papado.
En esta conmemoración el Papa Francisco ha recibido los símbolos que
distinguen allíder
de la Iglesia Católica del
resto de miembros. Así, el cardenal Jean-Louise Tauranha
impuesto al Pontífice el palio,
una estola de 2,6 metros de lana de oveja en la que están tejidas cinco cruces
negras, que se diferencian de las rojas que visten los cardenales. Por otra
parte, el decano del Colegio Cardenalicio,
Angelo Soldano, ha sido el encargado de entregarle el Anillo del Pescador, en el que está
representado San Pedro con
las llaves y las redes.
El Papa Francisco ha mostrado su dominio de
diferentes lenguas, ya que las lecturas se han realizado en inglés y en español, la homilía se ha oficiado en italiano y el Evangelio se ha recitado en griego.
Asimismo, Jorge Mario Bergoglio ha
querido simplificar la celebración y no ha dado la comunión a
los fieles, sino que han sido sacerdotes y diáconos los que se
han encargado de dar la sagrada forma a los congregados en la plaza de San Pedro.
Palabras
Al comienzo de sus intervenciones, el Papa Francisco ha dado las “gracias al Señor por poder celebrar esta Santa Misa
del inicio del Pontificado”. Igualmente, se ha acordado del
anterior Papa, Benedicto XVI,
reconociendo que “nosotros estamos cerca en la oración, llena de afecto y
reconocimiento”.
Como inicio de su Pontificado, Bergoglio ha
hecho una verdadera declaración de internciones sobre lo que debe regir su
mandato. "Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio, y que también el Papa, para ejercer el poder, debe entrar
cada vez más en ese servicio que
tiene su culmen luminoso en la cruz; debe poner sus ojos en el servicio
humilde, concreto, rico de fe, de san José". Además, ha afirmado que el
Papa debe
"abrir los brazos para custodiar a todo el Pueblo de Dios y acoger con
afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente los más pobres, los más
débiles, los más pequeños”.
Por último, y siguiendo la línea de las últimas
intervenciones del ahora Papa emérito Benedicto XVI en las que criticaba a parte de la
jerarquía eclesiástica, Francisco ha recordado a los fieles en la plaza
de San Pedro que “el odio, la envidia y la
soberbia ensucian la vida”.