Jhonatan Alarcón, investigador de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile, lideró el estudio de numerosos huesos extraídos desde un nuevo yacimiento de fósiles de la era de los dinosaurios en la Región de Atacama. El trabajo, publicado en la revista Cretaceous Research, reveló la existencia de distintos ejemplares de pterosaurios de la familia Ctenochasmatidae, reptiles alados que habrían alcanzado una envergadura superior a los tres metros. El hallazgo se suma a otros pterosaurios del mismo grupo encontrados 65 kilómetros más al sur, lo que confirma la amplia presencia de estos dragones voladores en el norte del país.
“Cerro Tormento”. Este nombre dio un equipo de científicos de la Universidad de Chile, el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), la Universidad Andrés Bello, el Museo Nacional de Historia Natural (MNHN) y la Universidad de San Luis (Argentina), a una empinada montaña de más de 4.300 metros de altitud ubicada a 121 kilómetros al noreste de la ciudad de Copiapó, en pleno Desierto de Atacama. Este remoto lugar fue el escenario de una campaña paleontológica el año 2018 que develó la existencia de un verdadero cementerio de pterosaurios en el área, uno de los pocos existentes en el mundo. Durante esta expedición, los investigadores extrajeron diversos fragmentos fósiles para su posterior estudio en el laboratorio de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile, trabajo que permitió identificar a estos reptiles alados como pertenecientes a la familia Ctenochasmatidae.
El estudio, publicado en la revista Cretaceous Research, involucró varios huesos desarticulados en buen estado de conservación, entre los que se encuentran un fémur, una tibia, húmeros y vértebras cervicales. Jhonatan Alarcón, investigador de la Facultad de Ciencias de la U. de Chile que lideró esta investigación, explica que estos verdaderos dragones voladores de la era de los dinosaurios se caracterizaban por tener cuellos y hocicos alargados, con cientos de dientes finos y muy juntos que les permitían alimentarse mediante la filtración del agua, de manera similar a como lo hacen los flamencos. Sobre estos especímenes, en particular, destaca que el tamaño de sus huesos sugieren que superaban los 3 metros de ancho con las alas extendidas, característica que los distingue de otro pterosaurio de la misma familia hallado en Argentina llamado Pterodaustro guinazui, que alcanzaba una envergadura de 2,5 metros.
El paleontólogo detalla, además, que estos pterosaurios vivieron durante el Cretácico temprano, comprendido entre 145 y 100,5 millones de años atrás. “Por ahora, no conocemos la antigüedad de estos ejemplares con mayor precisión, aunque existen dataciones en rocas pertenecientes la Formación Quebrada Monardes (unidad geológica en la que se preservaron los huesos de pterosaurios), que afloran en otra localidad denominada río Pulido, que sugieren una edad cercana a los 144 millones de años. Aunque esa datación nos da una idea de la posible antigüedad de los pterosaurios que hallamos en Cerro Tormento, es necesario realizar un estudio de las rocas en las que están preservados los huesos para tener una idea más exacta de su antigüedad”, señala.
Una de las principales hipótesis de los investigadores es la existencia de una posible relación de esta colonia de pterosaurios con los registros descubiertos anteriormente en Cerro La Isla, también asignados a la familia Ctenochasmatidae, pero que se ubica 65 km al sur de Cerro Tormento. El hallazgo de pterosaurios de la misma familia en ambas localidades confirma la amplia presencia de este grupo de reptiles voladores en lo que hoy es el norte chileno. Por ahora, sostiene, “los únicos huesos comparables entre ambas localidades son las vértebras cervicales, las cuales muestran una morfología y proporciones similares. Debido a esto, sospechamos que los pterosaurios de Cerro La Isla y Cerro Tormento podrían corresponder al mismo género o incluso a la misma especie”. En ese sentido, agrega, “uno de los desafíos a futuro es identificar si los pterosaurios de ambas localidades representan al menos una especie nueva, y si corresponden a una misma especie”.
Un cementerio que aún guarda muchos secretos
Los primeros indicios de este cementerio de pterosaurios se conocieron en el año 2013 durante una salida a terreno de estudiantes de la carrera de geología de la Universidad de Chile. Edwin González y Hermann Rivas, estudiantes en ese momento, encontraron algunos huesos sueltos preservados en lajas de roca, aunque no lograron dar con el sitio específico del que procedían. Fue así que el año 2018 la Red Paleontológica de la Universidad de Chile organizó una expedición al lugar integrada por Mario Suárez, Omar Vicencio, Roy Fernández, Edwin González y Jhonatan Alarcón.
“La campaña fue difícil, ya que disponíamos de muy pocos días de trabajo, y la pendiente de la ladera de los cerros y la altitud hacía que los recorridos por la zona fueran muy agotadores. Prácticamente cada 15 a 20 pasos teníamos que detenernos a descansar. Llegamos al punto en el que descubrieron los huesos en el 2013, pero no encontramos nada. Recorrimos la zona por un par de horas sin encontrar un solo hueso. Cuando ya perdíamos la esperanza, literalmente en la punta del cerro, hallamos una capa de arenisca llena de huesos desarticulados. Recolectamos lo que pudimos en el tiempo que teníamos”, relata Jhonatan Alarcón, quien señala que desde entonces no han podido organizar nuevas expediciones a Cerro Tormento para continuar la extracción de más restos.
En este sentido, destaca que el nuevo yacimiento “tiene un potencial indudable para la realización de nuevos hallazgos de pterosaurios. La capa que preserva los huesos es bastante extensa y quedan muchos huesos preservados en ella, los cuales esperamos recolectar durante los años venideros”. Para explicar esta abundancia de huesos, el paleontólogo de la Universidad de Chile explica que “lo más probable es que algunos especímenes murieran en el lugar o fueran transportados distancias cortas por los flujos de las mareas o por inundaciones de ríos”, precisando que podría tratarse de una colonia que habitó este ambiente estuarino por sus condiciones de seguridad. Por otra parte, indica que hasta el momento no han encontrado evidencia de otros animales o plantas en la zona, lo que también esperan dilucidar en próximas expediciones.
Hallazgo de trascendencia mundial
Esta nueva zona rica en fósiles de pterosaurios del período Cretácico representa un descubrimiento de gran relevancia paleontológica, ya que “a nivel mundial son escasos los hallazgos de varios individuos de pterosaurios preservados juntos. Además, los huesos de pterosaurios de Cerro Tormento están preservados en 3 dimensiones, lo cual es poco común, ya que los huesos de estos animales suelen preservarse rotos y aplastados debido a que son muy frágiles. Ello da la oportunidad de analizar características que difícilmente pueden observarse en especímenes aplastados”, comenta Jhonatan Alarcón.
Por otra parte, sostiene que los hallazgos de pterosaurios en Chile son escasos, y la mayoría está representado por materiales incompletos. De esta forma, enfatiza que “Cerro Tormento da la oportunidad de incrementar el conocimiento sobre los pterosaurios que vivieron en lo que hoy es Chile, y potencialmente generar estudios de impacto internacional”. Agrega, además, que “realizar estudios como este sin duda es un aporte para el conocimiento del patrimonio natural de la Región de Atacama. Esperamos que hallazgos como este sean incorporados dentro de la identidad de aquella región, y que a su vez motive el interés de la población general por la ciencia, especialmente de los más jóvenes”.