Por
Suzanne Wylie
Directora Ejecutiva de Fundación Reforestemos
Por
sexto año consecutivo, Chile se convierte en el primer país de Latinoamérica en
entrar en sobregiro ecológico. Esto significa que hemos consumido, en apenas
cinco meses, todos los recursos naturales que nuestro territorio puede
regenerar en un año. Desde ahora y hasta diciembre, vivimos a crédito
ambiental, hipotecando el bienestar de las generaciones futuras.
Una vez más, la fecha se adelanta. Una vez más, repetimos la misma historia. Este año lo hicimos seis días antes que en 2024. Cada adelanto es una señal de alarma que, una y otra vez, decidimos ignorar.
El sobregiro no es un concepto abstracto: es el resultado directo de cómo habitamos nuestro territorio. Tal como advierte la organización Global Footprint Network, las tres grandes amenazas que enfrentamos son claras: crisis climática, pérdida de biodiversidad y contaminación por plásticos.
Frente a este escenario, la restauración ecológica es una necesidad urgente. Reforestar con especies nativas permite recuperar suelos, proteger la biodiversidad, regular el ciclo del agua, capturar gases contaminantes y restablecer los equilibrios ecológicos perdidos. Pero no solo puede quedar ahí, también requiere transformar nuestros hábitos de consumo, la forma en que producimos, habitamos y usamos los recursos naturales.
Y no puede ser solo un gesto simbólico. Debe convertirse en una política estructural, con metas ambiciosas y resultados medibles. Necesitamos un compromiso real del sector público, privado y de toda la ciudadanía. Que el Estado impulse políticas sostenidas, con financiamiento adecuado; que las empresas integren la sostenibilidad como parte de su estrategia; y que las personas tomen decisiones conscientes y participen activamente en iniciativas locales.
Cada hectárea restaurada es una promesa cumplida: la de devolverle a la naturaleza lo que por tanto tiempo le hemos quitado.
Chile no está condenado a repetir esta historia. Pero para cambiarla, tenemos que actuar ahora. Hagamos de esta crisis una oportunidad para construir un país más responsable, resiliente y conectado con su entorno natural. Juntos, podemos cambiar el rumbo. Que esta vez, sea la última vez que se repita la misma historia.