La Dra.
Daniela Doussang, de la
Facultad de Ciencias de la Vida de la Universidad Andrés Bello, detalla la
importancia de disminuir la huella ecológica para reducir el impacto del Cambio
Climático. Además, de indicar que uno de efectos visibles de mayor relevancia
que afecta a la fauna y flora silvestre, es el cambio del uso de suelo.
En
el Día Internacional del Cambio Climático, Daniela Doussang, Dra. en
Cs. Veterinarias de la Facultad de Ciencias de la Vida de la U.
Andrés Bello, realiza un análisis de cómo el Cambio Climático ha impactado en
la biodiversidad chilena y, por qué las especies chilenas han sido afectadas
por este. “Hoy enfrentamos una preocupante pérdida de biodiversidad,
debido a distintos factores, siendo el cambio en el uso de suelo el de mayor
relevancia, seguido de la explotación de especies, el Cambio Climático,
correspondiente al aumento de la temperatura y variación del clima y precipitaciones”, explica.
La
académica, quien ha desarrollado su trabajo en el área de la biodiversidad,
agrega que “Chile es considerado un país altamente vulnerable a estos
cambios y el conocimiento del impacto del Cambio Climático aún es escaso. Sin
embargo, ya han sido detectados algunos de sus efectos en especies de fauna
silvestre, principalmente en cambios en la distribución de estas a nivel
latitudinal y altitudinal. Otros cambios se han observado en algunas aves,
especialmente en aves migratorias, también en su distribución, así como en sus
períodos de nidificación”, resalta.
La
experta advierte que, actualmente, “nuestra especie desde distintas áreas
está acelerando los procesos de extinción de otras especies a una velocidad
nunca antes vista”. Por ello, la académica en biodiversidad y
Ciencias Veterinarias de la UNAB, señala que es urgente y “necesario
realizar cambios que nos permitan generar una forma de vida más sustentable y
equilibrada con el medio ambiente”.
Ante esto, Doussang explica
que una de las principales medidas para mermar los impactos del Cambio
Climático en la biodiversidad “sería reducir nuestra huella ecológica, es
decir, el consumo de recursos y la producción de desechos que generamos, el que
está influenciado por nuestro estilo de vida, ya que actualmente consumimos más
recursos y producimos más desechos de los que el planeta puede asimilar.
La
experta añade que “se requiere, modificar nuestro modelo social y pasar de
una cultura altamente consumista, enfocado en el crecimiento económico, a un
sistema socio ecológico enfocado en la sustentabilidad y en la conservación de
la biodiversidad”.
¿Qué
medidas adoptar para reducir esta huella ecológica? Según la académica de la
UNAB; “reciclar, reducir consumo de carne, utilizar energías renovables,
alimentación sostenible, utilizar medios de transporte con menos emisiones y
reducir la huella de carbono a través de la reforestación. Estas medidas nos
permiten, por ejemplo, ir disminuyendo la concentración de Gases Efecto
Invernadero (GEI)”.
Impacto
en las especies chilenas
En
cuanto a las especies nativas silvestres nacionales, la experta apunta
que “se estima que el ecosistema mediterráneo podría ser el más afectado,
debido al aumento de la temperatura (2 a 4 °C.), igualmente, la disminución de
las precipitaciones derivaría en la expansión de ecosistemas semiáridos y
áridos”.
“En
el caso de Chile, estas áreas, además, corresponden a las más pobladas, lo que
agrega factores de amenaza para las especies que allí habitan y podría haber un
gran impacto en la distribución de las especies en esta zona, restringiendo y/o
disminuyendo los nichos de algunas especies”, detalla Doussang.
En
ese contexto, la académica de la carrera de Medicina Veterinaria de
la UNAB explica que “el desierto costero debido a la disminución de la
floración, la vegetación de algunas áreas ya no es suficiente para sostener
poblaciones de guanacos, haciendo que estos modifiquen su distribución. En el
Parque Nacional Fray Jorge, desde el fenómeno del Niño (2003) se generaron
cambios asociados con la composición de los ensambles de mamíferos,
fluctuaciones en las especies y aumento de especies exóticas”.
Asimismo,
existen cambios en la distribución de aves, los que también han sido
observados. Existen registros de especies de aves como el zorzal (Turdus
Falcklandii) o chincol (Zonotrichia Capensis) en Isla Diego Ramírez, en la
región de Magallanes, zonas en las que no habían sido registradas
anteriormente, evidenciando un aumento en el rango de distribución. Asimismo,
especies como chercán (Troglodytes Gedon) y bandurria (Theristicus Melanopis)
han extendido sus tiempos de residencia en Reserva de la Biósfera Cabo de
Hornos. Otro ejemplo, es el picaflor de cora (Thaumastura Cora) quien luego de
un año de floración extendió su distribución desde Copiapó hasta La Serena.
La
experta subraya que las especies han evolucionado a lo largo de la
historia para vivir en un nicho ecológico específico, la mayoría con un rango
de distribución definido. No obstante, existe variabilidad en esta adaptación y
algunas especies pueden adaptarse más fácilmente a los cambios que otras.
La
académica hace hincapié en la importancia de considerar que los cambios en el
medio ambiente están siendo demasiado rápidos y que no permiten que los
genes-de las especies- a través de previa selección natural alcancen a
adaptarse. Por lo tanto, el Cambio Climático puede modificar las interacciones
entre las especies, alterar procesos fisiológicos y comportamentales.
Algunos
ejemplos son “las tortugas marinas que tienen determinación sexual por
temperatura, el sexo de una tortuga marina es determinado por la temperatura
que hay en la playa en el periodo de incubación del huevo, la arena más
caliente genera como resultado un mayor número de hembras”, comenta.
Además de ello, “el pingüino de Adelia (Pygoscelis Adeliae) adaptado al
hielo ha disminuido sus poblaciones debido a los deshielos, mientras que las
poblaciones de pingüino papúa (Pygoscelis Papua) han aumentado, en cuanto a los
anfibios, puede haber repercusiones por el Cambio Climático tanto directas como
indirectas, siendo la temperatura de gran relevancia en la regulación de
procesos fisiológicos, tales como consumo de O2, frecuencia cardiaca y
digestión. Altas temperaturas y variaciones en la humedad generan una reducción
de la actividad en algunos anfibios. Indirectamente, también las altas temperaturas
pudiesen disminuir la disponibilidad de alimentos para estadios
juveniles”, remarca.