Se
estima que este año, las divisas enviadas al exterior superarán los US$1.800
millones, con un incremento de 20% respecto de 2018, cifra que ubica a nuestro
país como líder en la región, seguido por Panamá, que registra cerca de US$ 800
millones.
El fuerte aumento de la
inmigración en Chile ha posicionado a nuestro país como líder en América Latina
en remesar divisas al exterior, con US$1.800 millones proyectados para este
año. La cifra supera la anotada por Panamá, que registra cerca de US$ 800
millones anuales.
El resto de los países
de la región son receptores netos de divisas, encabezados por México con casi
US$ 33.500 millones. Sin embargo, si se considera el tamaño de las economías,
Haití es el mayor receptor, al representar las remesas el 39% de su PIB. Le
siguen naciones como El Salvador y Honduras con cerca del 20%, según
estadísticas de Inter American Dialogue.
El dinamismo del
mercado de envío de dineros al exterior fue analizado en el marco de 1er
Encuentro Latinoamericano de Inmigración y Envíos de Dinero, que reunió a empresas
remesadoras, bancos, embajadas, organismos de Gobierno, auditoras, compañías de
seguros, fondos de pensiones y organismos internacionales, entre otros.
“Mensualmente se
realizan cerca de 600.000 transacciones por un promedio de US$ 220. Por países,
los colombianos son los que remesan más con US$ 416 al mes, seguidos por los
brasileños con US$ 317 y los bolivianos con US$ 223. En cambio, los menores
montos corresponden a los haitianos (US$ 109), dominicanos (US$ 151) y peruanos
(US$ 175)”, detalló el presidente de More Chile, Carlos Grossman.
Falta de regulación
“Este escenario genera
una serie de dificultades para los operadores. Muchos de ellos son filiales de
empresas extranjeras, las que han adoptado y aplican los estándares de
fiscalización y auditorías de sus casas matrices. Así como nuestra legislación
respecto de la inmigración necesita adaptarse a las nuevas circunstancias,
también es necesario actualizar nuestras políticas respecto de la industria de
remesas”, informó el economista y director ejecutivo del Encuentro, Luis
Eduardo Escobar.
La falta de regulación
y el desconocimiento que hay sobre este mercado, incluso a nivel de los
organismos del Estado, se traduce en dificultades para operar y en la negativa
de muchos bancos a abrir cuentas corrientes a las remesadoras.
“Las
empresas remesadoras -enfatizó Escobar- están aquí para quedarse porque desarrollan
una actividad necesaria y bien valorada por sus usuarios. Lo que cabe es que
entre el Estado y los privados diseñemos un sistema que permita el desarrollo
de esta actividad de forma competitiva y segura para todos los involucrados,
especialmente los inmigrantes”.