Más de 20.000 fieles se aglomeraron en las afueras del santuario del
Pueblo de la Tirana para vivir la víspera de la Fiesta de Nuestra Señora del
Carmen. La ceremonia estuvo presidida por Mosneñor Guillermo Vera, en compañía
del Obispo de Villarrica, José Javier Stegmeier.
Con una explanada
y calles laterales absolutamente repletas, se vivió en el Santuario de Nuestra
Señora del Carmen de La Tirana, una nueva y emocionante jornada de vísperas.
Como es
tradicional, los numerosos feligreses fueron el marco maravilloso de Fe y
Devoción a nuestra Patrona de Chile. Minutos antes de las 22 horas, ya se
invitaba a los bailes a detener sus danzas y hacer silencio, recogiendo el
Espíritu en la espera del inicio de la Eucaristía, la que fue presidida por
Monseñor Guillermo Vera y concelebrada entre otros muchos sacerdotes, entre
ellos, por el Obispo de Villarrica Monseñor Francisco Javier Stegmeier.
La salida de la
imagen de La Chinita desde el interior del templo, ubicada en un sitio de honor
al centro del altar, dio paso al canto de entrada. Fue aquí en el rito inicial
en donde el Rector del Santuario, Padre Carlos Inarejo, invitó a la diversidad
de la asamblea; Pueblos originarios, Changos y Calicheros, Soldados y
Peregrinos, músicos y bailes a unirnos como verdaderos hermanos y “Contemplar
la imagen de María del Carmen, quien, desde el centro del altar, desde el
centro de nuestra Fe, nos quiere cobijar como verdadera Madre bajo su manto
sagrado”.
En su particular
estilo de cercanía y pertenencia al Señor, el Obispo de Iquique, Vera introdujo
a la asamblea en un momento de mirada interior, de sincera súplica del perdón
de nuestro Padre Dios. Como años anteriores “La palabra del Señor” avanzó desde
el fondo de la plaza, precedida por bailarines y entre los miles de celebrantes
que abrían paso a Jesús presente en el Libro Sagrado, mientras un bailarín de
los Pieles Rojas aclamaba el Santo Evangelio, desde el ambón.
El reciente
eclipse de sol vivido en esta zona, sirvió de referente para que en su homilía
nuestro Obispo señalara que desde el “Cielo nos ven”; ven el servicio, la
devoción la entrega de nuestra Iglesia y su pueblo, pero también el Señor ve
con pena nuestras debilidades, nuestros pecados, ve con dolor nuestra
indiferencia y falta de compromiso. Es así como reforzó el mensaje, invitación
constante también del Santo Padre, en lo que significa la atención del más
necesitado, del doliente, del que requiere nuestra atención como discípulos de
Cristo e hijos de María. Haciendo referencia también a la creciente necesidad
de acogida con nuestros hermanos migrantes. “Dios nos está mirando y espera
mucho de sus hijos” aclaró Mons. Vera durante su mensaje.
La celebración
continuó con momentos de activa participación de la asamblea, especialmente en
los tradicionales cantos de comunión; Bailarín del Silencio y Rocío de la Pampa
remecieron la explanada. Recuperado el silencio y luego de la Oración
postcomunión, con profundo respeto fue expuesto el Santísimo Sacramento para
con su presencia y utilizando su misma custodia, el Obispo invitado invocara la
Bendición final sobre la concurrida asamblea.
Aún faltaban
varios minutos para las 24 horas y por ello la invitación fue a que,
imaginariamente, remontándonos al pasado, “nos uniéramos en oración para vivir
la Historia del Santuario de La Tirana”, comenzando de inmediato una nueva
Oración Universal en donde representante de la Pastoral Andina, luego de bailes
religiosos, fueron alternando oraciones hasta el momento preciso en que siendo
la hora cero del 16 de Julio, rompe el Alba en una explosión de Alegría, Fe y
Devoción. La Reina del Tamarugal nuevamente fue quien abrió el canto desatado
entre sollozos de miles de feligreses que con mucha Fe esperan volver a
reencontrarse con su Chinita en la versión 2020 de la Fiesta de la Reina del
Tamarugal.