La conmemoración de los tres meses de protestas en Chile coincidió con
una nueva gran marcha en la céntrica Plaza de Italia, renombrada como
Plaza de la Dignidad, en la que la policía sacó el camión de agua y lanzó botes
de gas para dispersar a un sector de manifestantes que respondían con el
lanzamiento de piedras. En este contexto, se conoció que el presidente Piñera
descendió hasta el 6% de popularidad, la cifra más baja de la historia de los
dirigentes de América Latina.
Solo la temporada navideña pudo bajar la intensidad de las
protestas en Chile. Una pausa que ha finalizado en el momento en el que
se cumplen tres meses desde el inicio de las marchas.
Miles de chilenos volvieron a salir a la céntrica Plaza de Italia,
renombrada como Plaza de la Dignidad, en Santiago de Chile, para continuar
protestando contra el Gobierno de Sebastián Piñera.
Como en anteriores ocasiones, durante la manifestación, la Policía sacó
el camión de agua, y no por el calor, sino en una actuación que pretendía
dispersar, junto con los botes de gas, a unos manifestantes que respondían con
el lanzamiento de piedras.
Además de estos enfrentamientos, gran parte de la jornada se desarrolló
de forma cívica, con pancartas como la que rezaba "Renuncia Piñera" y
con cánticos que ya forman parte de la banda sonora de las protestas como
"El pueblo unido jamás será vencido", "Chile despertó" o
"El baile de los que sobran", de Los Prisioneros.
Las reivindicaciones sociales se funden con la
protección de los derechos humanos
El 18 de octubre de 2019, después de la entrada en vigor de la subida de
30 pesos en el billete de metro de Santiago de Chile, se iniciaron unas
protestas, que demostraron que el descontento venía de lejos en fondo y
tiempo.
No fueron solo los 30 pesos: los manifestantes empezaron a demostrar que
"el milagro económico chileno" nunca fue tal. Un modelo más justo,
una educación y sanidad gratuitas y de calidad, así como unas mejores
pensiones, fueron las principales reivindicaciones de un numeroso sector de la
población.
En tres meses, el movimiento vio cómo el presidente Sebastián Piñera iba
cediendo en distintos puntos: primero, en el alza del metro, para seguir en
medidas puntuales como la subida del salario mínimo o, la más reciente, una
reforma del privatizado sistema de pensiones. Además, el 26 de abril tendrá
lugar un referendo para votar una nueva Constitución.
Mientras esto sucedía en la política, las protestas desvelaban que
todavía quedaban señales de una Chile que parecía que ya no existía: la del
dictador Augusto Pinochet.
Así lo demuestran los 27 muertos, los 3.649 lesionados 405 de ellos por
heridas oculares, los 191 delitos de violencia sexual o los 842 casos de uso
excesivo de la fuerza, según datos del Instituto Nacional de Derechos Humanos
(INDH).
De hecho, otras organizaciones internacionales como el Alto Comisionado
de Derechos Humanos de las Naciones Unidas o Human Rights señalaron distintas
violaciones de los derechos humanos durante las protestas.
Sebastián Piñera tiene la aprobación más baja
de la historia de los presidentes de América Latina
En este contexto de protesta social y vulneración de los derechos
fundamentales, Piñera, según publicó el Centro de Estudios Públicos, descendió
hasta un 6% en la aprobación de su Gobierno por los chilenos. Es la cifra más
baja de la historia de un dirigente latinoamericano.
Después de un trimestre de marchas, los manifestantes siguen mostrando
que las protestas por el billete de metro fueron la gota que colmó el vaso, y
desde aquel momento, llevan tres meses pidiendo reformas profundas, y, cada
vez, de forma, más unánime, el cese del presidente.
Fuente: EFE y medios locales