Miles de personas volvieron este
viernes a copar el centro de Santiago en una jornada que se saldó con duros
enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes, cuando
están a punto de cumplirse tres meses de la mayor crisis social de la
democracia chilena.
"A pesar de que es verano,
seguimos en las calles. El Gobierno solo saca leyes para reprimirnos y no se
encarga de cambiar el sistema (económico) que es lo pedimos. Esto no va a
parar", dijo a Efe Pedro Ramírez, de 17 años, que lleva manifestándose
desde que comenzó el estallido el pasado octubre.
Pese a que el país austral se encuentra
en plenas vacaciones estivales y muchos capitalinos se han ido a la costa, la
Plaza Italia, en el centro de Santiago, volvió a ser un viernes más el
escenario de las reivindicaciones por un modelo económico más justo y por una
educación y una sanidad gratuitas y de calidad para todos.
Un grupo de manifestantes extendió una
enorme pancarta de tela en la plaza con la proclama "Renuncia Piñera"
y se escucharon distintos cánticos que se han convertido en símbolos durante la
crisis como "El pueblo unido jamás será vencido", "Chile
despertó" o "El baile de los que sobran", de la banda local Los
Prisioneros.
A diferencia de las últimas semanas, en
las que las protestas habían bajado de intensidad, este viernes se produjeron
cruentos choques en los alrededores de las plaza cuando los Carabineros
(Policía chilena) trataban de disuadir la concentración con gases lacrimógenos
y camiones lanza-agua y los manifestantes respondían lanzando piedras, constató
Efe.
El estallido social, que comenzó el 18
de octubre tras el aumento de la tarifa del boleto de metro, ha dejado al menos
27 muertos y miles de heridos, además de graves acusaciones por presuntas violaciones
a los derechos humanos por parte de organismos internacionales como el Alto
Comisionado de Derechos Humanos de la ONU (ACNUDH) y Human Rights Watch (HRW).
La manifestaciones comenzaron siendo
diarias, pero con el paso de los días se han limitado prácticamente a los
viernes. Aún así, las medidas sociales anunciadas por el Gobierno y el
plebiscito del próximo abril sobre una nueva Constitución no parecen sofocar el
descontento en las calles.
Tampoco parece convencer la reforma
sobre el criticado sistema de pensiones, que está privatizado y se basa en la
capitalización individual, que el presidente chileno, el conservador Sebastián
Piñera, anunció el miércoles y que supone un aumento de las cotizaciones del 6
%.
"Es más de lo mismo. Vamos a
seguir viviendo en la pobreza", aseguró a Efe María Lucía Calles, una
jubilada que acudió este viernes a Plaza Italia, rebautizada por los
manifestantes como "Plaza Dignidad".
El Gobierno también ha presentado una
serie de reformas "de seguridad", que implican mayores penas para
aquellos que saqueen comercios o monten barricadas e impidan el tráfico de
vehículos y que han sido muy criticadas por los manifestantes.
Una encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) reveló esta semana que la aprobación del presidente, un millonario de 69 años que accedió al poder en 2018, cayó a un 6 %, la peor evaluación de un mandatario chileno desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Fuente: EFE