Miles de mujeres,
ataviadas con ropa negra, rindieron este viernes un solemne homenaje de respeto
a los 20 fallecidos en dos semanas de protestas en Chile en una marcha en
silencio que cruzó el centro de Santiago, habitualmente estrepitoso, entre una
emotividad que no se había apreciado hasta la fecha.
Un gran cartel
negro encabezaba la marcha, que partió desde un parque cercano a Plaza Italia,
epicentro de las protestas, en el que la frase "Mujeres de luto"
dominaba la comitiva.
Detrás, la imagen
contundente de una caravana de mujeres vestidas de color negro, portando un
clavel blanco y alzando sus manos, absolutamente en silencio.
La marcha salió
del parque y tomó la Alameda Bernardo O'Higgins, la principal arteria de la
ciudad, con dirección a Plaza Italia, donde ya había reunidas unas 500 personas
manifestando su descontento con la desigualdad social y pidiendo la renuncia
del presidente Sebastián Piñera.
Despacio, como si
de un cortejo fúnebre se tratase, las pisadas de las miles de mujeres se
escuchaban al tiempo que la marcha avanzaba.
"Estado
asesino. Das patriarcado", mencionaba una de las grandes lonas desplegadas
en la manifestación, totalmente pacífica, mientras en el pañuelo que tapaba el
rostro de una de las personas que lo portaba estaba bordada la frase "Con
las manos manchadas de sangre no se dialoga".
Desde que el
viernes 18 de octubre comenzara el estallido social, el Gobierno cifra las
víctimas mortales en 20, aunque la Fiscalía Nacional tiene un balance de 23,
seis de ellos ciudadanos extranjeros, y al menos cinco de los fallecimientos a
manos de fuerzas del Estado, ya sean militares o policías.
Jóvenes, adultas y
ancianas, caminaron unidas, sin lanzar ninguna proclama ni enturbiar el
momento, simplemente en silencio y las manos en alto paso tras paso.
Al llegar a Plaza
Italia, otra veintena de mujeres les esperaba, casi todas con vendas en la cara
o en los ojos, una imagen que se repite cada día tras los impactos de balines
de goma o bombas lacrimógenas lanzadas por Carabineros para dispersar las
multitudes.
Hasta los cientos
que se encontraban ya protestando en la plaza quedaron enmudecidos con la manifestación,
que tras hacer una parada allí, siguió adelante por la avenida rumbo al Palacio
de La Moneda.
Visiblemente
emocionadas, las mujeres continuaron su homenaje a los fallecidos y a las
víctimas de violaciones a los derechos humanos durante estos 14 días de
protestas.
Maritza González,
una de las miles de mujeres que decidieron sumarse a la marcha, explicó a Efe
que la manifestación es "un gesto de silencio y de dolor, pero también de
esfuerzos y de lucha".
"Las mujeres
hemos convocado una marcha de silencio por las víctimas de violaciones a los
derechos humanos y por los muertos, por las mujeres violadas, porque no hay
justicia con Carabineros", explicó.
Para ella, como
para muchas de las otras participantes adultas de la marcha, que ya vivieron
los horrores de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), la protesta
actual les resulta "un sentimiento encontrado".
"Las mujeres
somos resistentes, fuertes y muy organizadas. Tenemos muchos sentimientos
encontrados, estamos contentas y muy felices porque Chile despertó de verdad;
pero también estamos tristes por lo que está pasando y nuestro país está
sufriendo", indicó González.
La fila de mujeres
de negro recorrió la avenida hasta llegar a la sede del Gobierno, respirando el
gas lacrimógeno asentado en suelo después de días de enfrentamientos en las
calles del centro de la capital y que con el caminar de la marcha se levantaba e
irritaba a los presentes.
Uno de los
momentos más emotivos fue cuando varias docenas de mujeres rodearon a agentes
de Carabineros que estaban cerca de la Plaza Italia, y levantaron justo ante
sus caras a una de ellas como si fuera un cadáver que pasaba de manos en manos
sobre las cabezas del resto.
Los uniformados
quedaron estupefactos mientras miraban incrédulos a las mujeres, que sin decir
nada, consiguieron que los carabineros se marcharan del lugar.
"Es un
momento clave. Estamos todos unidos de verdad, es transversal. Mujeres, niños,
jóvenes, adultos, mayores. Sobre todo las mujeres tenemos eso de unirnos con
esa capacidad de solidaridad que tenemos", señaló González con la voz
entrecortada.
Visto desde arriba
parecía una marea de claveles blancos y palmas de las manos en alto sobre un
fondo negro de las ropas de las manifestantes, que continuó hasta llegar al
palacio de Gobierno, donde, al igual que en el resto del recorrido, se
colocaron de forma pacífica, sentadas.
"El derecho
de vivir en paz" (1971), del cantautor chileno Víctor Jara, fue el sonido
que rompió horas de silencio frente a La Moneda.
Fuente: EFE