Con un acto celebrado
en el mismo lugar de la tragedia se conmemoró hoy en Chile el primer
aniversario de la caída, el 2 de septiembre de 2011, de un avión militar en el
archipiélago de Juan Fernández, que dejó 21 fallecidos.
En el acto, que fue
encabezado por el ministro de Defensa, Andrés Allamand, participaron 102
familiares de las víctimas, que fueron transportados en un buque de la Armada
hasta las islas, situadas a 760 kilómetros de la costa central de Chile, además
de los lugareños.
Otras ceremonias conmemorativas
tuvieron lugar en la sede de Televisión Nacional (TVN) al que pertenecían
varias de las víctimas y en la tumba de Felipe Camiroaga, uno de los más
populares animadores del país, que condujo en 2009 y 2010 el Festival de la
Canción de Viña del Mar, fallecido también en la tragedia.
Durante una visita a la
ciudad de Rancagua, al sur de Santiago, el presidente Sebastián Piñera, afirmó
que la tragedia "debe enseñarnos una lección" y manifestó que las
víctimas "estaban entregando lo mejor de sí mismos para mejorar la calidad
de vida".
Agregó que "ojalá
que su ejemplo nos permita guiar e iluminar los caminos del presente y del
futuro" y que su legado de ayudar a otras personas en dificultad "es
el mejor homenaje que podemos hacerles".
El accidente ocurrió
cuando los integrantes de un programa de TVN, miembros de la fundación
filantrópica "Levantemos Chile" y funcionarios del Ministerio de la
Cultura viajaron al archipiélago para apoyar la reconstrucción de los daños
causados por el terremoto de febrero de 2010.
Por causas que aún se
investigan, pero que al parecer están relacionadas con fuertes vientos cruzados
que desestabilizaron la aeronave, el avión, un CASA 212 de la Fuerza Aérea de
Chile, se estrelló contra el mar tras un fallido intento de aterrizaje, lo que
causó la muerte de todos sus ocupantes.
Hasta ahora, los
cadáveres de cuatro de las víctimas no han sido recuperados.
Tras una noche de
vigilia en la isla "Robinson Crusoe", la única habitada del
archipiélago, los participantes visitaron hoy el denominado 'Punto Loreto',
lugar exacto donde el CASA 212 fue tragado por el océano.
Los familiares lanzaron
al mar ofrendas florales, cartas y otros objetos personales de las víctimas,
para después regresar al poblado de "San Juan Bautista", donde
asistieron a una misa.