La ONG Amnistía Internacional exigió
este jueves justicia en el caso de Gustavo Gatica, el joven que se convirtió en
el primer manifestante en quedar completamente ciego tras recibir disparos de
balines en sus ojos durante las protestas que estallaron en Chile hace justo
hoy ocho meses.
Bajo el lema "¿Quién disparó a
Gatica?", la organización lanzó una campaña global para pedir a la
Fiscalía chilena que continúe con la investigación e incluya además a toda la
línea de mando del cuerpo policial de Carabineros.
"Inicialmente el sumario de
Carabineros concluyó que no se puede identificar a los responsables pero, según
consta en la investigación de la Fiscalía, los balines que le extrajeron a
Gustavo coinciden con la munición que utiliza Carabineros", explicó la
directora ejecutiva de la ONG en Chile, Ana Piquer.
Esta munición, apuntó, "fue
utilizada de forma indiscriminada y desmedida durante las protestas violando
normas internacionales sobre el uso de la fuerza por parte de la
autoridad"
El joven, de 21 años y estudiante de
psicología, fue impactado con dos perdigones en su cara el pasado 8 de
noviembre y, tras pasar 17 días ingresado en un hospital de la capital, los
médicos anunciaron que no se podía hacer nada por sus ojos.
Su caso dio la vuelta al mundo y
provocó encendidas críticas de diversos organismos internacionales, entre ellos
la ONU y la propia AI, que denunciaron el elevado número de mutilados oculares
durante la dispersión de las protestas y acusaron a las fuerzas de seguridad de
graves violaciones a los derechos humanos.
"Epidemia de mutilaciones oculares"
Según el independiente Instituto
Nacional de Derechos Humanos (INDH), 460 personas resultaron con lesiones
oculares, de las que dos se quedaron ciegas y 35 sufrieron pérdida total de uno
de los ojos.
La Sociedad Chilena de Oftalmología
llegó a hablar de una "epidemia" de mutilaciones oculares inédita en
el país.
"Amnistía Internacional hace un
llamado para que se esclarezca la responsabilidad no sólo respecto de los
perpetradores directos del ataque, sino también de aquellos altos mandos cuya
omisión y falta de control de las fuerzas bajo su mando, propiciaron que se
produjeran violaciones a los derechos humanos", agregó la directiva.
Además de Gatica, la otra persona que
perdió la vista es Fabiola Campillai, una mujer de 36 años que recibió el
impacto de una bomba de gas lacrimógeno a finales de noviembre cuando esperaba
el autobús para dirigirse al turno de noche de su trabajo en Santiago.
Pese a que en un principio el Gobierno
chileno habló de "accidentes aislados", en noviembre y ante la
innegable avalancha de casos, lanzó un plan de ayuda de reparación ocular que
las víctimas califican de "insuficiente".
El pasado 18 de octubre estalló en
Chile la ola de protestas más graves desde el fin de la dictadura de Augusto
Pinochet (1973-1990), que se mantienen suspendidas por la pandemia y que
dejaron una treintena de heridos y miles de heridos, además de episodios de
violencia extrema con saqueos, incendios y destrucción de mobiliario público.
Fuente: EFE