Chile endureció las sanciones para quienes no
respeten la cuarentena -con penas de hasta cinco años de cárcel-, en un intento
desesperado por contener el avance de los contagios de coronavirus, que este
jueves superaron los 225.000 mientras se acerca a los 4.000 muertos.
A un mes de la imposición de la cuarentena general
en Santiago, no se ha logrado disminuir la movilidad en esta ciudad, sobre todo
en los sectores más poblados y más vulnerables de una capital donde viven siete
de los 18 habitantes del país.
Las zonas con mayor densidad poblacional en la
periferia, con mayor uso de la red de transporte público, así como también
conjuntos de edificios altos con varios apartamentos por piso, conocidos
popularmente como "guetos urbanos", se han convertido en foco de
contagio en estas comunidades que albergan gran número de migrantes.
La cuarentena en Santiago no ha logrado disminuir
más allá de 30% la movilidad, cuando los expertos señalan que para bajar el
ritmo de los contagios la movilidad debe reducirse en al menos un 50%.
"Mientras mayor sea el nivel de cumplimiento
de las cuarentenas, menor será la duración necesaria de las mismas y menor el
grado de restricción de la libertad y alteración de la vida de las
personas", dijo el presidente Sebastián Piñera, al promulgar este jueves
una ley que aumenta las sanciones a quienes no respeten el confinamiento
obligatorio.
La normativa, aprobada en tiempo récord en el
Congreso, impone una pena de hasta tres años de cárcel a quienes infrinjan el
confinamiento y de cinco años si la persona sabe que está en fase de contagio,
imponiendo, además, multas a los empleadores que obliguen a una persona a
trabajar.
La normativa fue promulgada en momentos que los
contagios y fallecidos no ceden en el país después de tres meses del primer
contagio reportado.
El parte oficial del jueves contabilizó 4.475
nuevos contagios en las últimas 24 horas y 226 fallecidos inscritos, para un
total de 225.103 infectados y 3.841 fallecidos. La tasa de positividad entre el
número de personas que se hicieron el test bordea el 24%, de acuerdo al reporte
oficial, aunque expertos afirman que ésta alcanza ya al 50%.
"Disminuir la movilidad es fundamental para
disminuir la diseminación del virus y obviamente para evitar que éste siga
avanzando", dijo el ministro de Salud, Enrique Paris el jueves.
Poca adhesión a la cuarentena
Una normativa laxa en la entrega de permisos de
salida, la autorización para seguir funcionando a miles de empresas, el mal uso
de los permisos y la demora en la entrega de las ayudas estatales a las clases
trabajadoras más pobres son factores que contribuyen a la escasa adhesión al
confinamiento estricto en Chile.
Bajo el último decreto de cuarentena oficial para
Santiago, el 15 de mayo, 174.000 empresas de un total de 427.000 fueron
autorizadas a seguir operando, lo cual provoca que cerca de 2,3 millones de
trabajadores sigan movilizándose por la ciudad.
Los rubros permitidos para salir a trabajar son
laboratorios, farmacias, veterinarias, bancos, empresas de correo y entregas a
domicilio, supermercados, panaderías, centros de abastecimiento y ferreterías,
entre otros. En Santiago pueden haber tres farmacias-perfumerías en menos de
500 metros y durante la crisis todas han permanecido abiertas.
También es posible realizar compras de todo tipo en
línea a las tiendas por departamento locales, mueblerías y una cadena
extranjera de artículos deportivos.
Esta semana redujeron de cinco a dos el número de
permisos de salida por semana y la instauración de un permiso único de trabajo,
al que se sumaron funcionarios públicos, servicios de alimentación y comercio
que sean esenciales.
De acuerdo a un reporte de las Fuerzas Armadas, que
están a cargo de controlar la cuarentena, de los 2,5 millones de controles
callejeros que se hicieron la última semana, sólo el 0,5% de las personas no
contaba con un permiso para trabajar.
Fuente: AFP