La
reforma al sistema de pensiones de Chile que se aprobó este jueves en el
Congreso, que habilita a los ciudadanos a retirar de forma anticipada una parte
de sus fondos previsionales, puede abrir la puerta a que se acometa un cambio
estructural de todo el modelo, por las voluntades políticas que ha conjugado y
por el contexto social en el que se produce.
La
iniciativa, propuesta por la oposición, obtuvo esta jornada en la Cámara de
Diputados el respaldo de una amplia mayoría, incluidos 35 parlamentarios de la
coalición oficialista, el bloque de derechas Chile Vamos, a los que se suman
los cinco senadores que dieron su voto favorable en la Cámara alta en la
jornada del miércoles.
El
Gobierno se mostró en todo momento contrario a esta reforma, pero no logró
convencer a sus parlamentarios de rechazarla, y aunque se llegó a especular con
la posibilidad de que el presidente Sebastián Piñera la vetara o la recurriera
ante el Tribunal Constitucional, avanzada la tarde se anunció que el mandatario
promulgará el texto este viernes.
A
través de un comunicado, el Ejecutivo expresó también estar 'comprometido con
avanzar en una profunda reforma previsional que permita cambiar el sistema, con
el propósito de mejorar las pensiones de todos los ciudadanos'.
La
oposición ha calificado esta jornada como 'histórica' y como un primer paso
para cambiar el actual sistema de pensiones, basado en la capitalización
individual, y avanzar hacia un modelo mixto o de reparto.
'Este
ha sido un tsunami ciudadano, seguido de un terremoto político para el
Gobierno. El presidente Piñera no tiene otra opción que promulgar esta reforma
y luego vendrá la reforma profunda al sistema de pensiones', expresó el líder
del opositor Partido por la Democracia, Heraldo Muñoz.
El
debate sobre esta reforma también agitó a la ciudadanía, que según las
encuestas la apoya mayoritariamente, y se dio con el recuerdo aún fresco del
llamado 'estallido social' que comenzó el octubre de 2019, con masivas
protestas denunciando la desigualdad del país y reclamando reformas
estructurales en el modelo de pensiones, entre otras cosa.
Una
de las reformas más importantes en 40 años
La
reforma aprobada esta jornada es una de las mayores que recibe el actual
sistema, instaurado en 1980 durante la dictadura de Augusto Pinochet
(1973-1990) e ideado por José Piñera, uno de los hermanos del actual
presidente, que estableció el ahorro individual obligatorio como pilar básico,
mediante el cual cada trabajador aporta un 10 % mensual de su sueldo bruto a un
fondo de pensiones personal del que puede disponer cuando se jubila.
El
texto aprobado establece la posibilidad de que los ciudadanos que lo deseen
puedan retirar, por una sola vez, el 10 % de sus ahorros previsionales como
ayuda ante la crisis económica provocada por la pandemia de la COVID-19.
Estos
fondos se encuentran depositados en las llamadas Administradoras de Fondos de
Pensiones (AFP), empresas privadas que gestionan los ahorros individuales y que
los invierten en los mercados, obteniendo por lo general altos beneficios que
no se reflejan luego en las pensiones que entregan, que para un alto porcentaje
de jubilados rondan los 200 dólares al mes.
Punto
de inflexión
Para
el economista de la Fundación Sol Marco Kremerman, el gran impacto de la
aprobación del retiro del 10 % 'tiene que ver con la discusión profunda sobre
el sistema de pensiones'.
'Abre
el espacio a una discusión global, que ya es imparable, que no hay cómo
evadirla (...) Se corrió el eje político, por lo tanto se tiene que construir
un sistema verdaderamente de seguridad social, que sería un cambio profundo al
sistema', dijo Kremerman a Efe.
Por
contra, Bettina Horst, directora de Políticas Públicas del centro de estudios
liberal Libertad y Desarrollo, el proyecto en discusión no se hace cargo de
mejorar las pensiones o de proponer un cambio al actual modelo.
'Esta
no es una reforma al sistema de pensiones, sino que es un reforma que plantea
el retiro de los fondos y que deja más debilitado aún nuestro sistema de
pensiones', dijo Horst a Efe.
Es
un argumento similar al defendido por el Gobierno durante el debate, en la
convicción de que la reforma es regresiva y una mala medida para el futuro de
las pensiones que van a recibir los ciudadanos.
'Nuestra
convicción es que la clase media no tiene que pagar con sus pensiones esta
crisis, sino con aportes del Estado y transferencias directas', dijo a la
prensa el ministro del Interior, Gonzalo Blumel, tras conocerse el resultado de
la votación.
No
obstante, el alto funcionario hizo un llamado 'a recuperar un tono de menor
crispación y mayor colaboración', mensaje dirigido especialmente también a la
propia coalición de Gobierno.
Con
el precedente de la reforma aprobada este jueves y la suma de las voluntades
expresadas por el Gobierno, la oposición y parte de la ciudadanía de acometer
profundos cambios al sistema de pensiones, el actual modelo previsional chileno
podría estar en el inicio de su final.
Fuente:
EFE