“Para
mí ver esto es una sorpresa. Hace unos 45 años luchamos mucho por tener en el
desierto de Tarapacá un área verde; además se buscó la fórmula en ese tiempo, para
producir vinos. Pero eso fue un sueño no más, de Universidad y de la Corfo que
es la que puso la plata. Yo era consejero en Corfo, por eso lo recuerdo bien”.
Por
lo mismo, cuando el Senador visita la Planta Experimental de Canchones, durante
la Vendimia, “quedo sorprendido de cómo la Universidad ha como ha desarrollado
un proyecto gigante, donde ha experimentado con las aguas de la región, con sus
terrenos… Así, en lo que es un desierto está sacando unos vinos de sabores
maravillosos que pueden competir con los mejores vinos del mundo” expresó el
congresista.
Dijo
que estima que la Universidad va por el camino correcto con la iniciativa de
producir el Vino del Desierto, de modo que el sueño de hace más de 50 años,
resultó. “Pensé que era una utopía y hoy debo decir que lo veo que es una realidad”,
remarcó.
Añadió
que se siente feliz y que podemos pensar en ser “el Chile del sur, por la
producción vitivinícola y más aún, pensando que el Vino del Desierto “puede
competir con los mejores vinos del mundo. He recorrido las instalaciones con
todo el equipo de la universidad durante este día de la vendimia y he redescubierto
mi tierra. Me voy feliz del campus de nuestra universidad iquiqueña, la UNAP”.
Y
con su mirada estratégica se va con la idea que si bien, en nuestro país hay 200
mil hectáreas que producen los vinos chilenos, que nos hacen famosos en el
mundo, en nuestro desierto hay casi un millón de hectáreas, o sea lo que puede
hacer la universidad, es muy importante porque puede generar trabajo para miles
de iquiqueños y gente que venga de otros lugares de nuestra Patria, que no sólo
podrá ver un sur florido, sino que también un norte florido.
Hace más unos 14
años que la UNAP pensó en desarrollar el área de la agricultura del
desierto, empezó a realizar
investigaciones en la Planta Experimental de Canchones, teniendo como referente
y modelo el trabajo que se desarrollaba
en Israel, puesto que las condiciones climáticas eran muy similares a las del
desierto nortino.
Hoy es posible
producir vino con cepas del desierto nortino, sumando más de 10 años de
investigación, realizada ingenieros agrónomos y silvicultores. Se
han logrado recuperar 5 cepas silvestres, de comienzos del siglo XX, cepas que
habían desaparecido, como rosé Gross Colman, uvas blancas, Torrontés Riojano y
otras propias de la zona, que se conocen como cepa Tamarugal, de gusto dulce y
con un toque de acidez. Hoy se utilizan cepas país, ross colman y
tamarugal, para la producción del Vino del Desierto, esperando, además, que la
tecnología sirva en adelante a los agricultores de la zona, integrando, de este
modo, academia y comunidad.
El
proyecto que desarrolla la UNAP, cuenta con financiamiento del Gobierno
Regional, mediante el Fondo de Innovación y Competitividad, FIC Regional.