Según
las últimas cifras publicadas en el 2016, por el Departamento de Estadísticas e
Información de la Salud del Ministerio de Salud, del total de nacidos vivos
(211.957), un 8,5% correspondió a menores de 37 semanas, es decir 180.000 niños
prematuros.
Dado
este índice y a raíz del inicio del proceso de
desconfinamiento que iniciaron algunas zonas del país, hoy más que nunca, es
importante que los padres de este grupo sensible de pacientes mantengan los
cuidados y tratamientos no sólo para prevenir el contagio de Covid-19, sino
también ante un eventual brote de las enfermedades respiratorias clásicas durante
otoño e invierno, como la influenza y el Virus Respiratorio Sincicial (VRS).
En
relación a la probabilidad de que las enfermedades respiratorias se reactiven,
el Dr. Rodrigo Blamey, infectólogo del Hospital Salvador y de Clinica las
Condes afirma que “Si bien la cuarentena en algunas regiones del país y la
ausencia de clases, permitieron que los virus originados en las temporadas de
otoño e invierno no tuvieran su habitual prevalencia, pero no se descarta que
dado el inicio del proceso de desconfinamiento,
el aumento de la movilidad de personas en las distintas regiones, asociado
a las bajas temperaturas que aún tenemos en los meses invernales, los virus
respiratorios puedan afectar de manera más notoria a la población durante las
próximas semanas. Por lo tanto, es importante mantener los cuidados y
tratamientos sobre todo en aquellos niños y niñas que son grupos de riesgos
como los prematuros y los cardiopatas congénitos”.
Sobre los cuidados que deben mantener los padres
para evitar el contagio ante un brote de las enfermedades respiratorias, la
Dra. Ana María Herrera, broncopulmonar infantil, presidenta de la Sociedad
Chilena de Neumología Pediátrica, comenta que “Es importante mantener
a los niños alejados de personas enfermas con resfrío o fiebre, limpiar
frecuentemente juguetes o las superficies del hogar que pudieran estar
contaminadas. Además, se debe ventilar diariamente el hogar, evitar estufas a
leña o parafina, evitar
el humo de cigarrillo en la casa, mantener la lactancia materna y, sobre todo,
mantener el calendario de vacunas completo”.
Por su
parte, Katherin Arteaga, Presidenta de la
Asociación de Padres de Prematuros de Chile, ASPREM, comentó que “en el caso de los nacidos prematuros, tanto Covid-19, la inminente
llegada del Virus Respiratorio Sincicial y las enfermedades respiratorias,
pueden llegar a ser mortales, e incluso
hemos visto que muchos de nuestros niños quedan con
secuelas respiratorias. Cerca de un 20% presenta problemas respiratorios
crónicos y alrededor de un 7% de los sobrevivientes es dado de alta con
necesidad de oxígeno domiciliario, lo que los hace aún más vulnerables a las
infecciones respiratorias”.
La Presidenta de ASPREM, también mencionó que dada la contingencia
sanitaria es fundamental que se les informe a los padres sobre las formas
de contagio, prevención y cuidados que deben tener sus hijos. Además, solicitan
a las autoridades sanitarias que sean considerados como un grupo de riesgo
y puedan mejorar así los beneficios que tienen, sobre todo ampliando la
cobertura de Palivizumab en la Ley Ricarte Soto,
incluyendo a todos los prematuros sin excepción.
En cuanto a la prevención de
contagio de Covid-19 y ante las enfermedades respiratorias en tiempos de
pandemia, un elemento
importante es la entrega de protección específica para el VRS mediante una
inmunización (inyección de anticuerpos contra el virus). Esta inmunización se
entrega durante el período de mayor circulación del virus y se administra de
manera mensual. Este fármaco está incorporado vía Ley Ricarte Soto, dentro de
las prestaciones a pacientes de alto riesgo como prematuros menores de 32
semanas y a partir del año pasado para pacientes con cardiopatías congénitas
significativas a menores de un año.
Finalmente, si un menor prematuro presente Covid-19,
el caso es monitoreado por el personal epidemiológico de la atención primaria
de salud (APS) y si el lactante es menor de 1 mes, tiene indicación de hospitalización
siempre. Si el niño tiene entre 1 a 3 meses,
se observa la condición general y si presenta problemas respiratorios o
digestivos, deben comunicarse con el médico de cabecera o con un centro de
salud asistencial, ellos analizarán si corresponde derivarlo a un servicio de
urgencia para evaluarlo. En el caso de los bebés mayores de 3 meses, se
estudian los síntomas y se hospitalizan según indicaciones estrictas dependiendo
de su estado.