jueves, 31 de marzo de 2011

Interno de cárcel de Hospicio construye féretros para mascotas


Solicitudes para una pitón, tortugas, gatos, perros hasta, animales exóticos, son los pedidos que recibe el microempresario Javier Márquez Rojas, quien se encuentra recluido en el Complejo Penitenciario de Alto Hospicio y visualizó que la confección de féretros para mascotas es un buen nicho laboral.

En vista de ello inició su labor en la construcción de esos ataúdes, luego de hacer esas “cajas” para humanos, recibió la información de quien es hoy su socio, Angel Supanta, quien le informó que a través de Internet existen diferentes modelos de ataúdes para mascotas.

Poco a poco el negocio fue prosperando y en la actualidad, tiene varios pedidos. En vista de ello se vio en la obligación de contratar a cinco operarios, todos internos del Complejo Penitenciario.

“Empecé el trabajo en mueblería, pero no es buen negocio y no podía hacer algo en que no iba a ganar dinero. Tengo unos familiares que tienen una funeraria. Conversé con ellos y empecé a construir féretros para adultos. Me fue bien, pero quería potenciar algo más y me di cuenta que había un mercado no explotado, que son las mascotas. Me di cuenta que la gente las quiere, las cuidan, hasta le celebran los cumpleaños”.

Manifestó que el inicio fue complicado pero con el correr del tiempo el negocio fue prosperando. “Incluso los mismos funcionarios de Gendarmería me comprar los ataúdes para las mascotas y me recomiendan en diversos lados. Tanto la concesionaria como Gendarmería me han prestado su colaboración”.

Javier Márquez, dijo que su objetivo es reunir un capital para posteriormente tener la calidad de pequeño empresario y solicitar las herramientas que cuentan los diversos organismos destinados al Fomento Productivo. “Una vez que tenga los recursos, recurriré a Corfo, Sercotec, para postular al capital semilla, por ejemplo. Pero todo esto lo he realizado con mi propio esfuerzo y con el capital que he logrado reunir con mi trabajo”.

Además, dijo que su socio se encarga de la parte administrativa, en vista que tiene la posibilidad de ingresar a Internet, hacer los trámites bancarios y todo lo que falte para tener el suministro en la empresa. En tanto él y sus cinco trabajadores se dedican a la construcción de los muebles que le solicitan.

Márquez, manifestó que en una oportunidad, enviaron un féretro de una mascota y lo dejaron en la funeraria. En ese momento pasó una persona que buscaba un ataúd para su nonato fallecido. Se le explicó que por disposiciones sanitarias ese mueble no era para humanos. “Pero fue tanta la insistencia de la persona que tuvimos que preparar el “cajón” y se lo vendieron. Así sepultó a su guaguita”, dijo.

A Javier Márquez, le quedan 15 años para cumplir su pena y su motivación especial es su familia, sus hijas. “Esto lo hago para ellas y por una satisfacción personal de poder remediar todo lo que hice. Se que no se puede borrar el pasado, pero si remediarlo. Quiero ser un empresario y mi objetivo cuando salga, deseo instalar una funeraria”.

Pero en estos momentos requiere de la ayuda de algún empresario porque la falta de capital es su debilidad. A sus trabajadores les paga por el sistema de trato. “Por lo general les pago 60 o 70 mil pesos”.

Una de las situaciones que lo tiene contento es que a través de la construcción de féretros para mascotas, se ganó la concesión de las piezas chicas de la Corbeta Esmeralda. Para ello le trabaja a la Marco Chilena.
“Me quedan las últimas 200 piezas. He hecho los cuadernales, botones, vigotas esclavillas, torneados. Todo el trabajo es torneado. No usamos nada de plástico”, manifestó.

El caso del interno Javier Márquez, es uno de los ejemplos que se destacan gracias al trabajo de reinserción desarrollado por Gendarmería y la misma concesionaria, Siges. Cualquier contacto se puede realizar al correo angel.asc@hotmail.com