martes, 28 de abril de 2020

Cuarentena sin sexo: Los moteles se reinventan o quiebran durante la pandemia


La pandemia de COVID-19 puso en jaque a los alojamientos que cobran por hora en varios países de América Latina. Conocidos como moteles, algunos lograron reinventarse para alojar a pacientes en cuarentena, mientras otros sobreviven de forma clandestina o con muchos menos clientes, que ahora están prohibidos de realizar orgías.

Casi siempre alejados del centro de las ciudades, con la privacidad y la discreción como principios, los moteles u hoteles de alta rotatividad de América Latina debieron salir de su escondite cuando la pandemia de COVID-19 los puso -como a tantos emprendimientos- al borde de la quiebra. Mientras la mayoría lucha por permanecer funcionando, algunos se reinventaron para convertirse en alojamiento de infectados con el coronavirus.

En Argentina, por ejemplo, existen unos 700 moteles u "hoteles alojamiento" que emplean a unos 7.000 trabajadores, según informaron al portal BAE Negocios desde la Federación Argentina de alojamiento por hora (Fadaph). Para los integrantes del sector, la pandemia trajo consigo una "situación desesperante".

"Nuestra actividad vive del día a día, estamos imposibilitados de generar ingresos si no es por la concurrencia directa de los clientes. Se hace difícil afrontar los salarios sin ayuda externa por más buena voluntad que tengamos. Entre un 15 y un 20% pudo pagar los salarios completo, el resto pagó a cuenta", lamentó el presidente de la organización, José María Capelo.

Con la vigencia de una cuarentena obligatoria desde el 20 de marzo en todo el territorio argentino, los posibles clientes ya no pudieron concurrir a los establecimientos. Una alternativa surgió entonces en Hurlingham, una localidad de la provincia de Buenos Aires ubicada al oeste de la capital federal, donde el Gobierno municipal decidió apelar a tres moteles para albergar a médicos, obreros y policías de forma transitoria.

La falta de camas para atender la emergencia sanitaria llevó a las autoridades locales a apelar a las 80 plazas que ofrecen estos hoteles con alojamiento seleccionados. Si bien en un primer momento pensaron en utilizarlos para alojar pacientes, luego optaron por derivar allí a los obreros que trabajan en la construcción en la ciudad de uno de los ocho hospitales modulares de emergencia previstos por el Gobierno argentino para combatir el coronavirus. Los médicos que se desempeñarán en ese centro y unos 30 policías enviados especialmente a la localidad para participar de operativos por la cuarentena obligatoria también serán derivados a los moteles.

Sin embargo, la solución de Hurlinghan no logró extenderse a otras localidades de Argentina. Según explicó Capelo, la mayoría de los moteles fueron descartados como posibles centros de salud provisorios. "Nuestros hoteles son pequeños, no tienen más de 25 habitaciones. Son poco viables porque ediliciamente no están preparados, no hay un servicio de cocina, los pasillos son muy angostos. Una camilla no gira, algunos no tienen ascensor", detalló el empresario.

Colombia ha sido otro de los países que prohibió que los moteles continuaran funcionando durante las cuarentenas obligatorias. La prohibición dio lugar a situaciones como las que se dieron en la ciudad de Cali, donde el grupo de cazainfractores creado por las autoridades descubrió dos moteles que continuaban operando de forma clandestina. En uno detuvieron a 19 parejas y en otro a 13 personas, una de ellas menor de edad.

La otra cara de la moneda se vio en el departamento de Sucre, al norte de Colombia, donde las autoridades apelaron a adaptar moteles para recibir pacientes con COVID-19.

Precisamente, la colaboración de los moteles con las autoridades se vio en varios países de la región. En Paraguay, por ejemplo, la utilidad de estos establecimientos para albergar personas que llegan desde el exterior y deben cumplir una cuarentena en aislamiento fue destacada por el ministro del Interior Euclides Acevedo Candia. El mismo jerarca sorprendió cuando aclaró a medios paraguayos que los moteles seguían habilitados durante la pandemia, aunque solo para parejas.

"Los moteles y reservados están habilitados. Dos personas juntas no es una aglomeración, a no ser que vayan entre diez y hagan una orgía. Eso ya no", advirtió Acevedo Candia.

En Chile, los moteles también continuaron funcionando a pesar de las restricciones aunque con mayores precauciones sanitarias. La posibilidad de reinventarlos para atender la pandemia también surgió, en ese caso por parte del alcalde de La Reina, una de las comunas de Santiago de Chile.

"Son habitaciones que deben tener entre 25 o 30 metros cuadrados, tienen espacios independientes para pasar insumos, comida, medicamentos... Es muy adecuado para este fin. Puede ser una gran alternativa", dijo el alcalde José Manuel Palacios, según recogió el canal chileno Tele13.

Fuente: Sputnik