Serpenteantes filas
emergen de las oficinas de seguro de desempleo en el centro de la capital
chilena, que está bajo orden de cuarentena total en medio del aumento de
contagios por coronavirus.
Pese a las
recomendaciones de distanciamiento social y aislamiento, las personas se
agolpan por horas para tramitar su cesantía o sumarse a una medida de
protección emitida por el gobierno en que los fondos de desempleo cubren parte
del salario.
“Indigno, para el
pueblo, indigno. Se supone que es una pandemia y no deberíamos estar así (tan
cerca unos con otros en la fila), pero no queda otra”, dijo Gabriela Muñoz, una
empleada de la construcción de 31 años.
El cierre de
comercios, restaurantes, cines y otros establecimientos por orden de las
autoridades sanitarias ha puesto presión al mercado laboral en el país, cuya
economía apenas se recuperaba de una fuerte ola de protestas iniciadas en
octubre.
Muchos se quejan de
la lentitud del sistema, que limita el número de personas atendidas y obliga a
los interesados a esperar por horas, incluso desde la madrugada.
“La cola (fila) va
dos cuadras para allá, a la vuelta. Esa gente de más allá no va a llegar antes”
de la hora de cierre, comentó Juan Montoya, un guardia de seguridad.
El desempleo subió
al 7,8% en el trimestre móvil a febrero por el impacto de las protestas y no
contabiliza la crisis por el coronavirus, cuyo primer contagio se detectó en el
país a inicios de marzo y ya supera los 3.000 casos.
Fuente: Reuters