lunes, 16 de julio de 2012

Obispo recuerda historia y comienzos de la Festividad de la Virgen del Carmen de La Tirana


Una emotiva homilía, en la cual se hizo un recorrido histórico por los comienzos de la festividad de la Virgen del Carmen, comenzando desde la historia del bautizo de “La Tirana”, el comienzo de las tradiciones dancísticas y la promulgación del boca a boca de la misma, fue realizada por el Obispo de Iquique, Monseñor Marco Antonio Órdenes, en la misa de vísperas de la festividad de la Virgen del Carmen de La Tirana.

En el mensaje, el prelado expresó que “esta noche nos vuelve a introducir en el corazón mismo de la fiesta, de la tradición y la historia… Esta solemne víspera con la que esperamos el 16 de julio, nos une a los antiguos: La Ñusta convertida a Jesús, al minero de Almeida, a Fray Rondón y a los antiguos danzantes y peregrinos. Hoy, somos nosotros, los hijos e hijas de este tiempo, que nos unimos al peregrinar de siglos a estas tierras del Tamarugal. Ya no llegamos en carretas, son nuevos y modernos los transportes; esta explanada ya no es arena y chusca, ni nos alumbramos en la noche sólo con velas y chonchones. El tiempo ha cambiado, pero nuestros pasos de peregrino y bailarín, siguen retornando a este lugar sagrado porque está la Casa de la Madre del Señor”.

Monseñor Órdenes, también habló, respecto de por qué se debe cuidar la festividad de La Tirana, aduciendo a que el lugar fue escogido por Dios para que se erigiera un templo, con e fin de atraer  los corazones nortinos. “Este es un lugar de reposo y descanso para el corazón que tantas veces busca estos bienes escasos en la tierra, en medio de sufirmienteos y desesperanzas, de trabajos y esfuerzos, dificultades, angustias y esperanzas. Pero aquí también hemos aprendido que estos bienes de vida y la paz verdadera los puede dar sólo Dios: Jesucristo, el Señor. Aquí, por más de 450 años, venimos encontrando en el regazo de esta Madre querida, acogida, abrigo, pan y refugio y abrazo para cargar con esperanza la cruz”.

La solemnidad de su discurso continuó con las palabras dirigidas hacia los bailarines, quienes cada año llegan al Santuario para que sean fieles  a las tradiciones del pasado que han ido heredando y que mantengan la religiosidad, para traspasar la festividad a sus descendientes. “Un día tú y yo, algunos más temprano que tarde, tendremos que entregar la tradición a otros, ¿y qué es lo que vamos a entregar? ¿Un mero acto folklórico, un ritual decadente, una fiesta carnavalizada? De ti y de mí, de cada uno de nosotros peregrinos, sacerdotes, jóvenes servidores de la fiesta, depende cuidar las raíces de este santuario y sus Bailes Religiosos”.

Tras finalizar sus palabras, se prosiguió con las celebraciones de vísperas y se cantó a la media noche la canción para llamar a la “Chinita”, donde más de 250 mil personas fueron partícipes de la liturgia llevada a cabo en la explanada del templo de La Tirana.