
"Hace unos diez años que se empezó
a ver bien ser mapuche", comienza a escucharse de forma habitual en el sur
de Chile, a pesar de los estigmas que recaen sobre esta etnia, que pasó de la
extrema pobreza de los años noventa a captar la atención del turista hacia su
cultura.
Una opinión que compartió con Efe
Teresa Millapi, una tejedora mapuche, sentada junto al fuego de su ruka -la
casa tradicional de este pueblo originario de Chile- en la ciudad de Cañete a
630 kilómetros al sur de Santiago.
Desde ese lugar, esta anciana vivió la
partida del 70 % de su pueblo hacia la ciudad para evitar la pobreza rural
durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), así como su regreso al
campo, tras no lograr un mejor porvenir en la zona urbana.
Con la restauración de la democracia
chilena en 1990, se promulgó la Ley Indígena, que reconoce y protege a los
grupo étnicos y, sumado a un paulatino cambio social, hizo que se empezara a
valorar esta cultura milenaria y que algunos mapuches volvieran a las zonas
rurales para reencontrarse con sus orígenes.
En la provincia del Arauco, donde se
halla Cañete, hay una gran concentración de esta etnia, de la que 1,7 millones
de personas se siente parte, lo que supone un 10 % de la población total chilena,
según la encuesta de 2018 del Instituto Nacional de Estadística (INE).
La ruka Chapadko, como se conoce a la
casa de Teresa Millapi, fue construida por su marido Viviano Llevul hace dos
años con "materiales de la naturaleza".
Esta casa tradicional se armó con
tierra, piedras y cristal de botellas recicladas para hacer unas pequeñas
ventanas, que aunque las clásicas casas no tenían, en esta se incorporaron para
facilitar su uso diurno.
Los mapuches son el pueblo originario
con más representación en el país al suponer el 80 % de la población indígena,
según la última encuesta del INE.
"Antes había mapuches en la
provincia que se iban a Santiago, volvían y eran irreconocibles. Cambiaban de
aspecto y hasta de apellidos. Pero ahora muchos regresan porque se ve bien ser
mapuche", afirmó a Efe Silvana Vergara, la coordinadora de Turismo de
Cañete.
En este sentido, Mellepi reconoció
estar "orgullosa" de ser mapcuhe aunque sus familiares no lo
sintieran del mismo modo.
"Mis padres no quisieron
enseñarnos a hablar la lengua original. Sobre todo mi mamá, porque ella hablaba
puro Chesungun -una variante del idioma mapuche, el mapudungúm- y en el colegio
sufrió mucho por tener que aprender todo en español", explicó Mellepi.
La llegada de los colonos españoles al
territorio supuso el primer retroceso para los derechos sociales y económicos
de esta etnia, que todavía hoy está lucha por recuperarlos.
La zona más caliente del conflicto se
encuentra La Araucanía y el Biobío -donde se ubica Cañete-, dos regiones
contiguas que están a unos 600 kilómetros al sur de Santiago.
El sometimiento definitivo de los
mapuches se produjo en la llamada "Pacificación de La Araucanía" en
1882 en la que el Ejército de la ya constituida república de Chile disminuyó de
forma drástica la posesión de sus tierras, que ahora pertenecen en su mayoría a
empresas forestales.
El conflicto, que todavía hoy genera
disturbios en la zona -con cortes de carretera, quemas de iglesias o escuelas-
mantiene en alerta a la población, que critica la gestión del Gobierno de
Sebastián Piñera de militarizar la zona para combatir estos actos que califica
de "terrorismo".
"Siempre se dice que el mapuche es
violento y no es así. El mapuche es lo más pacífico que hay", afirmó María
Tegualda, quien posee una ruka turística situada en el Valle Elicura, a pocos
kilómetros de Cañete.
En la provincia del Arauco, a pesar de
la conflictividad, hay numerosas iniciativas de este pueblo originario que al
mostrar sus tradiciones quieren dar a conocer su cultura a los extranjeros y a
los propios chilenos, sin que se masifique ese tipo de turismo.
"Tenemos que generar espacio para
la comunidad y otras instituciones ligadas a la cultura como colegios o
educadores", afirmó Llevul, el copropietario de la Ruka Chapdako.
Desde el Gobierno chileno también se
quiere potenciar este turismo para intentar acercarse a los mapuches, con los
que desde hace décadas mantienen una tensa relación.
"Estamos impulsando el desarrollo
del Plan Arauco. Por lo tanto todos los programas están orientados para apoyar
a los emprendedores tanto turísticos como los empresarios productivos",
afirmó la gobernadora de la provincia del Arauco, María Bélgica.
Entre estos proyectos se lanzó un nuevo
destino por parte del Servicio Nacional de Turismo para atraer a personas de la
tercera edad al Lago Lanalhue, situado en la zona de Cañete y que es conocido
por su peculiar agua tibia.
Fuente: EFE