Es
el complemento por excelencia del vestuario durante el otoño-invierno porque no
solo suman estilo, sino también abrigo, gracias a la microfibra aplicada a la
mayoría de los modelos existentes en el mercado que cuentan con efecto
termorregulador, conservando el calor corporal.
Este
símbolo indiscutido de sensualidad y elegancia, no puede faltar en el armario
de ellas, quienes tienen en promedio entre
diez y treinta de estas prendas -según el estudio "relación de la mujer
chilena con las pantys", realizado por la marca Caffarena, que hoy celebra
el mes de la panty bajo el slogan “como yo me quiero ver”, apelando a las
mujeres reales, no perfectas, que quieren lucir sus piernas.
Pero
¿qué conocemos de la historia de este accesorio? Su origen se remonta a la
antigua Europa, en donde fueron los hombres los pioneros en integrar este
complemento en su vestuario, competiendo entre sí para ostentar los mejores
materiales, con un diseño que consistía en un estilo de calzón que llegaba a
los muslos.
Fue
hasta el siglo 18 que las mejoras de la técnica de construcción permitieron
crear tejidos más delicados, abriendo la posibilidad de que las mujeres
ocuparan las pantys para cubrir sus piernas con telas gruesas y de colores
oscuros por considerar escandaloso mostrar piel bajo las faldas.
Tras
la Primera Guerra Mundial hubo una revolución en el comportamiento social y las
mujeres comenzaron a mostrar los tobillos y parte de las pantorrillas. Se
insertan en el mundo laboral y buscan la comodidad, es aquí donde las pantys destacan
como un accesorio con más colores.
Sin
embargo, en la década del 30’ con DuPont, inventor de las medias de nylon
llamadas “seda sintética”, se popularizaron al sacarlas al mercado vendiendo más
de 4 millones. Más adelante, en los años 60, con el destape de los muslos, adquieren
distintos colores e incluso estampados basados en movimientos artísticos del
pop art, transformándose en un elemento fundamental del clóset femenino.
Así
lo demuestra la encuesta realizada por Docmac Comunicaciones y respaldada por
Caffarena, a 450 mujeres entre 25 y 50 años, que concluyó que el 75% de las
consultadas declara usar pantys y el 60% las considera sinónimo de abrigo.
Su
uso y evolución ha sido notorio con el paso de los años, mientras que el
mercado se ha encargado de integrar nuevos materiales y diseños que realmente
suman a un outfit.
“Contamos
con modelos que tienen mayores propiedades, como la push up que realza los
glúteos, la cintura que no aprieta que distribuye la presión en la zona gracias
a una banda de sujeción, o la punto stop que tiene un componente químico
adhesivo que hace que el hilo quede termo fijado, sin romperse”, explica
Francisca Maroto, Product Manager de Caffarena.
Asimismo,
existen modelos que realmente maquillan las piernas y mantienen el calor
corporal como las elaboradas en angora y algodón, u opciones más alternativas
como la panty red que hoy vuelve en gloria y majestad luego de hacer furor en
los años 80’. Un signo de que esta prenda ya ha cumplido varios siclos en la
moda internacional.