jueves, 16 de julio de 2015

Víspera de fiesta de la Tirana fue con la “Chinita” sobre el altar



Imagen de la Virgen del Carmen apareció suspendida en el aire, a la vista de todos los fieles que llegaron hasta explanada del poblado.

Un simbólico inicio tuvo la misa de vísperas de la fiesta de la Virgen del Carmen en La Tirana, debido a que la imagen de la Patrona de Chile no estaba a un costado, en el altar, como es la costumbre, sino que su posición este año fue arriba, sobre el mismo, con el fin que ella presidiera la ceremonia y que pudiera ser vista por todos los que estaban en la explanada del templo.

Pero esa no fue la única sorpresa para este año. Para iniciar la ceremonia, una cruz monumental entró desde el centro de la plaza hasta el lugar donde se iba a realizar la liturgia, como signo de la primacía de Jesucristo, quien siempre estuvo acompañado por su madre, la Virgen María.

El símbolo fue algo grande para la organización, debido a que representa  (a cada costado), las letras Alfa y Omega, la primera y última del alfabeto griego, como representación de que Jesucristo es el principio y el fin de todas las cosas y la proclamación de la cruz marca al señor como signo de vida y de nuestra fe.

Tras esto, comenzó la celebración eucarística, donde el acento estuvo en Jesús como el modelo a seguir, pero que siempre estuvo ligado a la mujer más importante en su vida, quien le ayudó  a sopesar todos los problemas que tuvo y quien le enseñó en la primera infancia, lo que era el mundo.

A la medianoche, los fuegos artificiales comenzaron a brotar desde el cielo, para anunciar que el 16 de julio, día de la Virgen del Carmen, donde la multitudinaria concurrencia salió a saludar a la “Chinita”, por su aniversario y por el cierre de los 15 años del lema “Chinita del Carmen, mujer valiente de nuestra fe, ruega por todos nosotros en el camino y encuentro con el Maestro y Señor”.

Con esto, se prepara un nuevo ciclo en lo que es la iglesia para el 2016 tener un nuevo lema que adorne al Santuario de la “Carmelita” y que motive a los participantes en la festividad religiosa, tanto bailarines como fieles, a participar de esta celebración.