El "súper lunes" es una
expresión popular en Chile que se usa para el primer lunes de marzo, cuando
millones de personas se reincorporan al trabajo tras las vacaciones estivales y
se reanudan las clases, pero este año adquiere una nueva dimensión por la grave
crisis que vive el país.
Ese día será también el fin del letargo
en el que se han sumido en las últimas semanas las protestas por un mayor
bienestar social -salvo los graves incidentes registrados esta semana en Viña
del Mar en contra del festival de música- y comenzará un mes que los analistas
auguran "caliente", con multitud de concentraciones.
"Lo que no se sabe es qué grado de
violencia veremos en las protestas. No sabemos si el Gobierno asumirá las
recomendaciones de los organismos que han denunciado violaciones masivas a los
derechos humanos o si primará la visión más dura del Ejecutivo, lo que
alimentaría el conflicto", dijo a Efe la investigadora del Centro de
Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), Emmanuelle Barozet.
La preocupación también está en las
calles y no hay conversación entre vecinos o en la parada del autobús en la que
no aparezca el tema.
Los poquísimos comercios del centro de
la capital que aguantaron sin planchas de madera y metal se han empezado a
blindar y el propio presidente Sebastián Piñera aseguró esta semana que el
Gobierno "se ha preparado para resguardar el orden público" ante lo
que pueda pasar en marzo: "Acuerdos y no violencia es el camino",
dijo.
Marzo, el mes feminista
El calendario de protestas lo
inaugurarán las organizaciones feministas el mismo "súper lunes" con
una intervención sorpresa en un espacio público y con una concentración al día
siguiente frente al Congreso contra la ministra de la Mujer, Isabel Plá, que
será sometida a una interpelación por la oposición.
"Plá ha sido cómplice con su
silencio de la violencia política sexual contra las mujeres en las
marchas", denunció a Efe la vocera de la Coordinadora Feminista 8M,
Alondra Carrillo.
Las fuerzas de seguridad están en el
punto de mira desde el inicio de la crisis -la más grave desde el fin de la
dictadura en 1990, con al menos una treintena de muertos y miles de heridos- y
organismos como la ONU les han acusado de haber cometido violaciones a los
derechos humanos, incluidos delitos sexuales.
La gran cita feminista será el 8 de
marzo por el Día Internacional de la Mujer, cuando se espera una riada de
personas en Plaza Italia, una rotonda de Santiago convertida en epicentro del
estallido social y rebautizada popularmente como "Plaza Dignidad".
Las mujeres han estado muy presente en
esta crisis, sobre todo después de la irrupción del colectivo LasTesis y su
performance "Un violador en tu camino", y la semana feminista
culminará el lunes 9 con una huelga general.
"Tenemos unas expectativas muy
altas y creemos que hay un fuerte deseo de las mujeres y las disidencias a
salir a las calles", agregó Carrillo.
Estudiantes, mapuches y otros
colectivos
Durante los primeros días de marzo se
esperan multitud de marchas y tomas de liceos por parte de los reivindicativos
estudiantes chilenos, que a mediados de octubre empezaron a colarse sin pagar
en el metro en respuesta a una subida del billete y dieron pie a una revuelta
social sin parangón en tres décadas.
También habrá iniciativas a favor del
medioambiente y de la desprivatización del agua y una concentración el día 11,
cuando se cumplen dos años de la subida al poder de Piñera, cuyo niveles de
aprobación apenas superan el 10 %, los más bajos en la historia democrática del
país.
Para los últimos días del mes, está
prevista una movilización del pueblo mapuche y otra contra el criticado modelo
chileno de pensiones. En el mapa también aparece en rojo el "Día del joven
combatiente", que se conmemora todos los años en honor a dos hermanos
asesinados por el régimen de Augusto Pinochet (1973-1990).
Para Octavio Avendaño, sociólogo de la
Universidad de Chile, es difícil que se vuelva a los niveles de movilización de
octubre- cuando una marcha congregó a un millón y medio de personas en
Santiago-, pero sí se pueden alcanzar los niveles previos al verano.
"Hay que tener en cuenta que ya ha
comenzado la campaña por el plebiscito constitucional (del 26 de abril) y eso
va descomprimir un poco la tensión porque muchos grupos políticamente
organizados van a estar dedicados a la campaña", apuntó.
Barozet, del COES, apunta en la misma
línea y asegura que la sociedad está dividida entre "la gente que está
harta y quiere volver a la 'normalidad', la que está cansada pero quiere
cambios y una última que no desfallece y seguirá protestando" sea como sea.
"Una gran mayoría de manifestantes
espera transformaciones más profundas que las reformas que han emprendido hasta
ahora", agregó.
Fuente: EFE