sábado, 29 de febrero de 2020

Chile contiene el aire ante un mes de marzo "caliente" y lleno de protestas


El "súper lunes" es una expresión popular en Chile que se usa para el primer lunes de marzo, cuando millones de personas se reincorporan al trabajo tras las vacaciones estivales y se reanudan las clases, pero este año adquiere una nueva dimensión por la grave crisis que vive el país.

Ese día será también el fin del letargo en el que se han sumido en las últimas semanas las protestas por un mayor bienestar social -salvo los graves incidentes registrados esta semana en Viña del Mar en contra del festival de música- y comenzará un mes que los analistas auguran "caliente", con multitud de concentraciones.

"Lo que no se sabe es qué grado de violencia veremos en las protestas. No sabemos si el Gobierno asumirá las recomendaciones de los organismos que han denunciado violaciones masivas a los derechos humanos o si primará la visión más dura del Ejecutivo, lo que alimentaría el conflicto", dijo a Efe la investigadora del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), Emmanuelle Barozet.

La preocupación también está en las calles y no hay conversación entre vecinos o en la parada del autobús en la que no aparezca el tema.

Los poquísimos comercios del centro de la capital que aguantaron sin planchas de madera y metal se han empezado a blindar y el propio presidente Sebastián Piñera aseguró esta semana que el Gobierno "se ha preparado para resguardar el orden público" ante lo que pueda pasar en marzo: "Acuerdos y no violencia es el camino", dijo.

Marzo, el mes feminista

El calendario de protestas lo inaugurarán las organizaciones feministas el mismo "súper lunes" con una intervención sorpresa en un espacio público y con una concentración al día siguiente frente al Congreso contra la ministra de la Mujer, Isabel Plá, que será sometida a una interpelación por la oposición.

"Plá ha sido cómplice con su silencio de la violencia política sexual contra las mujeres en las marchas", denunció a Efe la vocera de la Coordinadora Feminista 8M, Alondra Carrillo.

Las fuerzas de seguridad están en el punto de mira desde el inicio de la crisis -la más grave desde el fin de la dictadura en 1990, con al menos una treintena de muertos y miles de heridos- y organismos como la ONU les han acusado de haber cometido violaciones a los derechos humanos, incluidos delitos sexuales.

La gran cita feminista será el 8 de marzo por el Día Internacional de la Mujer, cuando se espera una riada de personas en Plaza Italia, una rotonda de Santiago convertida en epicentro del estallido social y rebautizada popularmente como "Plaza Dignidad".

Las mujeres han estado muy presente en esta crisis, sobre todo después de la irrupción del colectivo LasTesis y su performance "Un violador en tu camino", y la semana feminista culminará el lunes 9 con una huelga general.

"Tenemos unas expectativas muy altas y creemos que hay un fuerte deseo de las mujeres y las disidencias a salir a las calles", agregó Carrillo.

Estudiantes, mapuches y otros colectivos

Durante los primeros días de marzo se esperan multitud de marchas y tomas de liceos por parte de los reivindicativos estudiantes chilenos, que a mediados de octubre empezaron a colarse sin pagar en el metro en respuesta a una subida del billete y dieron pie a una revuelta social sin parangón en tres décadas.

También habrá iniciativas a favor del medioambiente y de la desprivatización del agua y una concentración el día 11, cuando se cumplen dos años de la subida al poder de Piñera, cuyo niveles de aprobación apenas superan el 10 %, los más bajos en la historia democrática del país.

Para los últimos días del mes, está prevista una movilización del pueblo mapuche y otra contra el criticado modelo chileno de pensiones. En el mapa también aparece en rojo el "Día del joven combatiente", que se conmemora todos los años en honor a dos hermanos asesinados por el régimen de Augusto Pinochet (1973-1990).

Para Octavio Avendaño, sociólogo de la Universidad de Chile, es difícil que se vuelva a los niveles de movilización de octubre- cuando una marcha congregó a un millón y medio de personas en Santiago-, pero sí se pueden alcanzar los niveles previos al verano.

"Hay que tener en cuenta que ya ha comenzado la campaña por el plebiscito constitucional (del 26 de abril) y eso va descomprimir un poco la tensión porque muchos grupos políticamente organizados van a estar dedicados a la campaña", apuntó.

Barozet, del COES, apunta en la misma línea y asegura que la sociedad está dividida entre "la gente que está harta y quiere volver a la 'normalidad', la que está cansada pero quiere cambios y una última que no desfallece y seguirá protestando" sea como sea.

"Una gran mayoría de manifestantes espera transformaciones más profundas que las reformas que han emprendido hasta ahora", agregó.

Fuente: EFE