Cada vez más países
del mundo optan desde hace años por refrendar en su legislación la prohibición
de hacer apología y enaltecimiento de las dictaduras, como Alemania, aunque en
otras naciones dan prioridad al derecho a la libertad de expresión.
En España el PSOE ha anunciado su
intención de llevar al Congreso de los Diputados una propuesta para incluir
como delito en el Código Penal la apología y exaltación del franquismo,
siguiendo los pasos de la legislación de Alemania, entre otros países.
En Alemania el Código Penal desde 2005
tipifica la exaltación del nazismo como una de las formas del delito de
incitación al odio racial y contempla penas de hasta tres años de cárcel. El
Tribunal Constitucional alemán ya dictaminó en su día que la norma era
compatible con la defensa de la libertad de expresión.
La legislación alemania castiga
también, desde antes de 2005, negar o relativizar los crímenes del
nacionalsocialismo y en especial la negación del Holocausto.
En Italia, la Ley Mancino, de 1993, castiga
gestos, acciones y lemas relacionados con la ideología nazi-fascista y la
incitación a la violencia y a la discriminación por motivos raciales, étnicos,
religiosos o nacionales, y contiene penas por el uso de símbolos vinculados a
los citados movimientos políticos.
Sin embargo, en diferentes sentencias,
los magistrados han considerado que prevalece sobre esta norma la libertad de
expresión, por lo que varias personas fueron absueltas después de haber
realizado el saludo fascista.
En Predappio, el pueblo italiano en el
que está enterrado Benito Mussolini, todos los años centenares de personas
invocan el fascismo y honran la memoria del "duce".
Polonia equipara el nazismo con el
comunismo, y hacer apología de cualquiera está penado con hasta dos años de cárcel.
Austria también aprobó en 1947 la Ley
de Prohibición, para ilegalizar todas las organizaciones nazis y contribuir a
eliminar toda influencia del nazismo en la sociedad. En 1992 fue ampliada para
incluir claramente la prohibición de negar, minimizar, aprobar o justificar los
crímenes del nacionalsocialismo, especialmente el Holocausto judío, delito de
"negacionismo" penado con hasta diez años de cárcel.
En Francia son considerados delitos
penales tanto la apología de los crímenes de guerra y contra la humanidad como
el negacionismo del Holocausto o del genocidio cometido contra los armenios
durante la dominación otomana en 1915.
Recurrentemente en Francia se producen
sentencias por apología de crímenes de guerra o contra la humanidad,
generalmente ligadas a la conquista nazi del país, mientras el delito de
negacionismo ha motivado diversas condenas a dirigentes de la extrema derecha,
como el cofundador del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen.
En Suiza, una de las democracias más
antiguas y estables del mundo, no existen leyes específicas contra la apología
o la exaltación de dictaduras o ideologías totalitarias como el nazismo, el
fascismo o el comunismo.
Las legislaciones de los países
escandinavos son muy liberales con respecto a la defensa de la libertad de
expresión y otros derechos fundamentales, y no incluyen disposiciones
específicas contra la exaltación de dictaduras o de "ismos", ni
siquiera el nazismo, aunque sí se sancionan algunas expresiones y actos.
En Dinamarca y en Suecia existen varios
movimientos neonazis legales, y si bien la exhibición de símbolos nazis o la
defensa de sus ideas no son delito, sí pueden serlo las amenazas a grupos por
su raza o religión.
Noruega, donde a diferencia de sus
vecinos escandinavos sí hubo una ocupación nazi durante la II Guerra Mundial,
castiga con multas o prisión de hasta tres años expresiones de odio o
discriminación por motivos de raza, nacionalidad o etnia, incluida la
exhibición de símbolos nazis.
Grecia, a pesar de haber vivido la
ocupación nazi y una dictadura militar (1967-1974), no cuenta con ninguna ley
que prohíba explícitamente la exaltación del fascismo.
Sí están tipificados como delito la
negación del Holocausto, así como de los genocidios, crímenes contra la
humanidad y crímenes de guerra reconocidos por los tribunales internacionales o
por el Parlamento griego.
El partido neonazi Amanecer Dorado se
convirtió en 2015 en la tercera fuerza política del país, cuyos líderes
alababan la figura de Hitler, y, aunque desde hace años la cúpula del partido
está siendo juzgada, no lo es por su ideología sino por haber formado
presuntamente una organización criminal de carácter mafioso.
Rusia, que rechaza tajantemente la
comparación del nazismo con el comunismo, aprobó en 2014 una ley que castiga la
negación o el enaltecimiento de los crímenes cometidos por los nazis y
condenados por el tribunal de Núremberg.
Ucrania fue más lejos en 2015 al
prohibir la propaganda de los regímenes comunista y nazi, penar la negación
pública del carácter totalitario y criminal de estos sistemas y vetar el uso de
sus símbolos.
En Brasil la Constitución creada en
1988 después del régimen militar no tipifica como delito la exaltación de la
dictadura o de torturadores de ese periodo, pero considera como crimen
imprescriptible la acción de grupos "contra el orden constitucional y el
Estado Democrático".
Sin embargo, el presidente brasileño,
Jair Bolsonaro, ha expresado en diversas ocasiones su simpatía por la dictadura
que gobernó el país en 1964-1985 y ha exaltado públicamente a Carlos Alberto
Brilhante Ustra, uno de los jefes de la represión en la dictadura.
En Argentina está en estudio un
proyecto de ley para condenar el negacionismo de los delitos de lesa humanidad
contra los derechos humanos perpetrados por la última dictadura cívico-militar
que gobernó en 1976-1983 y que dejó unos 30.000 desaparecidos.
El nuevo presidente, el peronista
Alberto Fernández, confirmó este lunes que analiza un texto que podría basarse
en la ley que rige en Francia sobre el Holocausto para condenar en Argentina a
quienes nieguen el terrorismo de Estado.
En Chile se encuentra en trámite
parlamentario un proyecto de ley para prohibir el homenaje y/o la exaltación de
la dictadura cívico militar de Augusto Pinochet (1973-1990).
En México no existe un delito
específico contra la exaltación de dictaduras o ideologías como el nazismo, y
la Constitución mexicana defiende la libertad de expresión en varios de sus
artículos.
Fuente: EFE