Puntual y con una eterna sonrisa, la
"Diva de América", como se conoce a la cantautora mexicana Ana
Gabriel, cantó este martes por cuarta vez en su carrera en el Festival de Viña
del Mar, donde encandiló con su romanticismo a sus más fieles seguidores y
pidió "orar" por Chile.
Con un vestido negro con flores estampadas
y ante el totalmente entregado público del anfiteatro de la Quinta Vergara, la
artista, de 64 años, comenzó con "Destino", tema incluido en su disco
"En vivo", de 1990, un repertorio que navegó entre la balada y la
canción tradicional mexicana.
"Ayer fue la noche de las mujeres.
Hoy son de los recuerdos. ¡Y no porque seamos viejas!", dijo la intérprete
antes de recibir un "¡nooo!" rotundo de su público, durante la 61
edición del festival chileno, que se extenderá hasta el viernes próximo.
Un inesperado discurso
Al término de cantar con su inimitable
voz rasgada eso de "Dices que me amas, que no vives si no estás
conmigo...", versos de su tema "Mar y Arena", María Guadalupe
Araujo -su nombre real-, agarró una bandera de Chile con la mano y lanzó un
extenso discurso.
"Viendo la situación de mi país,
viendo la situación que continúa en esos países tan hermosos como Venezuela,
Nicaragua, Honduras, se me llenó el alma de una tristeza tan grande de ver a mi
Chile de esta manera", comenzó diciendo al terminar la cuarta canción de
la noche, con una bandera del país austral en la mano.
Tras sus presentaciones en 1992, 1995 y
2014, Ana Gabriel desembarca de nuevo en Viña en un delicado momento para
Chile, donde hace cuatro meses se produjo un estallido de protestas en las
calles que claman por cambiar el modelo socioeconómico del país para lograr
mayor igualdad social, y contra el Gobierno del conservador Sebastián Piñera.
La mexicana se mostró tajante:
"Espero que las cosas vuelvan como lo tenía yo siempre en mi alma".
"No me gusta la política, pero
tampoco acepto que le hagan daño a los pueblos. No lo puedo aceptar, como no
acepto lo que está pasando en México", confesó, y pidió "orar"
para que "se arregle Latinoamérica". "Porque realmente el último
país que yo pensé que fuera a caer en las manos y garras de algunos pocos,
cayó", sentenció.
"Así es que amigos chilenos, no se
dejen. Recemos por este país", concluyó ante un público que gritaba fuerte
la consigna "Chile despertó".
El infaltable mariachi
Luego de desgranar el enérgico tema
"Baila el reggae", de su quinto álbum, "Quién como tú", de
1989, un grupo de mariachis se instaló en el escenario para acompañar a
"la diva" en una serie de temas que comenzó con "Tú lo
decidiste", con el público totalmente entregado.
Los gritos de "¡ídola, ídola! por
parte del "monstruo" -como se conoce al público del festival- se
mezclaron con los carteles con mensajes de apoyo a la mexicana y los regalos
que sus seguidores empezaron a darle desde la primera fila. "¿Esto no es
política verdad?", preguntó al ver las pancartas.
También el estribillo de "A pesar
de todos, te amo", se convirtió en una prueba de fuego para el público,
que coreó en solitario con su admirada cantante mirando emocionada.
Con la emoción a flor de piel
Una particular versión, con aires de
flamenco, de "No me digas", canción que cantó Rocío Durcal a finales
de la década de 1990, incrementó la emoción en un recital en el que su
protagonista pocas veces perdió la sonrisa.
"Luna", dedicada a los seres queridos
fallecidos y "Hasta que te conocí" ejercieron de antesala para la
entrega a la cantante, por parte de los presentadores del festival, de la
Gaviota de Plata, tras la que el público empezó a gritar "Oro, oro,
oro". Esta llegaría minutos más tarde.
"Mi público es el público más
fiel", llegó a reconocer la carismática artista.
Con "Quién como tú", uno de
sus principales hits, "Simplemente amigos", que cantó cubierta con la
bandera de Chile, y "Ay! amor", ya se iba respirando el final
definitivo, que llegó con "En la oscuridad", que apagó, al menos por
el momento, el periplo de Ana Gabriel en su amada Viña del Mar.
Fuente: EFE