El Senado chileno rechazó este martes
inhabilitar al intendente de la región metropolitana de Santiago, Felipe
Guevara, por su política para desincentivar, a través de la ocupación policial
de espacios públicos, las protestas que sacuden al país austral desde hace más
de tres meses.
La "acusación
constitucional", presentada por la oposición de centro-izquierda e
izquierda y aprobada en la Cámara de Diputados el 23 de enero, obtuvo 18 votos
a favor, 15 en contra y dos abstenciones en la Cámara alta, lejos de los 22
votos que necesitaba para su aprobación.
"He tenido en todo momento el
respaldo de un gran equipo de Gobierno y del propio presidente, Sebastián
Piñera (...). Con mucha humildad recibo este resultado", reconoció tras la
votación Guevara, quien en las próximas horas se reincorporará a su puesto.
La oposición presentó la iniciativa
bajo el argumento de que Guevara violó el derecho de expresión y de reunión al
poner en marcha la llamada política "de copamiento", que consistió en
el despliegue de miles de agentes y en el cerco de Plaza Italia, una rotonda
del centro de la capital convertida en epicentro de las protestas.
"Lo que ha hecho el intendente de
Santiago es cumplir con su deber de proteger el orden público y seguridad
ciudadana utilizando los instrumentos que la ley otorga", señaló horas
antes de la votación Piñera, contra quien la oposición presentó en diciembre
otra acusación que no prosperó.
La inhabilitación que sí se aprobó fue
la impulsada contra el exministro del Interior Andrés Chadwick, quien quedó
inhabilitado para ejercer cargos públicos durante cinco años por la dureza con
que los cuerpos policiales reprimieron las protestas al inicio de la crisis.
Chile vive su convulsión social más
grave desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), con al
menos una treintena de muertos, miles de heridos y denuncias de presuntas
violaciones de los derechos humanos contra las fuerzas de seguridad por parte
de organismos como la ONU o Amnistía Internacional.
Lo que empezó siendo un llamamiento de
los estudiantes a colarse en el metro de Santiago para protestar contra el
aumento de la tarifa se convirtió en una revuelta a favor de un modelo
económico más justo, que ha dejado también episodios de violencia extrema con
saqueos, incendios, barricadas y destrucción de mobiliario público.
Aunque las manifestaciones han perdido
fuerza, sigue existiendo descontento en las calles y la crisis parece lejos de
solucionarse, pese a las medidas sociales anunciadas por el Gobierno y al
acuerdo parlamentario para convocar un plebiscito sobre una nueva Constitución.
Fuente: EFE