sábado, 27 de febrero de 2010

Desolación en Chile tras el violento sismo que causó al menos 214 muertos


Paisaje desolador, un saldo provisional de 214 muertos y 1,5 millón de viviendas afectadas. Aún no hay una cifra oficial de personas heridas; se estima en cientos atrapados bajo los escombros

"Creemos que hay 1,5 millón de viviendas con algún nivel de daño y alrededor de 500 mil con daños severos", comunicó la ministra de Vivienda, Patricia Poblete, quien agregó que "este es un informe preliminar, recién en 72 horas más tendremos un registro más riguroso, pero el verdadero catastro demorará de 15 a 20 días", informa criticadigital.com.ar.

En tanto, Carmen Fernández, directora de la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (Onemi), explicó que el tsunami registrado en el archipiélago de Juan Fernández dejó cinco fallecidos y 11 desaparecidos. El rescate de las víctimas continúa, ya que el sismo de proporciones destrozó caminos, colapsó puentes, dejando casi incomunicado al sur de Chile. Pero la situación empeoró con el paso de las horas, ya que el terremoto y las más de 60 réplicas ocurridas durante la jornada provocaron olas de hasta ocho metros en el Océano Pacífico que ingresaron a diferentes pueblos costeros.

"Iloca desapareció", dijo un auditor a Radio Cooperativa desde ese poblado del sur de Chile, donde el mar ingresó al plano urbano. "El agua se llevó todo, todo", dijo Hernán, habitante de Boyecura, donde el agua arrancó de cuajo las viviendas, vacías gracias a que sus dueños corrieron hacia los cerros a refugiarse.

Sergio Barrientos, jefe científico del Instituto de Sismología de la Universidad de Chile, agregó: "Este sismo fue de una intensidad unas 50 veces mayor que el de Haití". Por su parte, el presidente electo, Sebastián Piñeira se reunió con el ministro del interior, Edmundo Pérez Yoma y tras el encuentro afirmó: "Éste es el terremoto más grande que hemos enfrentado en los últimos 30 años".

También cayeron muros en las cárceles, donde más de 200 presos aprovecharon para escapar y aumentar el caos, prendiendo fuego las casas cercanas al penal de Chillán. Además, la capital, habitada por unos seis millones de personas, quedó incomunicada del sur del país por tierra, debido al corte de caminos a 45 kilómetros de Santiago.