El gobierno de
Bolivia cedió ante las protestas contra su política de no repatriación de
connacionales, anunciando que habilitará en seis días infraestructura en la
frontera con Chile para recibir a centenares de connacionales retenidos allí a
causa de la cuarentena contra la pandemia del COVID-19.
"Estamos
habilitando centros de acogida y cuarentena en la localidad de Pisiga, para
recibir a los compatriotas que vienen de Chile. En los siguientes seis días
estos centros estarán aptos para poder acogerlos de modo seguro y digno",
dijo el ministro de Defensa, Fernando López, en un mensaje a los viajeros.
El
mismo ministro había dicho el lunes, durante una visita al pueblo fronterizo de
Pisiga, que la presidenta Jeanine Áñez había ordenado que se cumpla la política
"nadie entra, nadie sale" de Bolivia durante la actual cuarentena
contra el COVID-19, enfermedad causada por el nuevo coronavirus.
El
veto gubernamental a la repatriación desató una ola de protestas de políticos,
activistas de derechos humanos y otros sectores que denunciaron como inhumana e
ilegal la retención de los viajeros bolivianos en el lado chileno de la
frontera, donde estaban hacinados en carpas provistas por el país vecino.
López
dijo, en el mensaje divulgado por su oficina de prensa, que tras ingresar al
país los bolivianos repatriados deberán pasar por rigurosos exámenes médicos y
quedar en cuarentena preventiva de 14 días en Pisiga.
Medios
locales reportaron, citando a autoridades del norte de Chile, que este martes
se había duplicado la cantidad inicial de 150 bolivianos concentrados en la
frontera altiplánica con afán de ingresar a su país.
La
Defensoría del Pueblo, que pidió la intervención de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, dijo que entre los viajeros retenidos había ancianos,
mujeres embarazadas y niños.
Fuente:
Sputnik