Como cada viernes, cientos de personas se reunieron en la Plaza Italia
para reclamar contra la desigualdad en el país, pese a la situación del
Covid-19. La protesta cerró una semana convulsionada, con manifestaciones de
mujeres y estudiantes y renovadas denuncias de violaciones a los derechos
humanos.
Ni el coronavirus parece frenar la protesta social
en Chile. Como ocurre cada viernes desde el inicio del estallido social
hace seis meses, el 13 de marzo se concentraron cientos de personas en la Plaza
Italia de Santiago (rebautizada “Plaza Dignidad” por los manifestantes) para
expresar su rechazo al Gobierno de Sebastián Piñera y al sistema desigual que
rige al país.
La amenaza del Covid-19, que ha llevado a tomar
medidas contrarias a las aglomeraciones de personas, no frenó a los
manifestantes, aunque sí se notó una merma de la asistencia. Los que
estuvieron, se hicieron oír, con tambores y cacerolas y entonando cánticos como
“El pueblo unido jamás será vencido”, “Chile despertó” o “El baile de los que
sobran”, del grupo de rock Los Prisioneros.
“Creo que, a pesar de la estrategia del Gobierno
para crear pánico con el brote de coronavirus, la gente va a seguir marchando.
Los jóvenes saben que las personas que tienen riesgo son los mayores”, señaló
la estudiante universitaria Liseth Toledo a la agencia EFE.
En la marcha también se realizó un homenaje a
Cristián Valdebenito, el hombre de 48 años que murió el viernes 6 de marzo,
presuntamente como consecuencia del impacto en la cabeza de una bomba
lacrimógena disparada por las fuerzas de seguridad.
La concentración, mayoritariamente pacífica,
terminó con algunos incidentes, luego de que los Carabineros intervinieran para
dispersar a las personas con gases lacrimógenos y camiones lanza-agua, a lo que
los manifestantes respondieron con algunas piedras, además de actos de
vandalismo y destrozos.
La marcha del viernes,
final de una semana agitada en Chile
Transcurrida la temporada estival en Chile, marzo
vio la reactivación de la protesta social en el país que, más allá de no
alcanzar la magnitud de las movilizaciones iniciadas en octubre de 2019, sigue
contando con un núcleo duro de participantes.
La huelga de mujeres del lunes 9 de marzo, un día
después de la masiva movilización por el Día Internacional de la Mujer, abrió
una semana convulsionada en el país. A ese encuentro le siguieron protestas
estudiantiles en distintos puntos del país y en algunas estaciones del metro de
Santiago.
El miércoles 11, al cumplirse dos años del regreso
del conservador Sebastián Piñera a la presidencia, también se produjo una
manifestación en la capital, que contó con la participación de Gustavo Gatica,
el joven que perdió la vista luego de recibir dos disparos de perdigones en el
rostro en noviembre, siendo el primer caso de un manifestante ciego, una situación
que se repitió en la represión policial de las protestas.
Además, el jueves 12, la oficina de la Alta
Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) denunció
que no ha habido “avances significativos” en la protección de los derechos
humanos en el país y que el Estado prácticamente no ha cumplido con ninguna de
las 21 recomendaciones que el ente le hizo hace tres meses.
Esa acusación se vio fortalecida también con la
difusión de un video a través de las redes sociales, en el que se ve cómo los
Carabineros golpeaban a un hombre de 69 años durante la protesta de mujeres del
domingo.
En el marco del combate a la propagación del
Covid-19, el Gobierno chileno anunció el viernes 13 de marzo la prohibición de
eventos públicos con más de 500 personas, entre otras medidas.
Esa limitación entrará en vigor el lunes 16 y
significaría también un obstáculo para la realización de las protestas y otras
convocatorias de organizaciones sociales, que vienen siendo frecuentes a partir
del estallido en el país.
Además de esta prohibición, la administración de
Sebastián Piñera dispuso el control a pasajeros de países “en riesgo”, la
aprobación de una partida de más de 260 millones de dólares para la compra de
insumos médicos, la gratuidad de las pruebas de diagnóstico para afiliados a la
seguridad social y el cierre de escuelas donde se registren entre uno o dos
casos, entre otras medidas.
Chile cuenta hasta el momento con 43 casos
confirmados de Covid-19 y otros 2.000 en observación, aunque las autoridades
consideran que el número puede subir considerablemente y decisiones más duras
podrían ser tomadas. Así, el coronavirus podría convertirse en el principal
enemigo de las movilizaciones sociales que, con mayor o menor intensidad, han
mantenido la calle caliente en Chile durante los últimos meses.
Fuente: EFE