Cuatro
meses después de convertirse en el primer manifestante en perder la vista, el
joven Gustavo Gatica volvió este miércoles a la Plaza Italia, el epicentro de
las protestas en Chile y el lugar donde el pasado 8 de noviembre un agente le
disparó dos perdigones al rostro.
Al grito de “¡Piñera, culpable, tus manos tienen
sangre!”, el universitario dio una vuelta a la plaza agarrado a su hermano y
acompañado por un grupo reducido de amigos, mientras era vitoreado por las decenas
de manifestantes que se encontraban protestando contra el Gobierno un día más
en el lugar.
“Es la primera vez que mi hermano sale a la calle
luego de que recibiera ese ataque de las fuerzas represivas. Son sentimientos
encontrados. Se reviven muchas cosas, pero también es emocionante recibir el
cariño de la gente”, dijo a Efe visiblemente emocionado su hermano, Enrique
Gatica.
Con lentes de sol, bastón y una camiseta negra
alusiva a las manifestaciones que los estudiantes chilenos protagonizaron en el
metro y que detonaron el estallido social, Gatica hizo su primera aparición
pública el mismo día en que se cumplen dos años de la subida al poder del
presidente chileno, el conservador Sebastián Piñera.
“Que mi hermano salga nuevamente a las calles es un
símbolo de resistencia y él quería manifestar eso, que pese a lo complejo de su
situación médica vuelve a estar en las calles”, apuntó Enrique.
“Es un llamado a que la gente siga participando,
movilizándose, organizándose para que este Gobierno criminal termine de una vez
por todas”, agregó.
El joven de 21 años y estudiante de Psicología fue
el primer manifestante que quedó completamente ciego por disparos de
perdigones. Tras pasar 17 días ingresado en un hospital de la capital, los
médicos anunciaron el 26 de noviembre que no se podía hacer nada por sus ojos.
Su caso dio la vuelta al mundo y provocó encendidas
críticas de diversos organismos internacionales, que denunciaron el elevado
número de mutilados oculares durante la dispersión de las protestas y acusaron
a las fuerzas de seguridad de graves violaciones a los derechos humanos.
Según el independiente Instituto Nacional de
Derechos Humanos (INDH), un total de 405 personas han sufrido heridas oculares
desde que comenzó la crisis el pasado octubre, de las cuales dos se quedaron
completamente ciegos y 31 sufrieron estallido o pérdida total de uno de los
ojos.
La Sociedad Chilena de Oftalmología llegó a hablar
de una “epidemia” de mutilaciones oculares inédita en el país.
Además de Gatica, la otra persona que perdió la
vista es Fabiola Campillay, una mujer de 36 años que recibió el impacto de una
bomba de gas lacrimógeno a finales de noviembre cuando esperaba el autobús para
dirigirse al turno de noche de su trabajo en Santiago.
La Fiscalía chilena abrió una investigación para
dar con los agentes que dispararon tanto a Gatica como a Campillay, pero aún no
han trascendido avances de la misma.
Chile vive su convulsión social más grave desde el
fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), que ya ha dejado más de
una treintena de muertos, miles de heridos y detenidos, además de episodios de
violencia extrema con incendios, saqueos y destrucción de mobiliario público.
Fuente: EFE