Plaza Italia, la
zona cero de las protestas en Chile, lucía este viernes vallada y casi vacía,
un imagen inédita en los últimos cinco meses. Apenas unos puñados de jóvenes
deambulaban por los alrededores de una rotonda que desde octubre ha concentrado
cada semana a miles de personas.
Lo que no
consiguieron las Navidades ni el verano austral ni la dureza de las fuerzas de
seguridad lo ha logrado la pandemia del nuevo coronavirus, que en el país ya
afecta a 434 personas, la mayoría de ellas en la capital.
«Hay que seguir
luchando, a (el presidente Sebastián) Piñera le cayó como anillo al dedo el
coronavirus y nos están metiendo miedo para que la gente no se manifieste»,
dijo a Efe María Elisa, una de los pocos jóvenes que acudieron como cada
viernes a la plaza y que finalmente fueron dispersados con bombas lacrimógenas
y carros lanza-aguas.
Chile se encuentra
desde este jueves bajo el estado de excepción por catástrofe, con las clases
suspendidas desde el lunes y fronteras, centros comerciales, cines,
restaurantes y comercios que no sean de primera necesidad cerrados.
El país registró el
primer caso de COVID-19 el pasado 3 de marzo y aún no se ha producido ninguna
muerte, aunque hay un paciente en estado crítico.
«Las protestas
volverán»
La investigadora
del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) Sofía Donoso
aseguró a Efe que cada vez hay más conciencia de la importancia de quedarse en
casa y que la ciudadanía condenaría que la gente saliera a protestar, «lo que
no significa que las demandas sociales se hayan olvidado, todo lo contrario».
«Creo que esta
crisis sanitaria va a evidenciar muchas de las cosas por las que se ha peleado
estos meses, sobre todo lo relacionado con el acceso desigual a la sanidad.
Cuando pase todo, la gente volverá a la calle y con más razón», añadió la
socióloga.
Chile vive desde el
pasado octubre su convulsión social más grave desde el fin de la dictadura de
Augusto Pinochet (1973-1990), con una treintena de heridos y miles de heridos,
además de graves acusaciones contra las fuerzas de seguridad por violaciones a
los derechos humanos durante las marchas.
Lo que comenzó como
una protesta contra la subida del billete de metro terminó convirtiéndose en un
clamor popular a favor de mejores servicios básicos y en contra del desigual
modelo económico, que también ha dejado episodios de violencia extrema con
saqueos, incendios y destrucción de mobiliario público.
Para Octavio
Avendaño, de la Universidad de Chile, el hecho de que previsiblemente se vaya a
aplazar a octubre el plebiscito del 26 de abril sobre la conveniencia de
redactar una nueva Constitución también ha ayudado a disminuir la tensión
social, aunque no a eliminarla.
«En las próximas
semanas van a surgir nuevas situaciones de conflicto asociadas a cómo se está
enfrentando esta pandemia. En este país hay una gran precariedad sanitaria y el
virus se va a cebar con los más débiles económicamente y con los que no pueden
trabajar desde casa», agregó.
La mayoría de las
fuerzas políticas del país pactaron el jueves postergar para el 25 de octubre
el histórico plebiscito -sobre el que el Gobierno tiene puestas todas sus
esperanzas para solucionar el estallido social-, ya que el pico de contagios
por coronavirus se espera para finales de abril.
Aunque se da
prácticamente por asegurado, el acuerdo aún tiene que pasar por varios trámites
parlamentarios para oficializarse.
Una cuarentena que
no llega
«Esto es una
emergencia sanitaria y muchos dirigentes sociales han llamado a la
autocuarentena y a continuar las protestas por internet. En este momento nadie
está en condiciones de exponerse al virus», afirmó por su parte a Efe la
socióloga de la Universidad de Chile Emmanuelle Barozet.
Aunque hay muy poca
actividad en las calles, el Gobierno aún no ha decretado el confinamiento
preventivo, como sí han hecho otros países vecinos como Argentina y Perú, pero
cada vez son más voces la que lo piden, sobre todo en la capital.
«Resulta
imprescindible el cierre total de la región metropolitana el día de hoy. Le
pido a todas las personas que quieren colaborar en esta crisis que se queden en
sus casas», instó en rueda de prensa la presidenta del Colegio Médico, Izkia
Siches.
Este viernes,
además, medio centenar de alcaldes le solicitaron al Gobierno que declare la
cuarentena obligatoria en todo país y en Twitter, bajo la etiqueta
#CuarentenaTotalChile, se ha convocado a la población a que salga a los
balcones a las 21.00 hora local (00.00 GMT del sábado) a «cacerolar» para
exigir más medidas contra el COVID-19.
Fuente:
EFE