
Con más de 25 años de carrera, el animador de TVN, Felipe Camiroaga Fernández, se consolidó en los últimos años como uno de los profesionales más importantes de la televisión chilena, en una carrera que iba en permanente ascenso.
Nació en Santiago, siendo hijo de de María de la Luz Fernández y Jorge Camiroaga. Cuando era pequeño, sus padres sufrieron un quiebre matrimonial. Mientras María de la Luz se radicó en Canarias, España, su padre se dedicó a cuidarlo.
Su infancia estuvo marcada por los viajes entre Santiago y Villa Alegre, en la región del Maule. Y fue en esa zona del sur del país, donde nació su amor por el campo y los animales, que marcarían el resto de su vida.
Antes de ser un rostro importante, su trayectoria comenzó tras las cámaras. A fines de los 80, el entonces egresado de la carrera de Producción y Dirección de TV en el Instituto Inca-Cea, fue asistente de cámara del canal Red de Televisión Universidad de Chile (actual Chilevisión). En 1988, debutó como reemplazante de conducción en el programa Video Top y posteriormente en Extra Jóvenes, ambos de la misma estación, donde compartió animación con Katherine Salosny y posteriormente Claudia Conserva. En el último espacio eran cotidianas sus actuaciones lúdicas.
El salto a una liga importante sucedió en 1992, cuando el 9 de marzo de aquel año debutó en el incipiente programa Buenos días a todos del canal estatal. En dicho espacio estuvo acompañado de Tati Penna y Juan La Rivera.
Tras dejar el matinal, su carrera emprendió otro salto: el de los estelares, cuyas primeras producciones no fueron muy bien evaluadas, como Motín a bordo y Contigo en verano. Ocurrió lo contrario con los exitosos programas La noche del Mundial y Pase lo que pase, donde conformó una entrañable pareja televisiva con Karen Doggenweiler.
En estos últimos programas desarrolló su faceta artística y humorística -había estudiado un año de teatro en la Escuela de Fernando González-, con los memorables personajes Washington y Luciano Bello. El conductor ya tenía experiencia como actor, tras protagonizar las teleseries de TVN, Jaque mate y Rojo y miel.
En la última década, su evolución como animador fue notoriamente en ascenso, con programas como el reality show Pelotón, el espacio dedicado a las historias de parejas Pasiones, y los estelares Ciudad Gótica, Animal nocturno y Halcón y Camaleón. En este último programa fueron recordadas sus entrevistas en profundidad y sus cooperaciones en los sketch del humorista Stefan Kramer.
En 2004 retornó al matinal Buenos Días a Todos, donde integró el trío de conductores con Jorge Hevia y Tonka Tomicic. Luego continuó sólo con la modelo y animadora. Tras la partida de Tomicic a Canal 13, se reencontró con Katherine Salosny en la animación, y finalmente llegó Carolina de Moras para acompañarlo en el matinal de todos los chilenos.
Su gran paso internacional se produjo cuando animó las ediciones 2009 y 2010 del Festival Internacional de Viña del Mar, junto a la periodista Soledad Onetto.
A pesar de que en lo personal sus últimos años presentaron algunas dificultades -se le incendió su casa en Chicureo y estuvo constantemente acosado por su vida amorosa-, su carrera se dirigía en ascenso. Tanto así, que el importante canal estadounidense para la comunidad hispana, Univisión, le ofreció un millonario contrato. Sin embargo, él decidió continuar con sus labores en TVN.
En la noche anterior al fatal accidente, el animador participó en el rodaje de la primera película de Stefan Kramer, junto a su amigo y también conductor, Martín Cárcamo. Y horas previas al accidente, condujo su último programa en el matinal, donde informó que iba a viajar al archipiélago para registrar las labores de reconstrucción que encabezaba el también fallecido empresario Felipe Cubillos, fundador del Desafío Chile.