martes, 20 de septiembre de 2011

Obama anunció su plan para bajar el déficit con un impuesto a los ricos

Después de largos meses de coquetear con la derecha económica, Obama decidió dar un golpe de timón y volvió a pararse sobre algunas de sus posiciones de izquierda: el presidente anunció un plan para recortar el déficit cuyo elemento central es suspender los alivios impositivos a los más ricos y establecer nuevas reglas que impidan que los millonarios contribuyan a las arcas del estado menos que los norteamericanos de clase media.

El giro fue tan pronunciado –y sugestivo al tiempo que se acercan las elecciones de noviembre de 2012 y las encuestas no ayudan demasiado a Obama– que los republicanos afirmaron que el presidente está llamando a la lucha de clases en el país. Aplicar más impuestos a los ricos “no es lucha de clases, es matemática” , se defendió el presidente de Estados Unidos, donde el peor “insulto” que puede recibir un político es el de “socialista” o “comunista”.

Hablando desde el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, Obama presentó un plan que debería servir para ahorrar más de 4 billones de dólares en los próximos diez años, en un país ahogado por el déficit y el endeudamiento. De ese total, espera poder recaudar 1,5 billones justamente a través de la ampliación de la base impositiva, otros 1,1 billones de la finalización en etapas de las guerras en Irak y Afganistán y 1,2 billones con recortes ya establecidos en una reciente ley presupuestaria. El resto saldrá de menos intereses a pagar y de más lápiz rojo sobre “una amplia gama” de programas oficiales , explicó el gobierno.

Obama mostró el plan como parte acompañante de su paquete de 450.000 millones de dólares para estimular la creación de puestos de trabajo. El país está sufriendo una tasa de desempleo del 9,1% y un número record de pobres de más de 46 millones de personas , por lo cual el presidente debió salir rápido como un bombero a intentar apagar el fuego que está quemando la economía nacional. Pero para la oposición, las medidas de Obama son simplemente parte de una receta “populista”: dinero para los trabajadores y más impuestos para los ricos. “Poner a un grupo de estadounidenses contra otro no es liderazgo”, criticó el presidente de la Cámara de Diputados, el republicano John Boehner, mientras que su colega de partido Paul Ryan afirmó que “la lucha de clases puede ser buena para la política, pero pudre la economía”.

En su mensaje, Obama explicó que el gobierno no puede enfrentar el déficit de más de 14,5 billones de dólares a menos que “cada uno cumpla con su parte, de manera que nadie tenga que soportar demasiado peso” . Para empezar, el presidente quiere suspender los alivios fiscales que los estadounidenses que ganan más de 200.000 dólares al año (o las familias cuyos ingresos son de más de 250.000) disfrutan desde los tiempos de su predecesor, el republicano George W. Bush. Y después quiere reformar el código impositivo de manera de impedir que los que embolsan más de un millón de dólares anuales terminen pagando menos tasas que los estadounidenses de clase media. Hasta le pusieron un nombre a esta medida, la “Buffett Rule”, en referencia al genio de las inversiones Warren Buffett, un magnate que nada en dinero pero es tan simpático que dice en público que los ricos como él tienen que contribuir más.

“Si no somos capaces de pedir a aquellos a los que las cosas les van de manera extraordinaria que ayuden a EE.UU. a cerrar la brecha del déficit, entonces la lógica, la matemática, dicen que algún otro tendrá que hacer mucho más” para llenar las arcas fiscales, dijo Obama. “Tener que poner todo el peso sobre la clase media y los pobres es inaceptable para mi”, añadió.

Y se puso todavía más duro. Obama advirtió a los republicanos que vetará cualquier proyecto de ley para recortar el déficit que incluya perjuicios para las personas que dependen del Medicare, la cobertura médica para los jubilados, y excluya el aumento de impuestos para los más ricos.