domingo, 25 de diciembre de 2011

Monseñor Marco Ordenes: En Belén de Judá esta noche ha nacido el Salvador


Con profundo recogimiento y gozo en el corazón, el mundo católico esperó y conmemoró el nacimiento Jesús en torno a la Mesa del Señor, donde con devoción los fieles adoraron al Hijo del Dios que se hizo carne en medio de la ciudad, la pampa y las caletas.

A la luz de las velas encendidas en medio de la asamblea, y como signo de la llegada del Señor al mundo, los fieles de la Diócesis de Iquique iniciaron la celebración de la santa misa en la Catedral Inmaculada Concepción con la solemnidad alegre con que la Navidad invade el corazón de los creyentes cristiano.

Durante su mensaje, monseñor Marco Antonio Ordenes preguntó ¿Qué mueve a Dios a hacerse presente entre nosotros, no solamente a través de su Palabra sino también con su Hijo, Palabra eterna, pero hecha carne?, y resaltó que cuando contemplamos el misterio de la Navidad, contemplamos también el misterio de lo que Dios es: Dios es amor".

El Señor, agregó el Obispo de Iquique, viene de manera tan distinta a establecer su Reino de paz y de justicia, lo viene a establecer de una manera tan humilde, simple y sencilla; "Qué tienes Niño de Belén que nuestro corazón atraes, nos rendimos a tus pies y somos miles los que te adoramos y te buscamos como los pastores".

"Nosotros contemplamos en Belén nuestra historia, nuestra carne, nuestra realidad y quedamos asombrados de que Dios nos venga a visitar de esta forma, y que esté allí con un abrazo acogedor, de sentirnos cercanos, y desde allí con nuestra propia carne esperamos nuestro abrazo", añadió.

También aseguró que Dios sabe que sin nadie podrá salvarse, no habrá sistema político, organización, ni poder que pueda transformar la realidad de este mundo, "si el Señor no está en nuestro corazón, definitivamente triunfará el egoísmo, el orgullo, la vanidad, la prepotencia, y en nuestros sistemas sociales seguirá imperando la injusticia; ni habrá dialogo, ni comunión, ni abrazo, solo tendremos intolerancia y una pérdida de los vínculos sociales. Si tú, Padre, estas con nosotros la realidad será distinta".

"Con Dios es posible vencer la injusticia, construir una patria que termine con el escándalo y el pecado de la desigualdad social, en donde cada vez hay más pobres que se hacen más pobres y pocos ricos que hacen más ricos, incluso a costa de la pobreza del más pobres", enfatizó Monseñor Marco Antonio, y agregó que "es posible que acabe la desigualdad de este país, si Dios está entre nosotros, y también se hace posible el que nosotros seamos más generosos, más pendientes de los demás".

Al contrario, dijo también el Obispo, "cuando Dios no está, la gota del poder y la humillación, la prepotencia, como dice el profeta Isaías, carga entre nosotros. Cuando Dios no está en el criterio económico, la economía se vuelve un león que devora la humanidad. Cuando falta en la familia, entonces aumenta la violencia familiar y en los barrios, la despreocupación por el cuidado de los hijos, se destruyen los vínculos, y entonces las tinieblas lo cubren todo".

"Hoy anunciamos una buena noticia: en Belén de Judá esta noche ha nacido el Salvador. Que podamos sentir en esta Navidad, el abrazo de este Dios que nos mira con misericordia, que contempla nuestro corazón y sabe que si no nos mira, si no nos toca, no será posible lograr la paz, para nosotros, para el mundo y para la patria".