El gobierno anunció que se repone el uso de los gases lacrimógenos por parte de Carabineros para enfrentar protestas y manifestaciones, luego de recibir los estudios correspondientes encargados, que indican que estos elementos “no tienen efectos abortivos ni causan daño a la salud”, según dijo el ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter.
Las investigaciones que tomó en cuenta La Moneda fueron elaboradas por el Ministerio de Salud y la FAS (Federation American Scientists, Federación de Científicos norteamericanos).
El anuncio del Ejecutivo se produce a horas de la convocatoria a una nueva marcha contra HidroAysén esta tarde en el centro de Santiago, y las manifestaciones programadas en Valparaíso para el 21 de mayo, día de la cuenta pública del Presidente Sebastián Piñera ante el Congreso.
Con esta decisión, el gobierno revierte la suspensión anunciada el martes pasado, cuando el propio Hinzpeter congeló el uso de los gases lacrimógenas, a raíz de la polémica instalada con la difusión de estudios del especialista Andrei Tchernitchin, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, quien advirtió que las lacrimógenas chilenas son un real peligro para embarazadas y niños.
El jefe de gabinete dijo que los resultados de los estudios recibidos señalan que los gases lacrimógenos, “en las concentraciones empleadas, que es de 0,4 milígramos por metro cubico, no tienen efectos”, aludiendo al elemento CS que componen los cartuchos y granadas del personal policial.
Además, destacó que estos mismos gases son usados en varios países, y remarcó que Carabineros los adquiere al mismo proveedor (la empresa estadounidense Combined Tactical Systems) al que compran las policías de Alemania, Suiza y Japón.
“En consecuencia, como en muchas partes del mundo, perfectamente pueden y deber ser utilizados para resguardar el orden público para enfrentar disturbios y manifestaciones violentas”, decisión que dijo ya comunicó al general director de Carabineros, Eduardo Gordon, para reautorizar su uso.
