El huiro está en veda y solo puede ser recolectado cuando vara
naturalmente pero personas sin permiso lo arrancan indiscriminada con chuzos
provocando un irremediable daño.
Una intensificación en los controles
a plantas picadoras de algas y zonas de varaderos costeros realizan
fiscalizadores del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura Región de Tarapacá
para controlar la extracción ilegal de algas y en particular del huiro palo y
negro, especie en veda de 2013 y que solo puede ser recolectada por personas
inscritas en el registro pesquero y cuando el recurso vara naturalmente o por
efecto de las marejadas.
Así lo explicó el director regional
de Sernapesca Región de Tarapacá, Marcos Moscoso, quien precisó que el Servicio
realiza diversos operativos, el último de ellos junto a uniformados de la
Capitanía de Puerto de Patache en el sector de San Marcos y alrededores.
La recolección de algas en la región
es hoy la principal actividad pesquera artesanal de la que dependen alrededor
de 500 familias, de ahí la preocupación por proteger este recurso que hoy se ve
amenazado ante el aumento de personas no autorizadas que extraen algas y que
usan el “barreteo”, técnica prohibida donde el extractor usando un chuzo u otro
mecanismo arranca la planta viva de raíz.
Mauricio Vargas, encargado regional
de Pesquerías en Sernapesca Tarapacá explicó que el año 2016 fueron
desembarcadas en la región 10.300 toneladas de algas y se incautaron 14 mil
kilos de origen ilegal. A la fecha, el desembarque ya bordea las 6 mil
toneladas y la incautación alcanza los 16 mil kilos por diversas infracciones.
“Esta pesquería es bastante frágil
porque es una especie base en la cadena ecológica que sirve de sustento,
refugio y alimento a otros recursos como mariscos y peces. De allí que lo único
permitido es extraer huiro varado de manera natural, no está autorizado el
barreteo o el uso de fierros u otros implementos. Este año hemos incautado 16
toneladas (16 mil kilos) por transporte sin documentación, por extraer sin
permiso, por huiro barreteado y en plantas que reciben este recurso
indebidamente”, precisó el funcionario.
Esclavos
modernos
Margarita Barahona, dueña de la
planta picadora Shellfish Ltda. de San Marcos, dice estar consciente del
impacto que tienen malas prácticas para la sustentabilidad del alga y la
actividad pesquera. “Nosotros revisamos el alga y cuando vienen a vender
preguntamos si es varado natural, algunos mienten pero hay que revisarla. Hay
mucha gente aquí que subsiste del alga, que tiene a sus hijos estudiando
gracias al alga, entonces que cuiden el alga, no la saquen de forma
indiscriminada para que esta actividad dure a largo plazo”, precisa.
El aumento del precio a China y Japón
– 350 a 400 pesos por kilo de algas- ha generado una intensa presión sobre esta
tradicional actividad pesquera.
Gustavo Tapia, pescador artesanal de
Río Seco, trabaja hace 20 años en la extracción de algas junto a su familia y
una de las situaciones que hoy más les afecta, dice, es la presencia de
extractores ilegales que llegan de otras zonas - algunos buscados por la ley o
drogadictos- a los que llaman “esclavos modernos”, ya que a diario roban o
barretean algas para intermediarios que les pagan en dinero o drogas.
“Estas personas barretean el huiro
porque no les interesa el futuro, nosotros pensamos en que dure en el tiempo,
que sea una alternativa para la gente de aquí, pero ellos vienen, incluso de la
ciudad, trabajan el momento y no quieren nada con la autoridad. Queremos que
esto se regule y trabajar un plan de manejo para cultivar en estas áreas donde
ellos están desolando las rocas”, dice el pescador artesanal.
Los operativos de Sernapesca
continuarán junto a la Armada y servicios policiales por la costa de la región,
medida que se complementa con una nueva normativa vigente que limita a 3
toneladas por recolector la extracción mensual de algas para resguardar la
sustentabilidad del recurso y frenar malas prácticas como el “blanqueo” de
cargas ilegales entre extractores sin permiso y aquellos autorizados que
facilitan su acceso al sistema.