El juego de
salón lo componen un sillón central para dos personas, dos sitiales y dos
sillas, todos hechos en madera nogal, tapizados con brocato y tallados al
estilo de la época, que se encuentran en perfectas condiciones, pese a sus más
de cien años de antigüedad.
Silvio Zerega
Zegarra, Director Ejecutivo de la Corporación, recibió la valiosa donación y
anunció que una vez que se proceda al protocolo de destinación, en los próximos
días, los muebles decorarán una sala en
la Casa de Administración de la Salitrera Humberstone. A la vez recalcó que la
institución siempre está recibiendo donaciones y que éstas se protocolizan con
un acta, para el resguardo de la donación.
En este caso,
dijo que “estamos muy agradecidos, porque sabemos que esto es de una riqueza
invaluable para la familia, por eso es altamente destacable que en vez de
vender estos muebles originales de Europa, lo donen a nuestra Corporación y lo
pongan a disposición del mundo pampino. Este salón se irá a la Casa de
Administración de la Salitrera Humberstone y allá permanecerá”.
Doña Vilma
Presta Rosen tiene ascendencia, rusa por el lado materno; italiana por el lado materno
y chilena porque sus padres, Hernán y Carmen, nacieron en nuestro país.
Su abuelo
paterno, de nacionalidad italiana, Genaro Presta Torrano, cuando se vino de
Europa a Chile, se trajo el fino salón que había encargado a Francia. En
nuestro país tuvo 5 hijos y uno de ellos es el padre de doña Vilma, Hernán
Presta.
Su relación
con la pampa se da porque su abuelo materno, Mauricio Rosen Malaj que era
inmigrante ruso, se casó con una iquiqueña, su abuela Eloísa. Su abuelo tenía
una pequeña fábrica sombreros, en calle Barros Arana y una parte importante
de su producción estaba destinada a los
obreros del salitre. “El era sombrerero y recorría todas las salitreras para
venderlos. De allí parte mi relación con la pampa, porque ese sentimiento
siempre nos lo transmitió nuestro abuelo”, recuerda Vilma.
Y aún más, su
abuelo Mauricio vivía en Iquique para la Masacre de la Escuela Santa María, recuerda doña Vilma.
“El nos contaba que habían muchos niños pampinos, como encerrados, entonces por
iniciativa propia les preparó unos panes y los repartió entre los niños. A los
hombres les llevó cigarrillos. Y por eso fue denunciado y lo iban a deportar,
pero como se enteró arrancó al Perú con su esposa y dos niños… Después de unos
años pudo volver”, recordó emocionada, parte de su historia familiar.
“Por toda esta
historia, por mi familia que a partir de mis abuelos se instaló en Chile y una
parte en Iquique, es que quiero que estos muebles estén en Humberstone, porque
además, son de la época del auge de las salitreras”, concluyó.